ESPECIAL PUTAS Y POLITICOS
- Un político recaudando para su bolsillo es lo que una puta robandole la cartera a su cliente.
- Roban más para su bolsillo los políticos que las putas carteras.
- El discurso de un político en epoca de elecciones es lo que las caricias de una puta tratando de convencerte de que tiene la llave de tu felicidad.
- Tiene más capacidad un político para hacerte feliz que una puta, pero, al igual que la puta, no la usa.
- El discurso de un político en pleno mandato es lo que los falsos gemidos de placer de una puta tratando de que te corras lo antes posible para ir en busca de otro votante (perdón, cliente quise decir)
- Las explicaciones de un político al pueblo tratando de excusar su mala gestión suenan a "cariño, yo no sabía que tenía la gonorrea" de una puta.
- Para el segundo caso la penicilina sirve, para el primero es mejor no escuchar.
- Siempre se ha relacionado el Sida con la prostitución, en este sentido los políticos parecen libres de culpa. Pero yo de ustedes no me fiaría, usen preservativo.
- Si una puta te defrauda, en la próxima ocasión que sientas la tentación de volver, saca de tu cartera doscientos euros, metetelos en el bolsillo y cascate una paja.
- Si un político te defrauda... ¡joder me acabo de quedar en blanco!. (Continuará...)
"RUIDO DE CAÑERIAS"
El detective Atila, rey de los hunos –como tiene por costumbre añadir-, es un detective sin demasiada suerte que conoce a la perfección el Raval de Barcelona y las gentes que sobreviven en sus calles. Aficionado al Vat 69 y a una mujer, Valentina, “lo más parecido a la mujer de su vida que hay en su vida”; en esta ocasión intenta desentrañar el asesinato de una mujer y el posterior suicidio de su pareja y presunto asesino. En el curso de su investigación Atila tropieza con una asociación de ayuda al emigrante vinculada a un partido político, con el presidente del Futbol Club Barcelona que aspira a Presidente de la Generalitat y con un par de señoras de alta cuna que amablemente y sin exigir otras contrapartidas le brindan la información más comprometedora. Ficción pura y dura, como el autor se empeña en señalar. Pero si algo descubre Atila es que en esta vida nadie da nada a cambio de nada. “Ruido de cañerías” presenta una trama compleja y repleta de trampas y de engaños, y a un detective, Atila, refractario al compromiso, desnortado y a punto de perecer a manos de un tejido conspirativo que alcanza las más altas cotas del poder.
Para los seguidores de Maluenda, todavía escasos en número pero de una fidelidad encomiable, casi sectaria, “Ruido de cañerías” es una aventura más en la que el autor destila sarcasmo a raudales y desvela algunos de los aspectos más sórdidos de la sociedad que nos ha tocado en suerte conocer. Corrupción, asesinatos, amenazas, conspiración…
“Ruido de cañerías” es una novela divertida, profundamente irónica e irrepetible, sin dejar de ser negra. De un negro intenso, de un negro boca de lobo.
Empar Fernández
(UNA DEUDA HISTORICA)
Corría el siglo XI cuando se produjo
en Europa la última correría de las hordas vikingas al mando de su rey
Harald Hardraada, tambien conocido como Harald el Despiadado (dos
metros de altura y alrededor de cien kilos de bestialidad).
En la localidad de Hastings, el
catorce de Octubre de 1066 se enfrentaron los vikingos noruegos a las
fuerzas normandas comandadas por el Duque de Normandia, Guillermo el
Bastardo. En un punto conocido como Stamford Bridge, durante la
batalla ocurrió la muerte de Harald Hardraada y su colega Tostig
(probablemente no tan alto pero igual de bestia)..
A partir de este momento languidece hasta cesar el imperio vikingo y sus correrias a sangre y fuego por Europa.
En cierto sentido la desaparición de
los vikingos fue una lastima ya que era gente con la que nunca te
aburrías, cuando no estaban incendiando conventos, quemando pueblos,
violando monjas y degollando campesinos, organizaban los primeros
botellones de la historia, usaban como recipientes craneos humanos en
lugar de las antiesteticas jarras que luego y hasta la fecha son
comunes a los bebedores de cerveza (de acuerdo que en los botellones
actuales se bebe también a morro).
La cultura vikinga, decimos,
languideció, la gente del interior se retiró a sus moradas en valles y
montañas a lamer sus heridas, dedicandose a la cría de renos y la gente
de mar se refugió en las costas especializandose en la cría de
marsopas. Y así fue transcurriendo el tiempo hasta llegar a nuestros
días, convertidos los feroces guerreros vikingos en un modelo de
civilización (Brevik aparte).
Un día, no hace tanto, en una reunión de principales, mientras tomaban té aromatizado al jengibre, se inició un debate:
-Antes nos divertiamos más, -dijo Lars..
-¿Cuando antes?,-preguntó Torsten.
-Antes, en el siglo IX o el X, cuando nos dedicabamos a joder a los europeos -explicó Lars, siempre atento.
-Ya veo, -respondió Gunard, una de las cabezas pensantes del grupo.
-¿Y que podríamos hacer?,-preguntó de nuevo Torsten, un tipo curioso por naturaleza.
-Podríamos inventar algo que nos distinguiese,-intervino Soren, quien siempre tenía ideas, aunque normalmente incompletas.
-Lo tengo,-exclamó Gunard.
-¿QUÉ?, -preguntaron todos a coro, emocionados.
-Inventaremos la novela negra nordica, -remachó Gunard, la cabeza pensante del grupo, añoraran nuestras antiguas correrías.
