ENCUESTA.-
Resumen
de la encuesta amplia efectuada en todas las capas de población de
la sociedad española y cubriendo la totalidad del territorio
nacional. Un posterior análisis exhaustivo de los datos obtenidos
nos permite asegurar que el resumen que aquí presentamos es
representativo de la sociedad española.
La
pregunta efectuada por nuestro equipo de encuestadores fue:
¿Considera que la manipulación genética con fines de mejora del
ser humano y sus actos es compatible con la ética imperante en
nuestra sociedad?.
La
transcripción de las respuestas se ha ajustado a una sintaxis
convencional, prescindiendo de determinados giros idiomáticos
propios del encuestado, pero respetando en todos los casos el sentido
de sus palabras.
Sujeto
encuestado: Marcelino Vélez. 33 años. Albañil. Bobadilla del Monte
Respuesta:
A mi la manipulación no es lo que más me gusta, pero en ese tipo de
cosas cada uno tiene derecho a disfrutar como Dios le dé a entender.
Me parece que lo de la manipulación es cosa de jóvenes, porqué a
partir de cierta edad, no sé yo. Aunque mentiría si dijera que
nunca le he echado mano a ese recurso, valga la redundancia, como
dirían ustedes, que uno también tiene su cultura. Lo qué quería
decir es que cuando la genética aprieta y no tienes hembra a mano,
algo tienes que hacer.
Sujeto
encuestado: Toribio Launa, 64 años. Funcionario. Zaragoza.
Respuesta:
¡Que manipulación genética ni que leches! Cada uno nace como nace
y no hay que tocarlo que luego pasa lo que pasa con todas esas
enfermedades raras que nos están echando encima entre los unos y los
otros. O sea, a cada uno lo que Dios le ha dado. Y como decía mi
abuela: cada cual es cada uno y tiene sus “caunadas”.
Y el
Ebro que se quede donde está, que con la coña de tanto avance y con
la excusa del progreso y la solidaridad aun nos lo van a llevar a
donde el gobierno quiera. Que ya sé yo adonde sería ¿eh?.
Sujeto
encuestado: María de la Concepción Faures, 55 años. Ama de casa.
Guadalajara.
Respuesta:
Mira chica, en mis tiempos todo esos adelantos no se llevaban, pero
bien que nos apañábamos. Eso sí, siempre dentro del máximo
respeto y cristianamente, cada uno en su casa, no como ahora que los
ves por la calle como los perrillos. Y fíjate bien en lo que te
digo: cinco hijos con mi Mariano y aún le tengo detrás de mí cada
vez que me agacho, que se pone como un burro. Y eso que una ya no es
lo que era en sus buenos tiempos, que los años no pasan en balde
para nadie. Te digo yo lo que sirve de verdad en lugar de las
manipulaciones esas que seguro que las maneja el diablo: Nivea por
las mañanas y agua clara por las noches. Y bien lozana que se
conserva una sin tantas monsergas.
Sujeto
encuestado: Vanesa Hernández, 21 años. Parada de larga duración.
Barcelona.
Respuesta:
A mí me parece súper guay, tía. Si yo tuviese dinero para gastar,
me iba a poner de todo y lo flipabas mogollón. Yo trasunto y me la
juego a que tu pregunta va por lo de siempre, que en este país no
mejoramos. O sea: que la iglesia y la derecha están en contra de que
una tía se mejore y esté para ponerse a pecar nada más que la
veas. Además, digo yo que no habrá tanta diferencia entre la
manipulación genética y un wonderbra, un tatoo o un piercing.
Bueno, no sé yo si con un piercing a lo mejor si, porque según
donde te pinchas igual duele que lo flipas. Aunque ahí seguro que
debe haber control sanitario que te cagas, porque si no… chungo
¿verdad?.
¿Oye
tía, tienes un pitillo?.
Sujeto
encuestado: Amalarico Guedes, 40 años. Policía. Las Palmas de Gran
Canaria.
Respuesta:
¿Mejorar al ser humano, con qué?. Manipulación genética, dices.
Ya. Bueno, a nosotros nos están acusando constantemente de manipular
de todo: pruebas, circunstancias atenuantes, confesiones y lo que se
te ocurra, así que ya sé de qué me hablas. Pero mira chaval, te
aseguro que la gente no cambia ni a hostias, ya le puedes manipular
tanto rato como quieras. Y yo sé de lo que te hablo.
Oye,
por cierto, no te he visto yo a ti una noche de estas.
Si
hombre, la noche aquella de la fiesta en la disco, la que acabó a
navajazos, por ejemplo.
¿No?.
Bueno,
pues sigue así.
¿Decías
algo?.
¡Ah!
Vale.
Sujeto
encuestado: José de los Prados, 45 años. Catedrático. Madrid.
