Tengo un
problema, mejor dicho tengo dos problemas, el primero es mi
tendencia a la incorrección política, el segundo es que no sé de
que demonios puedo escribir sin ofender a uno o a otro. Hagamos
un repaso: puedo escribir de política y de los políticos. Pero
con la enorme polarización del ciudadano español, su
mundialmente reconocida capacidad de interpretación de la
información que recibe (manipulada por los voceros de los
distintos partidos) y su no menos reconocida tradición
democrática, ya me contaran que puedo decir sin ofender. Así que
mejor me callo.
Quizás estaría bien hablar de un tema más ligero: de fútbol. Me
acabo de meter en un fangal, olviden que lo he dicho. A mi me
gusta el fútbol, sigo a un equipo, concretamente al Barça, a
pesar de que mi primera asistencia a un partido de primera
división fue en el campo del Español, por deseo de mi padre,
luego yo decidí, en la adolescencia, que no acababa de ser
divertido seguir a un equipo que perdía mucho, mi equipo tenía
que ganar mucho y yo disfrutar en consonancia con sus victorias,
en caso contrario la cosa perdía gracia. Y claro entre el Madrid
y Barça que eran y siguen siendo los que ganan, Madrid me
quedaba lejos, así que no tuve dudas. Pero eso mucha gente no
me lo va a perdonar y encontrará mil razones esotericas para
atosigarme, así que no hablaré de fútbol.
De feminismo puedo escribir, eso está de moda. Pero no sé, no
sé, porque yo creo que la cuestión se está llevando de una forma
tan lamentable que ni calzado con Chirucas te puedes meter ahí.
Me quedo "pasmao", pero "pasmao", cuando escucho a un político/a
soltando un discurso acerca, por ejemplo, de la polución
bancaria, nombrando a gestores/as, ciudadanos/as, clientes/as,
afectados/as, con lo que su discurso que tendría que durar diez
minutos dura veinte. Además mis queridos niños/as me quedo
ligeramente molesto cuando el conferenciante al nombrar a
personas, no añade "y personos". Entiéndo que al decir cabeza no
diga cabezo, hasta ahí llego, pero lo de los "personos" me tira
de la sisa. Y ya que estamos ¿nadie ha pensado que con esta
costumbre tan políticamente correcta lo único que se logra es
cavar una zanja entre sexos?. Pues no, parece que no, llegar a
esa conclusión es políticamente incorrecto, y si lo dices es
preferible que sea en voz baja. Y sobre todo vigila a quien se
lo dices porque esta noche no follas. Aunque eso no es tan
grave, siempre habrá otra/o que esté por la labor de cruzar la
zanja.
Ya está, podría escribir sobre terrorismo, eso también está de
moda. ¡Ay Virgen del Amor Hermoso! lo que acabo de decir, ahí si
que me dejo las Chirucas bien metidas en el barro y tiene que
venir el SAMUR a sacarme. En cuanto algún bárbaro mata de una
sola vez a un montón de gente, tengo que soportar a tontos
bienintencionados, soltar el contra argumento más sobado del
mundo, el que todo lo justifica: "pero no todos son igual". Pues
claro que no, cerullo, claro que no, pero usar el plural cuando
hay número o entorno suficiente es valido, ¿no ves que si
aceptas la corrección política y el buen uso de la frase estas
cargando tú con el pecado?. ¿Como?, dice el bienintencionado.
Pues si, hombre, porque a continuación viene aquello de:
"siempre tenemos que sufrir vuestros ataques por no tener..."
"mi único pecado es ser...", "claro, eso pasa por..". No te
quejes bienintencionado, tu le has has dado la música, él solo
pone la letra. Yo he llegado a pensar que el inventor de la
frase, cuando la usó por primera vez, estaba sufriendo un
episodio pasajero de cretinismo agudo. Es posible que en aquel
caso tuviese razón, vete a saber, y en otros también puede
tenerla, pero no la suficiente para que la use todo el mundo
temiendo que de no hacerlo se le acuse de políticamente
incorrecto.
¿Y si ahora que está el tema movidito me lanzo a escribir de
nacionalismos?. Pues va a ser que no, queridos y queridas, ya
que resulta que yo me siento tan catalán como Woody Allen y tan
español como Groucho Marx, con lo cual las hostias me iban a
caer desde alturas meritorias y procedentes de los cuatro puntos
cardinales. Y eso si que no, que el dolor me causa un
desasosiego enfermizo. No sería justo si no agradeciese haber
nacido en un lugar como Barcelona (España) y no en Zambia,
Sudan, El Chad, Mongolia o Islandia (con el frío que hace). Pero
eso es pura casualidad, no depende de ningún político y ni de
sus aspiraciones personales. No es motivo suficiente, ni me
causa agradecimiento tan grande como para darme mala vida
defendiendo causas que no son mías.
Siempre queda la economía para gastar unas cuantas letras: al
respecto solo puedo decir que estoy levemente arruinado y no sé
como hacerlo para convertirme en un tipo asquerosamente rico,
así que me conformo y me callo.
Pues la verdad es que no sé de que demonios escribir. Aunque
quizás si. Podría escribir un cuento que empezase: "En un
paradisíaco paraje, una granja de una belleza sublime se alzaba
rodeada de pinos y vacas. Ellas, las vacas, pacían algo más
lejos de la paz bucólica que reinaba en la granja, lo hacían en
un mar de verdor alimenticio donde solo, de vez en cuando, las
molestaba el rumor del tren que pasaba cerca. A las vacas, un
día, alguien llegado de la ciudad brumosa, de edificios con
balcones de los que colgaban banderas les explicó acerca de la
necesidad de la corrección política en su comportamiento y
manifestaciones. Ellas ahora pacen tranquilamente mirando como
por las vías circula un tren (es bien sabido que esa es la
ocupación que las vacas ejecutan con mayor perfección). De vez
en cuando una o dos vacas desaparecen y en la tasca del pueblo
una pizarra anuncia que aquel día hay solomillo de vaca
políticamente correcta en el menú".
¿No queda bien el cuento, verdad?. Huele a incorrección política
que te cagas.
Pues de verdad, no sé de que voy a escribir.
Sexo, marisco y rock and roll, colegas y "colegos".