EL JAZZ Y EL BLUES EN LA NOVELA NEGRA AMERICANA
Photos from Ramon Perez Terrassa
En cualquier género literario puede estar presente la música, cualquier tipo de música de hecho, sin embargo no recuerdo más que
un género literario, en el que de
forma clara la música asociada
tiene nombre, ese genero es la novela negra
Nada impide que a un asesino, a un detective, o a una victima, le guste la música clásica o una muñeira, si a eso vamos; sin embargo, la música que domina la novela negra americana es el Blues y su pariente más próximo, el Jazz. A lo largo de la charla, en ocasiones blues y jazz aparecerán como la misma música, vamos por tanto, aunque sea a grandes rasgos, a remarcar diferencias entre blues y jazz.
Photos from Ramon Perez Terrassa
Vamos a charlar un rato acerca de la relación que existe entre la novela negra americana y la
música. Para hacer la charla más clara y amena, la salpicaremos de música y de letras de canciones.En cualquier género literario puede estar presente la música, cualquier tipo de música de hecho, sin embargo no recuerdo más que
un género literario, en el que de
forma clara la música asociada
tiene nombre, ese genero es la novela negra
Nada impide que a un asesino, a un detective, o a una victima, le guste la música clásica o una muñeira, si a eso vamos; sin embargo, la música que domina la novela negra americana es el Blues y su pariente más próximo, el Jazz. A lo largo de la charla, en ocasiones blues y jazz aparecerán como la misma música, vamos por tanto, aunque sea a grandes rasgos, a remarcar diferencias entre blues y jazz.
El
Blues, nace como una expresión vocal y tiene, como veremos luego, una
función básicamente social. El acompañamiento se hace a través de
instrumentos muy simples, normalmente de fabricación casera, son
básicamente harmónica, guitarra y cualquier elemento que pueda servir de
instrumento de percusión. De hecho aun hoy en día, aunque cada vez
más raramente, se emplea la washboard, que es una tabla que se usaba
para lavar ropa en el río, o en lavaderos públicos, y que el músico
frota rítmicamente con un palo. En otro sentido hay fotografías de época
se pueden ver guitarras hechas con cajas de zapatos e hilos metálicas a
modo de cuerda. Es más que probable que el manejo de esos instrumentos
impeliese al músico al uso de la técnica llamada “Botlle neck”, en ella
se desliza el cuello de una botella de Coca Cola sobre las cuerdas.
A diferencia del blues, el jazz nace
como una expresión instrumental, y tarda en incorporar la voz como un
elemento más. Ya desde un inicio se incorporan instrumentos propios de
la música culta, aunque algunos de ellos como el saxo tienen un papel
predominante que en la música clásica no posee. En el jazz, se da la
improvisación más o menos libre de una melodía principal, al contrario
que en el blues, donde se mantiene a lo largo de toda la canción un
formato mucho más rígido.
Sea como fuere, sin el blues, quizás el jazz existiría, pero indudablemente sería una cosa distinta de la que es hoy en día.
Lo que estamos escuchando es Jazz,
esta interpretado por un combo o conjunto de músicos, en este caso es un
sexteto compuesto de trompeta, saxo tenor, piano, guitarra, bajo y
batería y hay una serie de variaciones sobre el tema principal. La
canción es un dirty blues interpretado por Illinois Jacquet, un
verdadero especialista en este tipo de música. El dirty blues, o blues
sucio, propio de Tejas, en contraste con el blues más reflexivo del
delta, es una música que contiene connotaciones sexuales, y que en
ocasiones no necesita expresarlas con palabras. La canción que acabamos
de escuchar es un ejemplo claro. En ella las referencias sexuales están
implícitas en cada nota, se expresan a través de la cadencia de su
melodía. Este fue el tipo de blues que Hollywood adoptó como el
acompañamiento típico de las películas negras. Probablemente lo hizo
debido a que en estas películas, el sexo flotaba como una nube de humo
en un local cerrado, aunque la moral de la época solo permitiese
adivinarlo. La canción que hemos escuchado se llama “Blues Mood”, y
resulta sencillo relacionarla con aquellas películas en blanco y negro
que colaboraron a que el genero calase entre el publico. Ahora para que
podáis apreciar la diferencia escucharemos una balada interpretada por
el mismo Illinois Jacquet. Aquí el intérprete carga a su música de
lirismo y serenidad, y se aleja del ambiente tórrido que desbordaba la
canción anterior. La canción que acabamos de escuchar se llama “I
Surrender dear”
Si trasladamos la música que hemos
escuchado a la pantalla, veremos que la primera canción tiene todo el
sabor de un oscuro callejón de servicio de la ciudad de New York, en el
que grandes contenedores de desperdicios sirven de cobijo a gatos y
borrachos. Por este callejón transita un tipo malcarado, viste una
gabardina que le llega casi hasta los pies y va tocado con un sombrero
de ala ancha. De vez en cuando, la brasa del cigarrillo que cuelga de
sus labios rompe la monótona oscuridad. Pongamos que el tipo se llama
Sam Spade o Philipp Marlowe, y tiene la cara de Humphrey Bogart. Dentro
de un rato, en cuanto se haya desembarazado de los hampones que le
persiguen, besará desapasionadamente a Lauren Bacall.
