martes, 30 de mayo de 2017

CAPITULO QUINCE DE "ASESINATOS Y OTROS ALTERCADOS"


CAPITULO QUINCE

El lunes Paquete estaba nervioso y cabreado.
El lunes yo estaba nervioso y cabreado.
Un bonito empate técnico.
-Tú a la policía y yo a Baliarda, así quedaremos los dos felices y satisfechos, o al menos con la conciencia tranquila, -le dije a Paquete.
-Y una mierda me quedaré con la conciencia tranquila, -respondió.
Ya he dicho que en los últimos días se le estaba dulcificando el carácter.
Ilustración Rosa Romaguera Fontanals
-Es lo que hay, colega. Quedamos que este era mi bussines y que tú solo ayudabas, quedó claro que yo mandaba. No te quejes, te doy la oportunidad de que te sientas satisfecho contigo mismo dando información a quien crees que la merece. Claro que lo harás solo hasta el punto que yo te permito, pero algo es algo. Hasta ahora nunca había metido a la policía en un asunto que afectaba a un cliente. Me gano la vida con esto, me debo al cliente.
Olvidé decirle que si se lo permitía en parte era debido a que no podría impedírselo. Más posibilidades tenía él de impedirme a mi entregarle el informe a Baliarda, en realidad solo tenía que echarme a la policía encima. Pero no lo iba a hacer. Códigos de tipos duros, lealtades entre matones, esas cosas.
-¿Solo es eso?, te debes al cliente, -Paquete ya no estaba nervioso y cabreado, estaba muy nervioso e igual de cabreado.
-No, no es solo eso, yo también quiero tener la conciencia tranquila: tu viaje a la comisaría es mi coartada para que llegado el caso no me sienta como una mierda.
-¿Y por qué te vas a sentir como una mierda?.
-Porqué es posible que tengas razón y entregarle la información a Baliarda sea una mala idea, tan posible como que entregársela a la policía sea una inutilidad y además una mala idea. Pero en el fondo hay otra razón: estoy haciendo lo posible para que un amigo no se sienta mal, tú deberías hacer lo mismo.
-¿Desde cuando somos amigos?.
-No lo sé, calcula tú mismo el tiempo si te apetece. Me largo, no quiero que acabemos a hostias, no sería buena idea.
-No, no lo sería, ¿cuando vas a entregarle el informe a tu cliente?.
-Hoy, a no ser que creas que soltarme un par de tiros sea una buena idea.
-Una idea excelente, pero uno no siempre puede darse el gusto.
Empecé a caminar dejando a Paquete rumiando algo que le corroía. A los cuatro pasos escuché su voz llamándome. Me giré, ladeaba la cabeza y hacía algo con la boca que parecía una sonrisa.
-Pensaré en tu solicitud de amistad,-dijo.
Dio la vuelta y se largó.


Pasé por el locutorio, tecleé en mi ordenador un informe más o menos completo y se lo envié a Baliarda. También le decía que estaba confeccionando la liquidación de gastos. En realidad aquella era la manera más taimada y sutil que se me ocurrió para comunicarle que me borraba de aquel lamentable asunto, en caso de que insistiese ya se me ocurriría algo.
Por ejemplo que había contraído la escarlatina.
O que estaba embarazado.
Si se le ocurría enviarme a Ayoub, le clavaría el cuchillo jamonero, -que tengo en la cocina a la espera de que cualquier día me compre un jamón-, en el estomago antes de que pudiera levantar el mini bate de béisbol. También decidí que a partir de aquel momento no entraría en casa sin comprobar que en la zona oscura donde se escondió en aquella ocasión estaba libre de su presencia.
A media tarde pude comprobar que Fausto Baliarda era un caballero de la vieja escuela. Me respondió que de acuerdo. Me felicitaba y me comunicaba que cuando le enviase la liquidación la conformaría y le daría instrucciones a Ámbar para cancelar la deuda que tenía conmigo.
O sea que aquel fulano aun estaba dispuesto a darme más dinero.
Acabaría convirtiéndose en mi ídolo.
Era la hora de la telenovela venezolana y el locutorio era un remanso de paz. Lena había puesto en el reproductor de C.D. un compacto de Carlitos Gardel y solo faltaba una pareja bailando los tangos para que aquello pareciese un rincón de La Boca.
Gardel le decía a un barman invisible:

