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 ESPECIAL PUTAS Y POLITICOS


  • Un político recaudando para su bolsillo es lo que una puta robandole la cartera a su cliente.
  • Roban más para su bolsillo los políticos que las putas carteras.
  • El discurso de un político en epoca de elecciones es lo que las caricias de una puta tratando de convencerte de que tiene la llave de tu felicidad.
  • Tiene más capacidad un político para hacerte feliz que una puta, pero, al igual que la puta, no la usa.
  • El discurso de un político en pleno mandato es lo que los falsos gemidos de placer de una puta tratando de que te corras lo antes posible para ir en busca de otro votante (perdón, cliente quise decir)
  • Las explicaciones de un político al pueblo tratando de excusar su mala gestión suenan a "cariño, yo no sabía que tenía la gonorrea" de una puta.
  • Para el segundo caso la penicilina sirve, para el primero es mejor no escuchar.
  • Siempre se ha relacionado el Sida con la prostitución, en este sentido los políticos parecen libres de culpa. Pero yo de ustedes no me fiaría, usen preservativo.
  • Si una puta te defrauda, en la próxima ocasión que sientas la tentación de volver, saca de tu cartera doscientos euros, metetelos en el bolsillo y cascate una paja.
  • Si un político te defrauda... ¡joder me acabo de quedar en blanco!.                           (Continuará...)






"RUIDO DE CAÑERIAS"



Bien poco es lo que sabemos de Luis Gutiérrez Maluenda. Según él mismo declara hace unos años abandonó un trabajo bien remunerado como ejecutivo informático para dedicarse al género negro. Maluenda, como es conocido entre los iniciados, ha publicado “Putas, diamantes y cante jondo”, “Música para los muertos”, “Una anciana obesa y tranquila”, “Los muertos no tienen amigos” y las dos primeras entregas de la serie protagonizada por Atila “Mala hostia” y “Un buen lugar para reposar”, ambas publicadas por Alrevés, editorial modesta a la que cabe felicitar por su buen criterio.

El detective Atila, rey de los hunos –como tiene por costumbre añadir-, es un detective sin demasiada suerte que conoce a la perfección el Raval de Barcelona y las gentes que sobreviven en sus calles. Aficionado al Vat 69 y a una mujer, Valentina, “lo más parecido a la mujer de su vida que hay en su vida”; en esta ocasión intenta desentrañar el asesinato de una mujer y el posterior suicidio de su pareja y presunto asesino. En el curso de su investigación Atila tropieza con una asociación de ayuda al emigrante vinculada a un partido político, con el presidente del Futbol Club Barcelona que aspira a Presidente de la Generalitat y con un par de señoras de alta cuna que amablemente y sin exigir otras contrapartidas le brindan la información más comprometedora. Ficción pura y dura, como el autor se empeña en señalar.
Pero si algo descubre Atila es que en esta vida nadie da nada a cambio de nada. “Ruido de cañerías” presenta una trama compleja y repleta de trampas y de engaños, y a un detective, Atila, refractario al compromiso, desnortado y a punto de perecer a manos de un tejido conspirativo que alcanza las más altas cotas del poder.

Para los seguidores de Maluenda, todavía escasos en número pero de una fidelidad encomiable, casi sectaria, “Ruido de cañerías” es una aventura más en la que el autor destila sarcasmo a raudales y desvela algunos de los aspectos más sórdidos de la sociedad que nos ha tocado en suerte conocer. Corrupción, asesinatos, amenazas, conspiración…

“Ruido de cañerías” es una novela divertida, profundamente irónica  e irrepetible, sin dejar de ser negra. De un negro intenso, de un negro boca de lobo.