Por alguna razón que en este momento
se me escapa, no consigo poner las caras de José Luís López Vázquez y
Sarita Montiel en la escena, pero si os apetece por aquello del orgullo
patrio podéis imaginarlo, el precio es el mismo, y los escritores de
novela negra somos muy liberales. En la segunda canción dejo que
vosotros mismos pongáis la escena y la cara de quien os acompañe en
ella, pero con toda seguridad la acción es más placida y sensible que en
la anterior.
Ahora vamos a cambiar de música
Ahora vamos a cambiar de música
Lo que acabáis de escuchar es un blues urbano interpretado por George Thorogood y the Destroyers de Delaweere, se llama “Bad to the bone”, que podríamos traducir por “Malo hasta el tuétano” y tiene todo el sabor de un plano largo del barrio de Harlem.
Mientras se escuchan sus notas, un proxeneta apoyado en la pared vigila que sus chicas estén atentas al negocio, y la futura victima de un asesino busca un lugar que no existe donde esconderse. Para los que tengáis mejor memoria, quizás esta canción os ha resultado familiar, es la banda sonora de la escena de la película “Terminator” en la que Harold Schvazeneger, en su rol de robot venido del futuro, vapulea a toda una banda de Ángeles del Infierno, motos incluidas.
Como curiosidad os puedo decir que
George Thorogood es un caso claro de adaptación al medio. Durante su
etapa de estudiante, en la universidad era la estrella del equipo de
futbol, cuando estaba a punto de fichar por un equipo profesional, una
inoportuna lesión le apartó para siempre de la practica del deporte.
Cambió casco y hombreras por una guitarra y se ha convertido en una de
las referencias actuales del blues blanco.
Para acabar con el muestreo
escucharemos ahora un blues típico del delta, lo canta Lousiana Red y se
llama “ Had a date with Barbara last night”. Como banda sonora, me la
imagino acompañando a dos tipos negros saliendo de una casa de apuestas.
No tienen nada mejor que hacer que meterse en líos, y sin duda lo van a
conseguir.
Ya hemos dado un vistazo rápido a la
música que sirve de telón de fondo a la charla, vamos ahora a exponer
las razones por las que esta es la música, y no otra, la que se asoció
al género negro a mericano, y a su consecuencia, el cine negro.
En el momento en que nació la Novela
Negra, se producían grandes turbulencias en la sociedad, ya de por si,
turbulenta de EEUU, y la música que se escuchaba y se bailaba era el
Jazz. El blues se filtraba desde las capas negras de la población hacia
el resto de la sociedad, era la música que los negros cantaban y
escuchaban. Era por tanto, el sonido que inundaba las callejas y garitos
de New York y otras grandes ciudades de EEUU, los escenarios habituales
de la novela negra.
Ambos estilos musicales,
especialmente el primero ya habían trascendido el ámbito de los barrios
negros y era aceptado e incluso apreciado por amplias capas de la
sociedad blanca, especialmente por los jóvenes.
En otro sentido, la Novela Negra,
desde un principio trató de reflejar el estado de la sociedad americana,
sus problemas, la gente que la formaba, los acontecimientos más
influyentes del momento. Me refiero especialmente a la Ley Seca y al
gansterismo que se apoyó en ella para medrar, me refiero también a la
Gran Depresión y a las migraciones internas que esta produjo. Me refiero
al movimiento Hobo, a la Mafia, y a los bandoleros que actuaban al
margen de la Mafia, estos últimos principalmente actuando como
asaltantes de bancos rurales. Me refiero a la corrupción de los cuerpos
policiales, a la introducción de la heroína en Harlem como banco de
pruebas para una posterior difusión masiva. De hecho, la novela negra se
separa de su matriz, la novela de misterio, en el momento que toma
conciencia social. Y son estos hechos los que le hacen tomar conciencia.