“Eche amigo nomás la última copa; echeme y llene
hasta el borde la copa de champán
Que esta noche de farra y alegría
El dolor que hay en mi alma quiero ahogar”

La verdad es que en asuntos de mujeres y alcohol los argentinos y yo no acabamos de ponernos de acuerdo. Creo honestamente que el champán sirve para conquistarlas, para ahogar las penas, para olvidarlas o al menos intentarlo, no hay como el whisky. Se lo dije a Lena, meneó la cabeza, se arregló el peinado con la mano y dijo: -Che, decíme ¿qué cosa no te arregla el whisky a vos?.
Me quedé un rato pensando y se me ocurrieron un buen número de respuestas, pero no le dije ni una sola a Lena, sabía que si lo hacía íbamos a empezar una discusión inútil.
Ella también lo sabía, así que no insistió.
Al poco rato entró un tipo de unos cincuenta años, habló un momento con Lena, ella me señaló y el hombre vino hasta mi mesa. Me dijo que se llamaba Carreño, o algo parecido, me tendió la fotografía de su esposa, la fotografía del Volvo deportivo, el número de la matricula, me puso al tanto de algunas de las costumbres de su esposa y terminó contándome que estaba muy triste.
El resumen era que cuando su esposa regresara de unos días de vacaciones yo debía seguirla y comprobar que sus sospechas eran ciertas.
“hasta arriba la copa de champán” como diría Carlitos.
Luego se fue.
Pero aquel era un buen día para el negocio porque antes de cerrar el locutorio, un tipo delgado, bien vestido y con cara de susto se acercó a mi mesa para contarme que unos hermanos, dos en concreto, querían hacerle una cara nueva.
A su cara no le pasaba nada que no arreglase un buen afeitado, así que alguien debía tener malas intenciones. Entendí su cara de susto, lo de arreglarte la cara a hostias es un proceso doloroso y normalmente la cara nueva no mejora la antigua.
-¿Quién le quiere hacer una cara nueva?.
-Los hermanos de mi novia.
-¿No les gusta usted como cuñado?.
-No, no es eso, ella dice que la he dejado embarazada.
-¿Y no lo ha hecho?.
-No, hace un par de años me sometí a una vasectomía, lo hice para evitar este tipo de situación. Tengo un informe médico que así lo demuestra.
-¿Y cual es el problema?.
-Qué antes de que pueda sacar el informe médico las dos bestias me romperán la cara. Yo lo que le pido es que el día que me encuentre con ellos usted me acompañe y consiga el lapso de tiempo suficiente para poder enseñar el informe, luego si ellos quieren me someteré a las pruebas que me pidan. Le pagaré quinientos euros.
-¿Quién le ha dicho que acuda a mi?.
-Por el barrio corre la voz de que usted es un tipo duro y bastante honesto.
Lo de “bastante” me gustó, siempre deja un margen para fintar.
-¿Son muy bestias ese par?.
-Mucho.
-Son quinientos euros por bestia, pagaderos por adelantado.
-Mil euros, de acuerdo, pero no los llevo encima.
-Me los dará antes de entrar a la reunión.
-¿Vendrá armado?.
-No será necesario.
-¿Y que pasa si pueden con usted?.
-Sencillo. Mientras me forran a bofetadas usted corra hasta la comisaría más próxima, dígales que me están matando.
-Bueno, si es así como dice, ya podría ir antes a la comisaría y me ahorraría los mil euros.
-Inténtelo si quiere pero se va a llevar un disgusto, la policía no actúa si no hay sangre. La posibilidad de una muerte no les afecta, necesitan ver al muerto. Con un muerto si se mueven, pero eso al muerto no le sirve.
-Si, ya lo sé, quería ver lo que me decía. Le pagaré los mil euros.
-Perfecto, avíseme cuando haya concertado la entrevista.
-Lo haré.
-Permítame una última pregunta, ¿le ha dicho a la futura madre que usted no puede ser el padre de la criatura?.
-No.
-Cuénteme la razón, soy muy curioso.
-Si hay mala fe, y le aseguro que la hay, prefiero tomarla por sorpresa, y que usted esté presente.
-Claro, no es mala estrategia, espero su llamada.
Mientras el tipo delgado y elegante se alejaba pensé que si aquello seguía a aquel ritmo me iba a hacer rico.
Rico y con una cara nueva.
A lo segundo estaba acostumbrado, pero lo de pasar unos días con dinero en el bolsillo me motivaba.
Aquella noche, Mabel, mi ex esposa vino a verme de nuevo: los vecinos de arriba les habían inundado el piso y el seguro no le cubría los gastos.
Me costó quinientos euros y una buena retahíla de reconvenciones por no darle mil más que era lo que ella decía que necesitaba.
Yo necesitaba una maquina del tiempo que me trasladase dos horas antes de conocer a Mabel. De hecho aquel día estuve dudando en acercarme a ella o a su amiga, estaban las dos en la misma discoteca, sentaditas en la barra, cruzaban las piernas como dos colegialas pudorosas. Dudé entre las tetas de Mabel o los ojos almendrados de su amiga.
Escogí a la que mejor olfato tenía para detectar dinero en mi bolsillo.