-Y, de nuevo beberemos cerveza,-apuntó con deseo exacerbado Ole.
-Bueno, hasta ahí no sé yo..., dudo Mathias, el más prudente del grupo.
-A trabajar,-odenó Gunard, añorando un hacha de doble filo, ambos filos ensangrentados
Y se pusieron manos a la obra.
Y los editores se lo creyeron.
¡Que ya les vale, cuñao, ya les vale!.Este obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported.
Una critica cachonda que envenenó el ego de Luis Gutierrez Maluenda y le obligó a medicarse (con relativo éxito)
23/01/2012
¨El Barrio Chino de Barcelona,
actualmente El Raval, por obra y gracia de la normalización lingüística y
la reordenación ciudadana, es un lugar en el que mientras todos le
llamábamos Barrio Chino no era posible ver un solo chino y ahora que se
llama El Raval está lleno de chinos.¨
Tan verdad como lo que me cuelga entre las piernas y sustituye a mi cerebro buena parte de la horas del día.
De mayor quiero ser Luis Gutiérrez Maluenda.
Bueno, de mayor quiero ser en este orden:
Ross McDonald
Raymond Chandler
Lawrence Block
y Luis Gutiérrez Maluenda.
Que Maluenda mola ya lo sabéis, o deberíais, porque ya reseñe Música para los muertos y os lo dije y porque he dado el coñazo en twitter seguramente mas de lo necesario.
Mala Hostia estaba destinada a gustarme, mucho se tenía que torcer la trama para que no acabara siendo así. Se puede leer en la contra: Atila
es el detective duro, machista, alcohólico y mujeriego, que vagabundea
por el barrio del Raval de Barcelona, donde malvive resolviendo casos
por «cuatro duros» ¿no os suena eso a algo? ¿No os suena a PULP?
A ver si es que me estoy volviendo loco. A ver si me voy a leer una novela de Maruja Torres y también voy a ver PULP.
Ná.
De ninguna manera.
Mala Hostia sigue los dogmas del Pulp, no hay mas que leerla, pero quizá este mas cerca de los gloriosos BolsiLibros que de las publicaciones americanas Pulp. Eso no la desmerece ni un gramo, ya digo que no es un Bolsilibro,
solo los recuerda, cualquiera que haya leído una novela de Maluenda
sabe de su calidad indiscutible, de su dominio para la ironía, para el
humor negro, de su ritmo y de sus trabajadas tramas, todo ello casi
inexistente en los Bolsilibros.
Yo creo que Maluenda es un superdotado. Y un tipo con unas pelotas como la Sagrada familia.
Dicen que Maluenda era un ejecutivo
informático, que llevaba grandes cuentas, y que lo dejo todo y se
dedicó solo a escribir novelas, buenas novelas. Lleva escritas doce
novelas en total, dos de ellas exclusivas para ebook y cuatro de ellas aún inéditas.
Que tío.
Nuestro héroe en Mala Hostia
es Atila, un detective privado de los de bajo presupuesto, de los que
puedes contratar por unos pocos euros al día. Expulsado de una
importante agencia de detectives por inflar la cuenta de gastos de un
servicio, con ciertos conceptos femeninos nada necesarios, Atila se
gana la vida como puede desde el barrio del Raval, donde tiene una
pequeña oficina en un locutorio. Por si la pena de tener que compartir
oficina con lo que el llama Las adoradoras del Vallenato, un
grupo de mujeres que ven telenovelas y critican a diestro y siniestro,
fuera poco el lugar donde vive tampoco es una gran maravilla. Una
antigua garita de portero en un viejo bloque es donde por
cuestiones del destino unidas al género femenino tiene nuestro detective
su casa. Un cuartucho pequeño, sucio y estrecho con lavabo y ducha es donde Atila aguarda una época mejor.
Y entonces llega Néstor. Un
sudamericano que ha perdido algo. Ha perdido una rubia alta, de ojos
azules y cuerpo de calendario. Que dice que es su mujer. Atila casi que
no se lo cree, pero el cliente insiste. Y el cliente siempre tiene la
razón.
Y Atila se pone a buscar a la rubia.
Maluenda escribe entonces una novela
gamberra pero bien escrita, redonda y negra. Entendemos que una de las
bases de la novela negra es denunciar las injusticias sociales ¿si?
Desde siempre. Que ahora la novela negra haya cogido caminos
inescrutables por el señor es otra historia, pero desde siempre la
novela negra denuncia las injusticias sociales, señores. Pues eso hace
Maluenda en Mala Hostia. Desde el racismo, la exclusión social,
el clasismo, las condiciones en que han de vivir un sector de la
población (los inmigrantes), hasta la soledad de las personas, las
oportunidades en las vida, las segundas oportunidades en la vida, el
amor…
Maluenda no creo que tenga nada que
envidiar a muchos americanos. Ni a muchos nórdicos. A esos seguro que
no. Creo que esta al nivel del gran Francisco González Ledesma, al de
Andreu Martin y al de muchos otros que hacen buena literatura en
nuestra casa y fuera de ella. Solo necesita ser leído.
Mala Hostia es la primera
novela de la serie del detective Atila y la publica Alrevés editorial,
en marzo de este año publicaran la segunda de la serie que se llamara Un buen lugar para reposar, y ya estoy contando los días que faltan para ver en que se mete esta vez Atila, rey de los hunos.
Mala Hostia
Luis Gutiérrez Maluenda
Alrevés editores
158 páginas.
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