Y si la Novela Negra trataba de
reflejar esas realidades, debía hacerlo lógicamente acompañada de la
música, que sonaba y se bailaba en el escenario donde se producían los
acontecimientos que hemos mencionado. No hubiese resultado lógico hablar
de tráfico ilegal de alcohol acompañado de una sonata de Tchaykowski, o
hablar de un asaltante de bancos rurales que escuchase los conciertos
de oboe de Mozart. Alguna canción napolitana sonaba en las trattorias
italianas, aunque lo de la Opera en el despacho de los capos mafiosos,
es más leyenda que realidad; en general los capos mafiosos de la época,
eran tipos toscos y de un nivel cultural cercano al de las clases
sociales más desprotegidas de sus países de origen, de hecho las clases
sociales de donde ellos provenían.
Vamos, si os parece, a dar un repaso a
alguno de los asuntos que hemos tratado, y que quizás desconozcáis.
Imagino que hablar de la Ley Seca o la Gran Depresión es poco
interesante para vosotros, ya que todos conocéis el tema en mayor o
menor medida, pero posiblemente, comentar en que consistió el Movimiento
Hobo, o la génesis de la introducción de la heroína en Harlem, sea más
interesante, ya que son acontecimientos que van íntimamente ligados a la
novela negra y a la música que la acompañó.
Vamos a hablar del Movimiento Hobo.
Corre el año 1929, se produce el
Crack de Wall Street, y como consecuencia la depresión económica conocida como La Gran Depresión. Este acontecimiento sacude a la confiada sociedad americana, 15 millones de parados, uno de cada cuatro trabajadores, inunda calles, carreteras y trenes tratando de sobrevivir. Una nueva clase social nace entonces, se hacen llamar Hobos. Van de una punta a otra del país en busca de algún trabajo, por temporal que sea, que les facilite el sustento. Viajan en los trenes, se esconden en los vagones de ganado. Rehúyen la vigilancia de los inspectores del ferrocarril. Saltan en marcha al llegar a las estaciones, se camuflan en los márgenes de las vías hasta que el tren reemprende su marcha y corren para tomarlo de nuevo. Así una y otra vez hasta que deciden quedarse en alguna de las estaciones; lo hacen porque alguien les ha dicho que allí es posible encontrar trabajo, porque ellos lo creen así, o simplemente porque se han cansado del vagón de ganado en el que han estado viajando. Esta gente, tiene su propia música, sus propias leyendas, sus mitos, héroes y hazañas, todo relacionado con largos desplazamientos y enfrentamientos con autoridades ferroviarias y locales.
Crack de Wall Street, y como consecuencia la depresión económica conocida como La Gran Depresión. Este acontecimiento sacude a la confiada sociedad americana, 15 millones de parados, uno de cada cuatro trabajadores, inunda calles, carreteras y trenes tratando de sobrevivir. Una nueva clase social nace entonces, se hacen llamar Hobos. Van de una punta a otra del país en busca de algún trabajo, por temporal que sea, que les facilite el sustento. Viajan en los trenes, se esconden en los vagones de ganado. Rehúyen la vigilancia de los inspectores del ferrocarril. Saltan en marcha al llegar a las estaciones, se camuflan en los márgenes de las vías hasta que el tren reemprende su marcha y corren para tomarlo de nuevo. Así una y otra vez hasta que deciden quedarse en alguna de las estaciones; lo hacen porque alguien les ha dicho que allí es posible encontrar trabajo, porque ellos lo creen así, o simplemente porque se han cansado del vagón de ganado en el que han estado viajando. Esta gente, tiene su propia música, sus propias leyendas, sus mitos, héroes y hazañas, todo relacionado con largos desplazamientos y enfrentamientos con autoridades ferroviarias y locales.
El Hobo tiene el estilo de vida que
le impone la necesidad y que llega a conformar reglas sociales hasta
aquel momento desconocidas. La música de los Hobos es una mezcla de
blues y balada vaquera. El blues, lo es por ser una música nacida para
el lamento, por tanto un terreno idóneo para expresar sus sufrimientos.