Al día siguiente me llamó Ámbar. El señor Baliarda estaba de viaje, permanecería fuera dos o tres días, ella me llamaría cuando su jefe hubiese revisado y conformado el informe, la nota de gastos y mis conclusiones.
En realidad yo no había llegado a ninguna conclusión, simplemente le contaba lo que había averiguado, pero no era cuestión de ponerse a discutir.
Fuera como fuese me pareció estupendo. En realidad con lo que hasta aquel momento había cobrado me consideraba suficientemente pagado, pero si la generosidad de Baliarda llegaba más lejos, ni yo ni Mabel nos quejaríamos.
A las doce de aquel día una mujer rubia con minifalda y un buen escote entró y tuvo una corta conversación con Lena, luego se acercó taconeando con firmeza. Tenía buenas caderas y su rostro me recordaba a alguien, pero no supe de que se trataba hasta que me escupió en la cara.
Luego se largó.
Ya he dicho que este negoció no tiene demasiado futuro pero la diversión está garantizada.
Lena se acercó con la caja de pañuelos de papel que siempre tiene sobre la mesa y me la tendió.
-¿Qué le hiciste?.
-Espionaje industrial, mi informe hizo que la despidieran.
-Supongo que la contrataron en la otra empresa.
-Roma no paga a los traidores, además ni siquiera era una información valiosa por lo que pude deducir.
-¿Sabes querido?, deberías dedicarte a otra cosa, te estás estropeando.
-Nací ya algo estropeado, ¿te he contado en alguna ocasión lo de mi ángel de la guardia?.
-Diez veces y supongo que aun me quedan algunas por escuchar.
En aquel momento el teléfono repiqueteó con una alegría, que a mi juicio estaba absolutamente injustificada. Lena se alejó para atender la llamada. Escuchó un momento y me señaló con el dedo antes de pasarme la llamada.
El tipo delgado y elegante que tenía miedo de que le rompiesen la cara y prefería que me la rompieran a mí, preguntaba si al día siguiente a las doce de la mañana me iría bien estar en su casa. Pasaría a buscarme por el locutorio.
Le dije que era una hora estupenda.
Si te rompen la cara a las doce del mediodía, difícilmente te convendrá almorzar. O sea que ahorras y de paso mantienes la línea.
De nuevo me preguntó si iría armado.
Le respondí que no.
Era una verdad a medias.
No hay verdades sin capar, de la misma manera que no hay eunuco que no sufra por no poder beneficiarse a las mujeres que vigila para que no se las folle el vecino de la jaima de al lado.
Lo dijo Spinozza o cualquier otro de esos tipos que se pasan la existencia pensando para llegar a conclusiones evidentes. Aunque ellos lo dicen de una manera muy complicada para que se note que son la hostia de inteligentes. Evidentemente me estoy refiriendo a lo de las verdades a medias.
Por ejemplo, para explicar lo de los eunucos necesitaría cien páginas.
Lo de la verdad capada viene a cuento de que si llenas un calcetín con bolas de acero y el tipo en cuestión se acerca lo suficiente le puedes descalabrar con cierta facilidad.
Yo, en casa tenía ambas cosas, calcetines y bolas de acero.
Si han tomado nota no olviden que el calcetín tiene que ser resistente


