miércoles, 1 de marzo de 2017

DE JUECES, SICÓLOGOS Y VIVA LA VIRGEN

El otro día asistí a una presentación literaria, en ella, en contra de lo que acostumbra a suceder en estos actos, se abrió un debate realmente interesante. Uno de los presentados (persona por la que siento un sincero respeto) es sicólogo, e imbuido de su formación y convencimiento nos explicó que el mal no existe, al menos el MAL, así con mayúsculas. A partir de aquí desarrollaba la teoría que era obligación de todos entender la causa que había conducido al malhechor a cometer sus actos, y que si se entendía era un comienzo para la regeneración de la persona. Yo, en completo desacuerdo, respondí que siguiendo ese razonamiento era fácil entender a Hitler, quien consideraba a la raza Aria superior, y a cualquier otra despreciable y que por tanto ya estábamos en camino de justificarle.

Bien, no nos vamos a quedar aquí, sería un abuso por mi parte, profundicemos: Toda forma de pensar crea, en cuanto los que así piensan pueden imponer su criterio, una serie de mecanismos de actuación, vamos a llamarles protocolos. Y eso protocolos se aplican con la mejor voluntad y en la mayoría de los casos envueltos en un hermoso paquete de rutina. ¿Quiere eso decir que los protocolos de actuación son malos?. Pues depende. Si los resultados de la aplicación de los protocolos es beneficiosa para el entero cuerpo de la sociedad son buenos y los que no estemos de acuerdo debemos aceptarlos. Por el contrario si la sociedad no se ve beneficiada ya nos pueden teorizar hasta que la lengua se les convierte en estropajo, la teoría es mala, o en el mejor de los casos es mala su aplicación, con lo cual el resultado es el mismo.
En relación a las políticas penintenciárias es indudable que los sicólogos han triunfado, se han impuesto, se aplican sus tesis: todo el mundo independientemente de cual sea su delito tiene derecho a la redención, la cárcel no es punitiva es redentiva. Y se aplican protocolos rígidos que provocan que pasado un tiempo de privación de libertad y si no has hecho nada que lo impida (por ejemplo no has violado a un púber aunque solo sea porque en la cárcel los púberes no existen) los protocolos bienintencionados actúan de forma prácticamente automática y el señor violador, asesino, traficante, asaltante, sale libre. Y una inmensa mayoría no tarda en violar, matar, traficar, asaltar. ¿Y hacia donde nos lleva esta reflexión?. pues que un protocolo cuesta un huevo y la yema del otro de cambiar, aparte, claro está que quien comete un error hace todo lo posible para no tener que reconocerlo, por tanto estamos apañados.
Avancemos en el discurso: ¿que pasa con la idea de la reclusión o incluso la pena de muerte como castigo para librar a la sociedad de un mal que no merece, aunque solo sea porque la inmensa mayoría de sus miembros no matan, violan, trafican, asaltan. ¿Vamos a descubrir ahora que el Contrato Social de Rosseau es un tebeo?. ¿Vamos a descubrir que el bien del individuo no depende del bien de la sociedad?. ¿Vamos a descubrir que el bien de la sociedad no está amenazada por los individuos asociales que la atacan?. Defiendo la idea de que a estos elementos asociales hay que apartarlos para tener la seguridad de que un protocolo bienintencionado, pero estropeado por la burocracia y su propio vicio, no los va a devolver a la calle, al seno de la sociedad sana para que la corrompan, la azoten. La pena con que se castiga a un delincuente debe ser proporcional al pecado que ha cometido, no tiene nada que ver con un curso de jardinería en la Universidad a distancia que ha seguido o simulado seguir, o con el número de años cumplidos de su pena ¿para que vamos a castigar con diez años a un reo si hay un protocolo que obliga a soltarle años antes? Sería tan imbécil como un paquete de tabaco que te obliga a que cada vez que sacas un cigarrillo para fumarlo tengas que romperlo por el bien de tu salud. Yo diría que es más practico, más barato y menos demencial no comprar esta marca de cigarrillos.

Y ya que estamos: si no hay castigo suficiente para el criminal quien queda penalizada es la víctima, penalizada, burlada, escarnecida, se siente como el tonto del pueblo, ya no cree en la justicia, y piensa que para que va a portarse bien con lo practico que es pecar. Y empieza a regir la ley del más malo.

Y aun no hemos hablado de que los asnos obedecen al mandato del palo. Pues miren, los humanos también. Incluidos los sicólogos, los jueces y los peritos agrícolas. Y, vale, ya sé las enormes dificultades en que se encuentran todos ellos para desarrollar su trabajo con tantas presiones, medios escasos etc.etc,, incluidos los peritos agrícolas, pero no estábamos hablando de eso.
Sexo, marisco y rock and roll, colegas.