La música vaquera la aporta la nostalgia que sienten de sus pueblos y su
anterior forma de vida. Los instrumentos en que se apoyan para su
música son básicamente la harmónica, y en más raras ocasiones la
guitarra. En la música Hobo no suenan los saxofones, pianos, trompetas,
baterías ni contrabajos. El único instrumento que se puede llevar en el
bolsillo mientras se corre para saltar a un tren en marcha es la
harmónica, imaginaros a un pobre hobo corriendo para subir a un tren en
marcha, agarrado a un contrabajo, eso sin contar que de tenerlo ya se lo
hubiesen vendido para poder comer caliente.
Los Hobos, a pesar de algunos
recalcitrantes que acabados los efectos de la Gran Depresión siguieron
viajando, desaparecieron con ella hacia finales de la década de los años
30, hoy nos queda su música y su recuerdo. Actualmente aun se puede
escuchar en los cantantes Folk Americanos la imitación del pitido del
tren, tan característica de la música hobo, y encontramos en su
discografía, numerosos títulos que hacen referencia a esta música y su
cultura.
Como músicos famosos fuertemente
influenciados por la música hobo, podemos citar a John Lee Hooker, quien
comenzó su carrera de bluesman trashumante muy joven, relacionándose
con aquella nueva clase social. También podemos citar a Johnny Cash o
BoxCar Willie,
Este último, a pesar de no ser
demasiado conocido en nuestro país, logró en EEUU 34 discos de oro y
cinco de platino, lo cual os `puede dar una idea de lo que esta cultura
llegó a representar en aquel país.
La cultura Hobo esta largamente
representada en la cultura negro criminal, como ejemplo más
representativo, recordemos que el protagonista de la celebre novela “El
Cartero siempre llama dos veces” es un hobo, un buscador de empleo
trashumante, de esta película existen varias versiones, aunque la
paradigmática es la dirigida por Tay Garnett en 1946 que fue
interpretada por John Garfield y Lana Turner.
Una película que describe la vida del
hobo con fidelidad no exenta de tintes de exagerado dramatismo, es “El
Emperador del Norte” Lee Marvin como hobo y Ernest Borgnine como
inspector de ferrocarril bordaron una excelente interpretación, fue
dirigida en 1973 por Robert Aldrich.
Como colofón a este tema os voy a leer la letra de una canción
típicamente hobo, se llama “Blues del azulejo” y la popularizó Sonny Boy
Williamson. Por si alguien lo desconoce os aclaro que el azulejo es un
pájaro.
Por favor, azulejo lleva esta carta al sur
Y dile a mi chica que ahora estoy en St. Louis
Cuando estés en Jackson busca a la señorita Lacey Bell
Y le das recuerdos míos.
Seguramente ella no estará en su casa
Pero tú llama a su puerta
Aunque probablemente habrá cruzado la calle
Y estará visitando al vecino.
Vemos la tristeza que impregna la
canción, el cantante envía su mensaje, a través del azulejo, a su amada
a pesar de que supone que se la está beneficiando el hijo de puta del
vecino, que ha tenido la suerte de tener empleo y poder quedarse en su
pueblo. En fin, no nos pongamos tristes y sigamos con la charla, tenemos
temas más alegres.
Vamos a hablar ahora de la introducción de la heroína en Harlem.
En el año 1933 se derogó la llamada
Ley Seca, una ley por la que en el año 1920 el gobierno de EEUU declaró
ilegal el consumo y la comercialización de bebidas alcohólicas. La
consecuencia inmediata de esta ley, aparejada con un lucrativo negocio
que la mafia capitalizo desde el principio, es la aparición de numerosos
bares clandestinos. Solo en el barrio negro de Harlem, se calcula que
había más de quinientos de estos locales que servían alcohol; algunos de
ellos estaban camuflados como lavanderías, los más de clubs de
variedades. Escasos pero no inexistentes, otros se camuflaron bajo la
apariencia de asociaciones benéficas e incluso religiosas. Cualquier
lugar que justificase la entrada numerosa de parroquianos servía para
despachar alcohol.
