sábado, 3 de diciembre de 2016

Muchas veces he sentido la tentación de escribir sobre la Fiesta Nacional, si no lo he hecho ha sido para no herir susceptibilidades. Finalmente he decidido ceder a la tentación, voy a hacerlo de manera extremadamente cuidadosa, procurando ser objetivo y respetuoso por mucho que me cueste, así si alguien se ofende será él el responsable, no yo. Vamos a empezar por el lío que se está montando con la prohibición de las corridas en Cataluña (me refiero a las de toros, las que afectan al sexo están permitidas). La prohibición por parte de la Generalitat es pura política, si al señor Mas, Puigdemont o Iceta la corrida en cuestión les diese un solo voto, les veríamos en el tendido de sol con sombrero cordobés fumándose un puro (quizás el señor Iceta prefiriese una pamela, pero eso son detalles). Cuando se celebró la última corrida en Barcelona (de toros) la Monumental se llenó hasta la bandera y se vendió como el deseo de los catalanes de ver toros, sin aclarar que vinieron autocares de toda España para llenarla, como si en sus ciudades de origen no hubiesen corridas. No nos engañemos, a los catalanes, mayoritariamente, los toros no nos van, no entremos a dilucidar quien organizó y pagó la movida de los autocares, ya ni recuerdo quien era presidente de España en aquella ocasión ni a que partida presupuestaria se pudo cargar. Pero eso también fue política. Y también es política que el gobierno central impulse una nueva movida para que haya corridas de toros en Cataluña (las otras les da lo mismo), basándose en que es la única región que se opone y olvidando que hace ya muchos años que Canarias los ha prohibido y que en más de una ciudad de España la plaza languidece tanto como se llena en otras ciudades.
Vayamos ahora a las críticas que los aficionados a la Fiesta reciben de parte de los antitaurinos. Si alguien nace en un lugar donde cada bar o restaurantes tiene cabezas de toros degollados colgando de una panoplia y carteles de héroes en traje de luces marcando paquete embellecido por una coquilla, no es necesario ni que le guste el espectáculo, simplemente se acostumbra a considerarlo normal, la Fiesta es una tradición y listo, no va más allá. Si resulta que tenemos refranes que rezan "es más rico que un torero", si en determinados programas de televisión de máxima audiencia nos enseñan que las más bellas se casan con toreros, nos acostumbramos a ver al toro como una herramienta para que los mejores triunfen, así que yo voy con mucho cuidado en insultar a mis conciudadanos por ser afectos a la Fiesta, sería poco elaborado acusarlos de crueldad o falta de raciocinio, simplemente creo que están equivocados, aunque es cierto que me reservo determinados epítetos muy poco respetuosos para casos como el del Toro de la Vega y barbaridades semejantes. Me voy a permitir una reflexión: si a mucha gente que les gusta o tolera la Fiesta les llevasen a China y les hiciesen ver como respetables ciudadanos se hacinan alrededor de un pozo donde una cabra atada a una estaca bala aterrorizada esperando la salida del tigre hambriento que la va a despedazar, pensarían que es un espectáculo cruel y rechazable, hasta inadmisible. Pues no hay tanta diferencia, el hecho de que en la Fiesta quien mata es un congénere y no un tigre, a mi personalmente, no acaba de convencerme.

Bueno, en fin, supongo que ha quedado claro que no soy afecto a la Fiesta y sin embargo no he ofendido a nadie, o no lo he pretendido, excepto quizás a los del Toro de la Vega y similares, pero miren, por lo que a mi respecta a esos les pueden dar por culo, porque señores esto es maldad pura y dura, sin paliativos. Y no me vengan con que es una tradición, también lo era quemar a la gente en una hoguera como parte del programa de festejos y y lo hemos superado, ya ni siquiera nos gusta el olor de carne humana quemada. Por cierto, no hace falta que se pregunten si yo tendría valor para ponerme delante de un toro, con o sin coquilla, confieso que no lo tengo y me consuelo pensando que al no tener el menor interés en hacerlo, me da lo mismo.

Vale, "Sexo, marisco y rock and roll".