Empar Fernández


  



LA NOVELA NEGRA NÓRDICA
 (UNA DEUDA HISTORICA)










Corría el siglo XI cuando se produjo en Europa la última correría de las hordas vikingas al mando de su rey Harald Hardraada, tambien conocido como Harald el Despiadado (dos metros de altura y alrededor de cien kilos de bestialidad).
En la localidad de Hastings, el catorce de Octubre de 1066 se enfrentaron los vikingos noruegos a las fuerzas normandas comandadas por el Duque de Normandia, Guillermo el Bastardo. En un punto conocido como Stamford Bridge, durante la batalla ocurrió la muerte de Harald Hardraada y su colega Tostig (probablemente no tan alto pero igual de bestia)..
A partir de este momento languidece hasta cesar el imperio vikingo y sus correrias a sangre y fuego por Europa.
En cierto sentido la desaparición de los vikingos fue una lastima ya que era gente con la que nunca te aburrías, cuando no estaban incendiando conventos, quemando pueblos, violando monjas y degollando campesinos, organizaban los primeros botellones de la historia, usaban como recipientes craneos humanos en lugar de las antiesteticas jarras que luego y hasta la fecha son comunes a los bebedores de cerveza (de acuerdo que en los botellones actuales se bebe también a morro).
La cultura vikinga, decimos, languideció, la gente del interior se retiró a sus moradas en valles y montañas a lamer sus heridas, dedicandose a la cría de renos y la gente de mar se refugió en las costas especializandose en la cría de marsopas. Y así fue transcurriendo el tiempo hasta llegar a nuestros días, convertidos los feroces guerreros vikingos en un modelo de civilización (Brevik aparte).
Un día, no hace tanto, en una reunión de principales, mientras tomaban té aromatizado al jengibre, se inició un debate:
-Antes nos divertiamos más, -dijo Lars..
-¿Cuando antes?,-preguntó Torsten.
-Antes, en el siglo IX o el X, cuando nos dedicabamos a joder a los europeos -explicó Lars, siempre atento.
-Ya veo, -respondió Gunard, una de las cabezas pensantes del grupo.
-¿Y que podríamos hacer?,-preguntó de nuevo Torsten, un tipo curioso por naturaleza.
-Podríamos inventar algo que nos distinguiese,-intervino Soren, quien siempre tenía ideas, aunque normalmente incompletas.
-Lo tengo,-exclamó Gunard.
-¿QUÉ?, -preguntaron todos a coro, emocionados.
-Inventaremos la novela negra nordica, -remachó Gunard, la cabeza pensante del grupo, añoraran nuestras antiguas correrías.
-Y, de nuevo beberemos cerveza,-apuntó con deseo exacerbado Ole.
-Bueno, hasta ahí no sé yo..., dudo Mathias, el más prudente del grupo.
-A trabajar,-odenó Gunard, añorando un hacha de doble filo, ambos filos ensangrentados
Y se pusieron manos a la obra.
Y los editores se lo creyeron.
¡Que ya les vale, cuñao, ya les vale!.


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Una critica cachonda que envenenó el ego de Luis Gutierrez Maluenda y le obligó a medicarse (con relativo éxito)