Durante los trece años que permaneció
en vigor la Ley Seca, la Mafia acumuló una inmensa fortuna. Para ellos
la desaparición de esta fuente de ingresos fue un duro golpe que les
obligó a reconsiderar sus actividades, buscar nuevas formas de hacer
trabajar el dinero que habían acumulado tanto de forma legal como
básicamente al margen de la ley. Un ítaloamericano llamado Salvatore
Lucania, más conocido como “Lucky” Luciano fue quien pensó que el mejor
sustituto del alcohol podía ser la heroína, tan ilegal como lo había
sido el alcohol, pero más cara y más adictiva, lo único que hacía falta
era crear un mercado, crear la necesaria adicción. Harlem sería el banco
de pruebas, allí el desarraigo, la pobreza y la falta de expectativas,
ofrecían un terreno abonado para la introducción de la droga. Los
músicos de jazz, siempre en vanguardia de la bohemia fueron sus primeros
consumidores. La droga, en forma de morfina era comprada a los
laboratorios alemanes Merck y a través de Marsella y Vigo era trasladada
a la Habana, allí se transformaba en heroína y se introducía en
E.E.U.U.
Posiblemente fue la conexión cubana
la que dio la idea a Meyer Lansky, -un gangster de origen ruso, conocido
como el banquero de la Mafia, intimo amigo y lugarteniente de Luciano,
no menos asesino que él pero más cultivado e inteligente- de convertir a
La Habana en Las Vegas del Caribe, y de esa manera invertir el dinero
de la Mafia en un negocio legal que produjese enormes dividendos.
Lansky compró hoteles en La Habana y
los convirtió en casinos de lujo. Compró cabarets y creó una estructura
de ocio que en poco tiempo hubiese competido con Las Vegas, y hubiese
sido mucho más manejable, al ser el gobierno cubano del dictador Batista
venal y estar desde el primer momento sobornado por el dinero de la
Mafia. La revolución y la llegada al poder de Fidel Castro y su falta de
entendimiento posterior con EEUU, acabó con el plan de Meyer Lansky.
De estos hechos surge la leyenda de
que EEUU quiso convertir a Cuba en el prostibulo de América, cuando en
realidad fue la Mafia quien quiso convertir a Cuba en Las Vegas del
Caribe. Lo cierto es que el gobierno de EEUU, que en aquellos momentos
estaba muy preocupado por la pujanza de la Mafia, nunca vio con buenos
ojos el proyecto de convertir a la isla en una nueva Las Vegas, de Cuba
solo le interesaba el azúcar, que `por cierto ya controlaba. Y de hecho,
uno de los motivos de la caída de Batista, fue la falta de apoyo de
EEUU, que conocía sus buenas relaciones con Lucky Luciano, Lansky y
compañía, y se abstuvo de ayudarle para mantenerle en el poder.
Si os interesa este tema, os
recomiendo el libro “Palmeras de Sangre” del escritor cubano Reynaldo
Lugo. En otro sentido y a nivel de curiosidad os puedo contar el origen
del apodo de Luciano “Lucky”, que como probablemente sabéis significa
afortunado. Cuando Luciano aun era un mando intermedio de la mafia, él, y
un grupo de sus hombres sufrieron una redada de la policía en la que
todos, excepto Luciano, resultaron muertos o heridos. De hecho a
Luciano, la suerte no le abandono nunca, murió en Nápoles de un infarto,
por muy previsible que fuese las balas nunca pudieron con él, aunque
con la cara de borde que tenía si yo fuese bala tampoco me hubiese
acercado.
Evolución del Jazz.
El
Jazz , en su forma más o menos actual, nace en New Orleáns, pero sus
raíces se hunden en la música folklorica africana, que llegó a EEUU con
los esclavos, y se convirtió en música religiosa “spirituals”, canciones
de trabajo “work songs” canciones de lamentos “hollers” y complaint
songs” y canciones de cuerdas de presos “penintentiary songs”. La mezcla
de todas ellas cristalizaron en una música que comenzó a popularizarse
en las “Marching Bands” de New Orleáns, los grupos de músicos negros que
a imagen de las charangas europeas tocaban su música por la calle, en
celebraciones, funerales o simplemente para ganarse la vida.
Posiblemente el hecho de que tocasen
de oído, motivó la aparición de la improvisación en el jazz, que ha
llegado a convertirse en su elemento diferenciador y en verdadero arte.
También puede ser interesante aclarar
que el Jazz se popularizó a partir del momento en que se hizo bailable.