A las once pasó a buscarme, estaba aun más elegante que el primer día, vestía unos pantalones gris perla, una camiseta de cuello redondo y una chaqueta negra que brillaba como si la acabase de sacar de la caja. Tal vez era que la estrenaba para la ocasión. Hay gente a quien le gusta estar elegantes hasta el día de su funeral. A las once y media estábamos en su casa, me enseñó el certificado de “eunucación pasiva” y el par de fotocopias que yo le había recomendado que hiciera.
Parecía bueno.
Mientras se lo creyesen los dos hermanos a mí ya me servía.
Me ofreció algo para beber.
Le dije que no, aunque en realidad me hubiese venido bien hasta un vaso de agua, mientras tuviese color de whisky.
A las doce en punto llegaron.
Venía toda la familia, la niña y los dos hermanos.
La niña tenía más horas de vuelo que el último Concorde.
Los hermanos más o menos, pero en imbécil suburbano.
La niña, a juzgar por la forma de la camiseta ceñida llevaba un piercing en el pezón derecho.
Los hermanos, por el contrario, no parecían ir armados.
Cuando me vieron preguntaron que quien era yo.
-El padrino, por parte del novio,-repuse.
Nadie se rió.
Toqué disimuladamente mi bolsillo, la presencia del calcetín me tranquilizó.
-Esto se tiene que arreglar de una manera o de otra, -dijo el que hacía de policía malo.
-Esperamos que sea de una forma civilizada,-apostilló el policía bueno.
La minifalda de cuero de la infanta, en caso de necesidad podía servir de atuendo nupcial.
-¿Me permiten?.-dije cogiendo una fotocopia del certificado de eunucación y pasándoselo al hermano que parecía más capaz de leer sin caer en una catatonia profunda.
-¿Y esto que coño es? –dijo el otro hermano alargando el cuello.
-Quien leía mejor y más rápido de los tres era la infanta. Fue ella quien cogió el certificado y lo rompió en cuatro pedazos.
-Hijo de puta, -dijo dirigiéndose al novio.
-Cogí la segunda fotocopia y se la pasé al hermano malo. La infanta se sentó en el sillón y cruzó las piernas de forma que pudiéramos comprobar que era una chica obediente y se ponía bragas tal como le recomendaba mamá.
El tipo elegante sudaba en un rincón.
El hermano malo le pasó el certificado al hermano bueno que lo leyó apoyando el dedo en el papel para reseguir las líneas.
-¿Y esto que quiere decir?, -le pregunto al hermano malo que debía tener el estatus de hermano listo y aclaraba, por tanto, las dudas en cuestiones complicadas, y tomaba las decisiones no meramente académicas. O quizás simplemente era el mayor y le tocaba por orden sucesorio.
-Qué aquí el andova es una especie de impotente,-dijo componiendo su mejor expresión de científico en horario de clase.
-Bueno, no es eso exactamente, -dijo secándose el sudor, el interpelado.
Le miré mal y se calló.
-Bueno pero se ha follado a nuestra hermana ¿no?, -dijo el que le costaba más leer.
-Mal, pero si, -afirmó la infanta metiéndose una pastilla de chicle en la boca.
-Y vuestra hermana se ha follado a media ciudad, así que si buscáis con interés a otro primo, seguro que cuela, -lo dije mientras le guiñaba el ojo a la infanta que se encogió de hombros desdeñosamente.