Respuesta:
Una pregunta interesante la que usted me plantea querida señorita.
Siempre me ha fascinado el complejo problema que comporta la relación
entre la moral, que por cierto no hay que confundir con la ética,
como al parecer hacen ustedes a tenor del enunciado que me plantea.
Supongo que no necesita que le diga que la ética es la ciencia que
estudia el comportamiento moral, tanto si nos referimos a un sujeto
como al cuerpo social en su totalidad, pero bueno a lo que íbamos.
Si
como asegura Wittgenstein ¿era Wittgenstein?, el ser humano no es
responsable de los actos que comete cuando es forzado, o simplemente
conducido por eventualidades o coyunturas no escogidas o deseadas por
él, la manipulación genética no debe ser necesaria en absoluto, ya
que en este caso el ser humano tomado como ente social nunca será
culpable, ni por supuesto susceptible de mejora. Entendiendo, claro
está, que la genética, al menos en el estadio de desarrollo que
habita hoy en día, no puede actuar más que en el ser humano y no en
su entorno, entendiendo este como el conjunto de solicitudes que
recibe el ser humano. Cuando se da el caso, la manipulación
genética, sin duda se convierte en un proceso tendente a lo que
podríamos denominar “manicura moral” o proceso estético, que
concluirá en función de un escenario que en puridad le es ajeno al
sujeto, aunque le afecte directamente.
¿Ya
está, dice usted, no necesitas una explicación más completa?.
Entiendo que la que le acabo de dar, si bien está correctamente
enfocada, es necesariamente fragmentaria y tal vez….
Bien,
bien, gracias. Aunque creo que debería borrar Wittgenstein, quizás
fue Leucocides de Siracusa quien lo dijo. En fin Groucho Marx no fue,
seguro.
Sujeto
encuestado: Manuel Heredia Vargas, 29 años. Vendedor ambulante.
Granada.
Respuesta:
¿Que si sé lo que es manipulación genética?. Sí, es aquello que
hicieron para que naciese una burra igual que su madre. De la burra
me refiero, que yo no falto a nadie, y menos a la madre.
¿Oveja?.
Bueno, oveja, pero es eso, ¿no?, oveja, cerdo o burra, qué más da.
Pues no sé qué decirle, a nosotros y hablo por todos los míos, eso
son cosas que no entran en nuestra cultura. Como lo de invitriar para
que nazcan niños, a mí no se me ocurriría nunca invitriar a nadie
a mi casa mientras me follo a la parienta. Nosotros hace muchos años
que traemos churumbeles al mundo sin inventos extraños.
Sujeto
encuestado: José Pérez Pérez, 39 años. Okupa emocional y cachondo
conceptual (según manifestación propia). Albacete.
Respuesta:
¡Hostia tú si me parece bien! Pues no hace tiempo que espero que la
Seguridad Social cubra todas las cosillas que se le puedan mejorar al
ser humano. Y por lo que hace referencia a si me parece ético o no,
¿sabes lo que te digo?, qué me la suda, chaval, que me la suda. ¿Tú
sabes lo que quieren las titis?. Hijos sanos, chaval. ¿Cómo que y
qué?. Pues que en cuanto me ven desnudo con mis piernacas torcidas y
el pecho lobo arrastrado para abajo me dicen que una vez y no más
como Santo Tomas. Y mira que uno se lo trabaja para que no tengan
queja.
¿Cómo
que y qué, chaval?. Pues que si les digo que no se me preocupen que
eso luego se arregla con un par de toques genéticos en el Piramidon
de Madrid, y que yo allí tengo enchufe con un camillero (porque de
momento en Albacete lo de la manipulación genética va a tardar, eso
seguro) no paro de follar. ¿Lo pillas, chaval??.
¿Cómo
que si estoy seguro de lo que cuento?. Anda chaval, que tú también
estás interesado en lo de la genética ¿eh?. Qué me parece a mí
que tú te comes una rosca al año, por Navidad y rodeada de
polvorones.
Con
Dios, pichurri. Y suerte con las titis de aquí en adelante.
¡Ah!
Y si te enteras de que lo venden en pastillas, me avisas, estoy
siempre por aquí, pregunta por “El Dulce de Leche”
Sujeto
encuestado: Pachi Barandarian Aguirregomezcorta, 36 años. Contable.
Bilbao.
Respuesta:
Ahíva, pues. ¿Y para qué va a querer uno de Bilbao que le mejoren
nada?.
Anda
la hostia que hacéis cada pregunta.
Sujeto
encuestado: Pilar Badia Badia, 83 años. Jubilada. Soria.
Respuesta:
¿Qué dices que tengo en la manga, moza?
¿Suciedad
en la manga?.
¡Ah!
Mutilación genética en la sociedad, sí. Sí ya te oigo, claro, no
hace falta que me chilles, me hablas de la mutilación genética.