No nació como música bailable, y tampoco lo es en nuestros días, pero
así llegó al gran público, fue concretamente la música que se bailaba en
los grandes clubs de baile de Harlem, el Apollo o el Savoy Ball Room
entre los más conocidos. Allí el jazz evolucionó hacia un estilo que se
conoció como swing, y dio pie al nacimiento de los que quizás fueron los
primeros fans de la era moderna: jóvenes blancos y negros que seguían a
las grandes orquestas de swing, las orquestas de Chik Webb, Benny
Goodman etc. y que tenían cantantes que llegaron a ser verdaderas
celebridades, el ejemplo más claro es “El chico de los ojos azules”
Frank Sinatra. Estos jóvenes seguidores se llamaban a si mismos Jitte
Burgers, que por cierto no tengo ni la menor idea de lo que quiere
decir, pero se llamaban así
Una de las acepciones de Jitter es
nervioso, y posiblemente sea esta la razón de su nombre. Si en alguna
ocasión veis en una película de la época como bailaban, lo entenderéis,
yo solo de verlos quedo agotado.
Como a todos los estilos, al swing le
llegó la revolución que debía terminar con su reinado: un grupo de
músicos llegados de Kansas City, donde el jazz más ligado al blues ha
creado un nuevo estilo, invade Harlem. Estos músicos tocan swing en las
grandes orquestas, pero cuando acaban su trabajo, van a los pequeños
clubes y hacen la música que les gusta. Son los Dizzy Gillespie, Charlie
Parker etc., ellos dan vida a un nuevo estilo, el Bop, que acaba
enterrando al swing.
Este es el estilo, junto al blues más convencional, que Hollywood adapta a sus películas de cine negro.
Resumen de razones.
Hasta el momento hemos hablado de los
motivos sociológicos o coyunturales que atan al jazz y al blues a la
Novela Negra, pero hay otros motivos, yo creo que podríamos llamarlos
espirituales que hacen que se hermanen esta música con este genero
literario. Tanto el jazz como el blues son músicas que nacen de la
necesidad de expresión de un pueblo oprimido, en este caso el negro
afroamericano.
En las plantaciones de algodón, los
esclavos fueron elaborando una música que no solo les permitía expresar
sentimientos, sino también comunicarse mediante un lenguaje codificado
que el hombre blanco no entendía, por ejemplo, cuando en la canción
hablaban de lo mal que su mujer le trataba y decían que él hacía lo
posible para hacerla feliz y no entendía ese maltrato, se estaban
refiriendo al amo o al capataz que les maltrataba. Más tarde, conforme
el negro se fue asentando en la sociedad de los blancos, esas letras se
hicieron más explicitas.
Os voy a leer dos letras que ilustran
lo que acabo de decir, las dos son de uno de los maestros del blues del
delta, Son House, la primera se llama “Jinx Blues” o “Blues del gafe” y
en ella se enmascara el verdadero sentido de la canción, la segunda se
llama “Country Farm Blues” o “Blues de la granja de campo” y es muy
explicita.
Vamos con la primera:
Me levanté esta mañana y todo a mi alrededor era gafe
Pensé en ti, cariño, y deseé estar muerto.
Vamos a ver, mírame, ¿Qué deseas que haga, pobre de mi?.
Tú sabes que yo hago todo lo que puedo para complacerte.
Sabes que el blues no es más que un estado depresivo,
un viejo estremecimiento.
Bueno, si no lo has tenido nunca, deseo que no lo tengas.
El blues es un corazón triste, una enfermedad del corazón.
Que te ataca cuando la mujer a la que quieres es tan dura y
difícil de complacer
Podría estar fuera, andando por esas carreteras,
yaciendo aquí y allá, trabajando por cama y comida.
Hey, chiquilla, no llores, no llores más.
Te digo, querida, no llores, no llores más.
Bien, esta vez cuando me marche voy a colgar un crespón en
tu puerta.
En esta letra hay que distinguir dos
partes: En la primera parte, el cantante se refiere al dueño o capataz
que le maltrata disfrazándole de esposa o novia, evitando así posibles
represalias. En la segunda parte le dice a su novia, amigos o familia
que tratara de huir, pondrá un crespón en su puerta, que era la manera
que avisaban de su huida y pedían les cubriesen.
Vamos ahora vamos a la segunda canción, mucho más explicita-
Allá abajo, en el Sur, todo lo que haces está mal.
Entonces ellos te llevan a la granja de campo
Y te dejan en manos de alguien llamado Capitán Jack.
Te meterá en una zanja con su larga pica.
Ruégale a Dios que nunca tengas que hacer nada.
El Sábado los muchachos están tristes,
Piensan en todo el tiempo que tienen.