-Chulo de mierda, no te creas que nos vas a acojonar, -dijo el malo dando un paso adelante.
Le estampé el calcetín en la mandíbula y con el mismo movimiento lo volví a guardar en el bolsillo dejando la mano allí por si acaso.
El más bueno de los hermanos miraba al otro, quien en el suelo, con una mano en la mandíbula murmuraba quejidos del todo convincentes.
Aunque no imprimas fuerza excesiva, si haces impactar un calcetín llenos de bolas de acero en la mandíbula de un tipo, este tiene la sensación de que se está peleando con un peso pesado y que le acaban de cazar con un gancho de izquierda.
Por supuesto si el peso pesado es zurdo.
-Pues si que…,-dijo la infanta levantándose y meneando la cabeza con disgusto cristianamente asumido. Anda recoge a Hilario y vámonos pa casa, que aquí ya no tenemos na que hacer. Y tú, cuando vayas caliente, pagando como todo el mundo, que por la jero se ha acabao,-le dijo mirando apenas a su ex novio.
La nuez de Adán del tipo elegante andaba rapeando en su cuello.
Cuando los tres hermanos se largaron, pregunté: ¿ese whisky que me había ofrecido todavía anda por ahí?.
No era whisky, era bourbon. Concretamente Four Roses.
He hecho cosas mucho peores en mi vida que trasegar un lingotazo de Four Roses, así que me lo bebí con el respeto debido.
Bueno en realidad no fue un lingotazo, fueron dos.
-¿Y que hago si vuelven?, -el tipo elegante no acababa de ver claro que su seguridad estuviese garantizada.
-Hábleles de mi, seguro que me recuerdan. Y con ella, pues ya sabe: pagando como todo el mundo, aunque yo le recomendaría que cambiase de novia. Si quiere le presento a mi ex mujer, ella jamás le haría una cosa así.
Le dejé meditando acerca de la conveniencia de que le presentase a mi ex mujer.
Aun no había llegado a la esquina cuando me alcanzó.
-Disculpe, creo que no le he agradecido lo suficiente su trabajo, ha manejado muy bien la situación.
-Y usted ha cumplido su parte, me ha pagado. Ahora cuando le he visto llegar pensé que después de pensarlo mejor había decidido conocer a mi ex mujer.
-No, no es eso, -el tipo sonreía, -he pensado que me gustaría invitarle a almorzar, aquí cerca hay un restaurante más que digno, -señalaba un local con buena pinta justo enfrente de su domicilio..
Le entendí perfectamente: tenía miedo de que los hermanos regresaran.
Acepté, tenía apetito. Los hermanos no iban a regresar, cualquier perdedor sabe que no merece la pena insistir cuando juegas en campo contrario. La niña se lo había dicho: “vámonos, aquí no tenemos nada que hacer”.
Y ella sabía de qué hablaba, era quien llevaba el cerebro en su círculo familiar.
El tipo elegante no me había mentido, el restaurante era más que digno.
Después de comer seguía teniendo miedo, pensé que me iba a invitar al cine.
No lo hizo y regresé al locutorio.
Lena me contó que no había hecho nada más que marchar con el tipo delgado y había llamado el cliente que temía que su esposa le estuviese dando mal uso al Volvo que le había regalado. Su esposa acababa de regresar de vacaciones y quería que empezase el seguimiento de forma inmediata.



























