martes, 7 de febrero de 2017

OÍDO COCINA,NUEVAS INSTRUCCIONES PARA ESCRITORES

Ilustración  Rosa Romaguera Fontanals
El otro día, por alguna de las televisiones que trufan nuestro país, no me atrevo a decir que fuese TV3 aunque lo barrunto, apareció una señora dispuesta a sacarnos de nuestra ignorancia acerca del deber que tenemos los escritores para con nuestra profesión, lo hizo con un discurso claro, sereno, alejado de cualquier sentimiento condescendiente. No recuerdo si era agente literaria o editora (por esa última opción apuesto aunque mi mala memoria me sume en la duda). Lo que si puedo asegurar es que iba muy bien peinada y que hacía gala de un morro que hundiría en la mediocridad a la trompa del cinematográfico elefante Sabu.
Por una cuestión de mala memoria o de vergüenza (también, también) no repetiré de forma textual sus palabras, aunque prometo ceñirme con toda exactitud al sentido de las mismas: "Ahora nosotros estamos trabajando en la dirección que consideramos correcta, todos nuestros autores deben ser forzosamente gente muy activa en las redes sociales, y no solo eso ya que exigimos que sus contactos sean numerosos y de calidad, no basta con aparecer en la Red, en caso contrario no nos interesan"
Bien, vamos a traducir sus palabras: "el autor debe tener suficiente capacidad de autoventa para que la editorial no pierda dinero publicando su libro" (teniendo en cuenta que publicar un libro en papel con una tirada media-pequeña, con una ligera promoción, se compensa con una venta de alrededor de quinientos ejemplares, y si la promoción se le pasa al propio escritor, pues ya me contaran). ¿O no?. "Aunque también podemos hacer una segunda traducción: "Señor autor, líbrenos del rudo trabajo de promocionar su libro y gastar un dinero que buena falta nos hace para llegar a fin de mes y pagar la nómina. Yo me estoy temiendo que el próximo paso sea cargar al escritor con la responsabilidad de la subvención oficial. Vale, vale, ya sé que la distribución es muy cara, pero todos los escritores tenemos coche y buena voluntad, así que no sería demasiado pedirnos que repartamos los libros por las librerías.  Bien, el enfoque es una lícita pretensión, al fin y al cabo cualquier empresa se mueve por dinero, el romanticismo que acompañaba al deseo de difundir la cultura ha desaparecido. Muchos apostaban a que antes desaparecerían las ballenas, pero no, va  a ser que no.

¿Pero como se promociona el escritor para vender por si mismo un montón de libros?. No me parece tan sencillo, Isabel Presley solo hay una y ya está cogida. Corro a aclarar que Vargas Llosa, enorme escritor, no necesita esa clase de promoción, y no voy a entrar en sus razones, lo único que hago es lamentar que Isabel ya esté cogida. Al fin y al cabo la señora que salió en televisión para aleccionarnos no nos negó a los escritores el derecho al lamento, mientras vendamos podemos llorar tanto como queramos. Se me ocurren ideas para vender: te montas, o te montan (es mi caso) un blog y escribes artículos ingeniosos, inteligentes o simplemente escandalosos, cada cual tiene su estilo. En mi blog hay días brillantes que entran alrededor del millar de personas y leen lo que escribo (o al menos esa es la intención que tiene al entrar), que no está mal, lo cual redunda en unas ventas de......, siento haberles abandonado momentáneamente, es que me he retirado a llorar un rato escondido bajo la mesa que sostiene a mi ordenador.
Claro, me olvidaba: Facebook. Esa es la solución, escriban en Facebook, pero no se olviden de colgar una foto de una paella, su gato, los primeros pasos de su hijo, nieto o de nuevo el gato. Esas imágenes concitan toda clase de simpatías, la pantalla se te llena de frases admirativas, "pero que precioso lo tienes". Se refieren al gato, aunque también sirve para el nieto. Cambien la frase por "woow que buen aspecto" y ya tienen la paella.
¿Y cuantos libros has vendido con el sistema?. Pues si, justos esos que están pensando (la señora bien peinada de la televisión mueve la cabeza en un claro gesto de pena, ¿o es de negación ante una petición que aun no le he hecho?.
Me olvidaba de Tweeter. Ahí tienes que trabajar menos, entras y dices: "me acabo de comer una patata frita" e inmediatamente recibes profundas reflexiones del tipo: "que aproveche" o "ladrón como te cuidas". Libros vendes los mismos.
Isabel ¡como te añoro!. ¿Serviría Belen?. Supongo, pero comprendo no llegar a la estatura de su vida, me rechazaría como la editora (si, era editora) de la TV (si, era TV3), quien por cierto no ha tenido oportunidad de rechazarme, la he rechazado yo antes, así con dos cojones, aunque no dudo del pobre resultado de mi valentía.
¿Puede estar la solución en el libro electrónico?. Yo amo el papel, mantengo el romanticismo que la señora de televisión ya ha perdido, porque hace falta ser muy romántico para preferir un tomo sobrescrito de setecientas, ochocientas paginas, que pesa como un saco de guisantes, a un aparatito de doscientos gramos al que le puedes cambiar el tamaño de letra para no quemarte los ojos, puedes archivar mil libros que compras a un precio muy inferior al de la versión en papel, puedes leer gratuitamente un fragmento, puedes ver el fondo editorial sin necesidad de desplazarte, puedes autopublicarte sin apenas coste, etc. Pues miren si soy imbécil y poco evolucionado que aun me gusta el libro de papel, aun me quedo absorto mirando mis libros publicados en papel. Y no se lo pierdan, en los dos últimos años solo he publicado en formato electrónico, y como siga escribiendo estos artículos con la intención de promocionarme y hacer feliz a una señora bien peinada o a un señor al que los tejanos no le sientan bien, ni eso voy a conseguir.
Me llamo Luis Gutierrez Maluenda, soy un escritor solo fracasado a medias, ya que he publicado mucho y mis libros los ha leído, y disfrutado según me cuentan, mucha más gente de los que los han comprado, por aquello de las bibliotecas públicas y los pirateos.
Me llamo Luis Gutierrez Maluenda ¿quieren ustedes hacer el puto favor de comprar mis libros?. O si los piratean, al menos escríbanme y díganme: "tío me lo he pasado de coña" (que es lo que acostumbra a pasar), no pienso denunciarles. O si, ya veremos.

Sexo, marisco y rock and roll, colegas.