El autor de esta canción Son House
estuvo en una de esas granjas de castigo, acusado de homicidio (las
peleas a cuchillo entre esclavos eran frecuentes) y sabía de lo que
hablaba.
Imagino que no han quedado dudas.
El jazz que es una derivación
posterior del blues, si bien no fue nunca un lenguaje codificado para
expresar quejas de una clase dirigente, si fue la expresión musical que
permitía a los negros marcar una diferencia más con el mundo de los
blancos, es una música escogida por ellos, y expresa su rebeldía. Y fue
así hasta el momento que esa de música fue adoptada por los blancos. En
resumen tanto el jazz como el blues fueron un lamento y una necesidad de
expresar las injusticias a que una gente se veía sometida. Y la novela
negra en su génesis fue la expresión de la necesidad que los escritores
tenían de denunciar, y los lectores de leer, las injusticias de aquella
sociedad que hemos comentado estaba en plena fase de formación. Una
sociedad que pasó en un breve espacio de tiempo de la conquista de su
espacio físico, (luchas con los indios, guerra de independencia, guerra
de Secesión, abolición de la esclavitud) a la riqueza y el bienestar, y
que repentinamente se vio golpeada por una crisis que la desconcertó
(Gran Depresión), que se vio agobiada por fenómenos sociales radicales (
Ley Seca, gangsterismo, Guerras Mundiales, nacimiento e implantación de
Sindicatos Obreros en EEUU, y de nuevo un creciente bienestar
económico).
El ritmo del jazz, el desgarro del
blues eran sin duda los que mejor se adaptaban a esta situación y por
supuesto a la novela negra. La connivencia del alcohol, presente tanto
en el género negro como en esta música era otro factor que ayudaba.
Hubo, y cada día hay más, autores que
en un afán de personalizar su obra y con el deseo de mejorar lo que
difícilmente es mejorable, introdujeron factores exóticos en la novela
negra. Tenemos entre sus protagonistas a criadores de orquídeas, a
detectives cocineros y demás maravillas, pero eso son entretenimientos
para diletantes. Si aceptamos que la novela negra trataba de reflejar
una realidad dura, áspera y violenta, hemos de aceptar que un gangster
de verdad, a un criador de orquídeas que le molestara, le haría comer
todas sus orquídeas, previamente cocinadas por el detective gourmet,
antes de meterlos a los dos en un saco lastrado con cemento y echarlos
al Río Hudson.
Para tratar con este tipo de ganado
hacía falta un tipo tan duro como ellos mismos, tan violento como ellos
mismos y en ocasiones tan hijo de puta como ellos mismos. Y no nos
confundamos, esa gente escuchaba jazz, y no a Rimsky Korsakoff, se
refocilaba con las letras ásperas del blues y no con los poemas de Rubén
Darío, y bebían bourbon y no champan. Y además lo bebían en cantidades
inapropiadas para vivir muchos años, pero es que al igual que los
músicos de jazz, ellos no esperaban vivir muchos años.
Y para acabar me gustaría que
escuchásemos juntos uno de los más bellos poemas musicales que se han
escrito jamás. Se llama Blues for Charlie Parker y lo escribió Tony
Scot, un músico ítaloamericano, que al enterarse de que su maestro,
Charlie Parker, había muerto a los 35 años de edad con el físico agotado
de un hombre de 70, castigado por el alcohol, las drogas, y la
incomprensión de un mundo que no le supo entender más que a través de su
música, y al que él, Charlie Parker, no supo adaptarse jamás, le
escribió como homenaje.
Queridos: “Blues for Charlie Parker” . Y muchas gracias por vuestra atención.
Bibliografia :
Reynaldo Lugo (2000) Palmeras de Sangre Editorial Mondadori
(Barcelona)
Ken Burns Jazz La historia Divisa (Valladolid)
Martin Scorsese Nostalgia del Hogar Divisa (Valladolid)
Augusto M. Torres (1996) Diccionario Espasa del Cine Espasa
Calpe (Madrid)
Gran Enciclopedia del Jazz de Sarpe 1980 (Madrid)
The Guinness Who´s who of Blues (1993)
Nota,- No sería justo dejar de
mencionar que los músicos de blues y jazz que aparecen en la charla
deberían estar acompañados de muchos nombres más, tan determinantes y
merecedores de homenaje como ellos. Lo mismo sucede con las canciones
nombradas
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