NOTA DE PRENSA.-
20 Minutos 09/02/2012

Los Mossos de Escuadra irrumpieron ayer en una de las joyerías Rabat situada en el Paseo de Gracia de Barcelona para efectuar un registro por orden del juez que investiga la causa abierta contra narcotraficantes, confidentes y agentes policiales.
Según fuentes próximas a este caso, los Mossos, algunos de los cuales vestían de paisano, ejercieron de policía judicial para buscar documentos en la joyería que acrediten la compra de unos relojes de lujo que supuestamente llevó a cabo uno de los confidentes policiales investigados en la supuesta trama de corrupción policial.
El dueño de la joyería Rabat que ayer fue registrada por los agentes, ya fue citado a declarar por el juez como testigo y preguntarle sobre la operación de compra de estos relojes de lujo, ya que se investiga si fueron regalados por este confidente a agentes y mandos policiales.


NOTICIA DE PRENSA.-
20 Minutos, edición en catalán
27/02/2012

ROBAN TODO AQUELLO QUE COTENGA COBRE
Los ladrones se llevan cualquier cosa, desde pomos de puerta hasta conducciones de agua i gas con el riesgo que eso comporta. Los Mossos efectúan cada día cuatro detenciones por estos delitos.

Cables de ascensor, pomos de puerta y lámparas de latón, interfonos metálicos, barandas, buzones antiguos de latón cromado… y hasta conducciones de cobre de agua y gas e incluso los mismos contadores. Los ladrones roban cualquier elemento de las fincas de vecinos que contenga cobre, níquel o algún otro metal que puedan revender en el mercado negro, sin importarles el riesgo que generen y las molestias que puedan ocasionar.
A principio de mes, por ejemplo tres muchachas entraron en un edificio situado en la confluencia de las calles Bailen y Consejo de Ciento, en la derecha del Eixample y arrancaron el contador de gas y parte de las conducciones. Consecuentemente el gas comenzó a escapar con el peligro que ello comportaba para la comunidad.
“Entran y se llevan las conducciones del gas hasta allí donde pueden, con las consecuencias que eso supone para los vecinos, además del lío que comporta cambiar la instalación, explicó a 20 Minutos Josép María Aguilá Bonfill miembro de la Junta de Gobierno del Colegio de Administradores de Fincas de Barcelona-Lerida”.
No son casos excepcionales. Recientemente unos ladrones entraron en dos inmuebles de las calles Gavá y Begur de los barrios limítrofes de La Bordeta y Sants-Badal respectivamente y arrancaron los contadores y las conducciones del agua dejando sin suministro a los vecinos.
Para acabarlo de arreglar, algunas compañías de seguros equiparan estos actos a pintadas, rayadas en los ascensores etc., o sea actos de vandalismo y no se hacen cargo de los desperfectos, denuncia el señor Aguilá, quien cree que el castigo que reciben los ladrones es insuficiente. “Es posible que lo hagan por necesidad, pero si los cogen no les hacen nada, lo que provoca que las victimas que pierden horas en comisaría caigan en el desanimo y la pasividad” se lamenta Aguilá.
Los ladrones no se limitan a robar en bloques de pisos, también lo hacen en la calle. Se han dado casos de sustracciones de tapas metálicas de la red de suministro en Granollers, asimismo de conducciones en la calle y en empresas.
Desde 2009 se han multiplicado por doce los robos con fuerza en empresas, pasando de doscientas cincuenta y tres a tres mil doscientas veintiséis el año pasado. Es por eso que los Mossos de Escuadra pusieron en marcha en 2011 un Programa Operativo Específico del Metal (POE). En el marco de este dispositivo, según ha podido saber este diario, la policía realizó veintisiete mil seiscientos ochenta y dos controles policiales en Cataluña, que consistieron sobre todo, en registrar furgonetas sospechosas de transportar cobre robado. También se llevaron a término novecientas catorce inspecciones a almacenes de desechos para comprobar si había material robado y se practicaron mil quinientas noventa y cinco detenciones. Los Mossos prefieren no valorar los resultados del primer año de funcionamiento del POE al no poder comparar datos ya que los registros anteriores no lo permiten.


SENTENCIA EJEMPLAR.-
La Guardia Urbana arrestó a un hombre, cuando en Septiembre de 2010, intentaba robar el cableado de los semáforos (que dejaron de funcionar) de una zona en obras de la Ronda del General Mitre. La Audiencia de Barcelona ha confirmado ahora la sentencia de un año de prisión y al pago de una multa de trescientos treinta euros por una falta de hurto en grado de tentativa y por un delito contra la seguridad viaria, ya que se entiende que originó “un grave riesgo para la circulación.”