Oye, cielo, ¿y porque no me dejas tomar el sol tranquilita?.
Y haz
el favor de apartar ese aparato de mi boca, ¡leñe! que no estoy
sorda.
Sujeto
encuestado: Valentín Amor Sarasate, 52 años. Poeta. Cádiz.
Respuesta:
Sí, me parece perfectamente lícito que la ciencia intervenga en la
vida del ser humano si es para mejorarle. Al fin y al cabo es lo que
llevamos intentando con mejor o peor suerte desde hace veintiún
siglos: mejorar, hacernos más humanos. Pero yo me pregunto: ¿qué
modificación genética me ayudará a vencer esa melancolía de las
tardes dominicales, cuando en invierno la oscuridad me persigue hasta
cubrirme por completo, mientras a trechos regulares un farol anónimo,
misericordioso, reta a las sombras?. ¿Qué hará la ciencia por mi,
cuando la tristeza me venza?. Cuéntamelo, brisa marina.
Sujeto
encuestado: Gladys Siena, 23 años. Asistenta del amor. Barcelona.
Respuesta:
Bueno, vale, puta quería decir, ¿lo tienes más claro ahora?. Pero
es que en la oficina de “Assisténçia a la dona de la Generalitat”
si les digo que soy puta me sueltan un rollo que te cagas: que si soy
tan respetable como cualquiera, que si no debo agachar la cabeza, que
no hay mujer puta (mandan huevos que me lo digan a mi). Lo que
quieras, pero cuando me trincan y me dan un paseo en el coche celular
de los Mossos, las de la “Assisténçia a la dona” están en su
casa viendo la tele y diciéndole a su marido: “hoy no cariño que
tengo jaqueca”. Y luego, bajando del celular, me cargo yo al marido
que viene chamuscado, porque aquí una no tiene derecho ni a la
jaqueca reglamentaria. El otro día me viene un tío, filósofo él
además de medio impotente, y me dice que “amar es difícil y
fingir que se ama fácil”. No te jode, le contesté que sí, que
para no saber fingir hace falta ser muy puta. Me lo saqué de encima
con cuatro suspiros artísticos y un meneo lateral, especialidad de
la casa. Más que nada para darle la razón.
Pues
sí, estoy de acuerdo con lo que me decías de la genética y lo
otro, (que ya no me acuerdo que era), que nosotras también tenemos
nuestros derechos. Pero eso si, toda la cuestión de la ética (eso
era, ya me he acordado) y de la genética que nos lo llevemos
nosotras, que si se mete el chulo no vemos un euro.
Oye,
¿eso sale con nuestro nombre y tal?.
¿Sí?
Pues pon que me llamo Gladys Siena, es igual de falso que Leticia
Paradis, pero es el nombre de una tía guarra que no hace más que
joderme el curro con ese enorme culo de negra que no le cabe en la
minifalda. Te lo digo porque mi hombre es muy suyo y como de genética
de esa no entiende nada igual se le tuerce el morro y me da de
hostias. Y si se las da a la Gladys, con los morros que tiene ni se
le notara cuando se le hinchen.
Sujeto
encuestado: Lisardo González, 60 años. Pastor. Orense.
Respuesta:
¿Y tú porqué lo quieres saber?.
¡Ah!
Porque tu trabajas de eso, de preguntar cosas a la gente que está
trabajando. ¿Y se gana mucho dinerin con eso?.
Lo
justo para ir tirando, ¿eh?. Claro, como todos, rapaza, como todos.
¿Y la empresa esa donde trabajas, es muy grande?.
Una
multinacional, claro, claro. Esos lo quieren saber todo, luego vete
tú a imaginar que hacen con lo que dice la gente. Igual se lo
venden a los americanos, a la C.I.A. ¿se llama así lo de los
americanos, verdad?.
Sí, y
el F.B.I. también es americano ¿no?.
Si,
claro, claro, son tremendos esos americanos, siempre queriendo saber
todo de todo el mundo. A mi no me gustan los americanos, ¿a ti te
gustan?.
No, ya
lo suponía, a nadie le gustan los americanos, son muy retorcidos,
ellos. Y ahora con ese presidente negro que se han comprado aún son
menos de fiar ¿verdad?.
¡Ah!
A ti te gusta el negro, te cae simpático… pues quizás sí que lo
sea. Yo es que no entiendo mucho de política, ni de americanos, ni
de ética, ni de manipulación genética de esa que me preguntabas.
¿Tú si debes saber que es todo eso, no es verdad, rapaza?.
Claro
que lo sabes. Lástima que hoy tenga tanta prisa, pero si otro día
nos vemos me lo puedes contar ¿verdad anduriña?.
Con
Dios, serás buena ¿verdad?.
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