23/01/2012

¨El Barrio Chino de  Barcelona, actualmente El Raval, por obra y gracia de la normalización lingüística y la reordenación ciudadana, es un lugar en el que mientras todos le llamábamos Barrio Chino no era posible ver un solo chino y ahora que se llama El Raval está lleno de chinos.¨
Tan verdad como lo que me cuelga entre las piernas y sustituye a mi cerebro buena parte de la horas del día.
De mayor quiero ser Luis Gutiérrez  Maluenda.
Bueno, de mayor quiero ser en este orden:
Ross McDonald
Raymond Chandler
Lawrence Block
y Luis Gutiérrez Maluenda.
Que Maluenda mola ya lo sabéis, o deberíais, porque ya reseñe Música para los muertos y os lo dije y porque he dado el coñazo en twitter seguramente mas de lo necesario.
Mala Hostia estaba destinada a gustarme, mucho se tenía que torcer la trama para que no acabara siendo así. Se puede leer en la contra: Atila es el detective duro, machista, alcohólico y mujeriego, que vagabundea por el barrio del Raval de Barcelona, donde malvive resolviendo casos por «cuatro duros»  ¿no os suena eso a algo? ¿No os suena a PULP?
A ver si es que me estoy volviendo loco. A ver si me voy a leer una novela de Maruja Torres y también voy a ver PULP.
Ná.
De ninguna manera.
Mala Hostia sigue los dogmas del Pulp, no hay mas que leerla, pero quizá este mas cerca de los gloriosos BolsiLibros que de las publicaciones americanas Pulp. Eso no la desmerece ni un gramo, ya digo que no es un Bolsilibro, solo los recuerda, cualquiera que haya leído una novela de Maluenda sabe de su calidad indiscutible, de su dominio para la ironía, para el humor negro, de su ritmo y de sus trabajadas tramas, todo ello casi inexistente en los Bolsilibros.
Yo creo que Maluenda es un superdotado. Y un tipo con unas pelotas como la Sagrada familia.
Dicen que Maluenda era un ejecutivo informático, que llevaba grandes cuentas, y que lo dejo todo y se dedicó solo a escribir novelas, buenas novelas. Lleva escritas doce novelas en total, dos de ellas exclusivas para ebook  y cuatro de ellas aún  inéditas.
Que tío.
Nuestro héroe en Mala Hostia es Atila, un detective privado de los de bajo presupuesto, de los que puedes contratar por unos pocos euros al día. Expulsado de una importante agencia de detectives por inflar la cuenta de gastos de un servicio, con ciertos conceptos femeninos nada necesarios, Atila se gana la vida como puede desde el barrio del Raval, donde tiene una pequeña oficina en un locutorio. Por si la pena de tener que compartir oficina con lo que el llama Las adoradoras del Vallenato, un grupo de  mujeres que ven telenovelas y critican a diestro y siniestro, fuera poco el lugar donde vive tampoco es una gran maravilla. Una antigua garita de portero en un viejo bloque es donde por cuestiones del destino unidas al género femenino tiene nuestro detective su casa. Un cuartucho pequeño, sucio y estrecho con lavabo y ducha es donde Atila aguarda una época mejor.
Y entonces llega Néstor. Un sudamericano que ha perdido algo. Ha perdido una rubia alta, de ojos azules y cuerpo de calendario. Que dice que es su mujer. Atila casi que no se lo cree, pero el cliente insiste. Y el cliente siempre tiene la razón.
Y Atila se pone a buscar a la rubia.
Maluenda escribe entonces una novela gamberra pero bien escrita, redonda y negra. Entendemos que una de las bases de la novela negra es denunciar las injusticias sociales ¿si? Desde siempre. Que ahora la novela negra haya cogido caminos inescrutables por el señor es otra historia, pero desde siempre la novela negra denuncia las injusticias sociales, señores. Pues eso hace Maluenda en Mala Hostia. Desde el racismo, la exclusión social, el clasismo, las condiciones en que han de vivir un sector de la población (los inmigrantes), hasta la soledad de las personas, las oportunidades en las vida, las segundas oportunidades en la vida, el amor…
Maluenda no creo que tenga nada que envidiar a muchos americanos. Ni a muchos nórdicos. A esos seguro que no. Creo que esta al nivel del gran Francisco González Ledesma, al de Andreu Martin y al de muchos otros que hacen buena literatura en nuestra casa y fuera de ella. Solo necesita ser leído.
Mala Hostia es la primera novela de la serie del detective Atila y la publica Alrevés editorial, en marzo de este año publicaran la segunda de la serie que se llamara Un buen lugar para reposar, y ya estoy contando los días que faltan para ver en que se mete esta vez Atila, rey de los hunos.
Mala Hostia
Luis Gutiérrez Maluenda
Alrevés editores
158 páginas.
Publicado por Viaje alrededor de una mesa. 














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