martes, 31 de enero de 2017

MAMÁ, DE MAYOR QUIERO SER POLITICAMENTE CORRECTO

Tengo un problema, mejor dicho tengo dos problemas, el primero es mi tendencia a la incorrección política, el segundo es que no sé de que demonios puedo escribir sin ofender a uno o a otro. Hagamos un repaso: puedo escribir de política y de los políticos. Pero con la enorme polarización del ciudadano español, su mundialmente reconocida capacidad de interpretación de la información que recibe (manipulada por los voceros de los distintos partidos) y su no menos reconocida tradición democrática, ya me contaran que puedo decir sin ofender. Así que mejor me callo.
Quizás estaría bien hablar de un tema más ligero: de fútbol. Me acabo de meter en un fangal, olviden que lo he dicho. A mi me gusta el fútbol, sigo a un equipo, concretamente al Barça, a pesar de que mi primera asistencia a un partido de primera división fue en el campo del Español, por deseo de mi padre, luego yo decidí, en la adolescencia, que no acababa de ser divertido seguir a un equipo que perdía mucho, mi equipo tenía que ganar mucho y yo disfrutar en consonancia con sus victorias, en caso contrario la cosa perdía gracia. Y claro entre el Madrid y Barça que eran y siguen siendo los que ganan, Madrid me quedaba lejos, así que no tuve dudas. Pero eso mucha  gente no me lo va a perdonar y encontrará mil razones esotericas para atosigarme, así que no hablaré de fútbol.
De feminismo puedo escribir, eso está de moda. Pero no sé, no sé, porque yo creo que la cuestión se está llevando de una forma tan lamentable que ni calzado con Chirucas te puedes meter ahí. Me quedo "pasmao", pero "pasmao", cuando escucho a un político/a soltando un discurso acerca, por ejemplo, de la polución bancaria, nombrando a gestores/as, ciudadanos/as, clientes/as, afectados/as, con lo que su discurso que tendría que durar diez minutos dura veinte. Además mis queridos niños/as me quedo ligeramente molesto cuando el conferenciante al nombrar a personas, no añade "y personos". Entiéndo que al decir cabeza no diga cabezo, hasta ahí llego, pero lo de los "personos" me tira de la sisa. Y ya que estamos ¿nadie ha pensado que con esta costumbre tan políticamente correcta lo único que se logra es cavar una zanja entre sexos?. Pues no, parece que no, llegar a esa conclusión es políticamente incorrecto, y si lo dices es preferible que sea en voz baja. Y sobre todo vigila a quien se lo dices porque esta noche no follas. Aunque eso no es tan grave, siempre habrá otra/o que esté por la labor de cruzar la zanja.
Ya está, podría escribir sobre terrorismo, eso también está de moda. ¡Ay Virgen del Amor Hermoso! lo que acabo de decir, ahí si que me dejo las Chirucas bien metidas en el barro y tiene que venir el SAMUR a sacarme. En cuanto algún bárbaro mata de una sola vez a un montón de gente, tengo que soportar a tontos bienintencionados, soltar el contra argumento más sobado del mundo, el que todo lo justifica: "pero no todos son igual". Pues claro que no, cerullo, claro que no, pero usar el plural cuando hay número o entorno suficiente es valido, ¿no ves que si aceptas la corrección política y el buen uso de la frase estas cargando tú con el pecado?. ¿Como?, dice el bienintencionado. Pues si, hombre, porque a continuación viene aquello de: "siempre tenemos que sufrir vuestros ataques por no tener..." "mi único pecado es ser...", "claro, eso pasa por..". No te quejes bienintencionado, tu le has has dado la música, él solo pone la letra.  Yo he llegado a pensar que el inventor de la frase, cuando la usó por primera vez, estaba sufriendo un episodio pasajero de cretinismo agudo. Es posible que en aquel caso tuviese razón, vete a saber, y en otros también puede tenerla, pero no la suficiente para que la use todo el mundo temiendo que de no hacerlo se le acuse de políticamente incorrecto.
¿Y si ahora que está el tema movidito me lanzo a escribir de nacionalismos?. Pues va a ser que no, queridos y queridas, ya que resulta que yo me siento tan catalán como Woody Allen y tan español como Groucho Marx, con lo cual las hostias me iban a caer desde alturas meritorias y procedentes de los cuatro puntos cardinales. Y eso si que no, que el dolor me causa un desasosiego enfermizo. No sería justo si no agradeciese haber nacido en un lugar como Barcelona (España) y no en Zambia, Sudan, El Chad, Mongolia o Islandia (con el frío que hace). Pero eso es pura casualidad, no depende de ningún político y ni de sus aspiraciones personales. No es motivo suficiente, ni me causa agradecimiento tan grande como para darme mala vida defendiendo causas que no son mías.
Siempre queda la economía para gastar unas cuantas letras: al respecto solo puedo decir que estoy levemente arruinado y no sé como hacerlo para convertirme en un tipo asquerosamente rico, así que me conformo y me callo.
Pues la verdad es que no sé de que demonios escribir. Aunque quizás si. Podría escribir un cuento que empezase: "En un paradisíaco paraje, una granja de una belleza sublime se alzaba rodeada de pinos y vacas. Ellas, las vacas, pacían algo más lejos de la paz bucólica que reinaba en la granja, lo hacían en un mar de verdor alimenticio donde solo, de vez en cuando, las molestaba el rumor del tren que pasaba cerca. A las vacas, un día, alguien llegado de la ciudad brumosa, de edificios con balcones de los que colgaban banderas les explicó acerca de la necesidad de la corrección política en su comportamiento y manifestaciones. Ellas ahora pacen tranquilamente mirando como por las vías circula un tren (es bien sabido que esa es la ocupación que las vacas ejecutan con mayor perfección). De vez en cuando una o dos vacas desaparecen y en la tasca del pueblo una pizarra anuncia que aquel día hay solomillo de vaca políticamente correcta en el menú".
¿No queda bien el cuento, verdad?. Huele a incorrección política que te cagas.
Pues de verdad, no sé de que voy a escribir.
Sexo, marisco y rock and roll, colegas y "colegos".

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