viernes, 25 de enero de 2013






LA NOVELA NEGRA NÓRDICA

 (UNA DEUDA HISTORICA)


Corría el siglo XI cuando se produjo en Europa la última correría de las hordas vikingas al mando de su rey Harald Hardraada, tambien conocido como Harald el Despiadado (dos metros de altura y alrededor de cien kilos de bestialidad).
En la localidad de Hastings, el catorce de Octubre de 1066 se enfrentaron los vikingos noruegos a las fuerzas normandas comandadas por el Duque de Normandia, Guillermo el Bastardo. En un punto conocido como Stamford Bridge, durante la batalla ocurrió la muerte de Harald Hardraada y su colega Tostig (probablemente no tan alto pero igual de bestia).. 
A partir de este momento languidece hasta cesar el imperio vikingo y sus correrias a sangre y fuego por Europa.
En cierto sentido la desaparición de los vikingos fue una lastima ya que era gente con la que nunca te aburrías, cuando no estaban incendiando conventos, quemando pueblos, violando monjas y degollando campesinos, organizaban los primeros botellones de la historia, usaban como recipientes craneos humanos en lugar de las antiesteticas jarras que luego y hasta la fecha son comunes a los bebedores de cerveza (de acuerdo que en los botellones actuales se bebe también a morro). 
La cultura vikinga, decimos, languideció, la gente del interior se retiró a sus moradas en valles y montañas a lamer sus heridas, dedicandose a la cría de renos y la gente de mar se refugió en las costas especializandose en la cría de marsopas. Y así fue transcurriendo el tiempo hasta llegar a nuestros días, convertidos los feroces guerreros vikingos en un modelo de civilización (Brevik aparte).
Un día, no hace tanto, en una reunión de principales, mientras tomaban té aromatizado al jengibre, se inició un debate:
-Antes nos divertiamos más, -dijo Lars..
-¿Cuando antes?,-preguntó Torsten.
-Antes, en el siglo IX o el X, cuando nos dedicabamos a joder a los europeos -explicó Lars, siempre atento.
-Ya veo, -respondió Gunard, una de las cabezas pensantes del grupo.
-¿Y que podríamos hacer?,-preguntó de nuevo Torsten, un tipo curioso por naturaleza.
-Podríamos inventar algo que nos distinguiese,-intervino Soren, quien siempre tenía ideas, aunque normalmente incompletas.
-Lo tengo,-exclamó Gunard.
-¿QUÉ?, -preguntaron todos a coro, emocionados.
-Inventaremos la novela negra nordica, -remachó Gunard, la cabeza pensante del grupo, añoraran nuestras antiguas correrías.
-Y, de nuevo beberemos cerveza,-apuntó con deseo exacerbado Ole.
-Bueno, hasta ahí no sé yo..., dudo Mathias, el más prudente del grupo.
-A trabajar,-odenó Gunard, añorando un hacha de doble filo, ambos filos ensangrentados
Y se pusieron manos a la obra.
Y los editores se lo creyeron.
¡Que ya les vale, cuñao, ya les vale!.
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