CAPITULO OCTAVO
Salimos a la calle, la noche
ya se expandía por los rincones del Raval tapando miserias,
encendiendo colores cegadores de escrúpulos. El barrio era un caldo
de cultivo de malos pensamientos en el que ruido, humo y luces
oficiaban de anfitriones. Caminamos por calles donde pequeños grupos
de negros de apariencia ociosa vigilaban nuestro interés.
Paquete al pasar cerca de uno
de los grupos escupió en el suelo y les miró, retándoles. Uno de
los negros se separó ligeramente del grupo y piso el escupitajo.
Otro de ellos le cogió del brazo, se lo llevó y le dijo algo,
sonriendo. El que había pisado el escupitajo soltó una breve
carcajada sin mirarnos.
-Aquí los tienes, esos son
los nigerianos que trabajan el mercado de la heroína -dijo Paquete,
-tienen buen caballo a precios de mercado, lo trabajan directamente
del mayorista.
-¿Y la policía no les
detiene?.
-Esos no llevan la droga
encima, si alguien se declara comprador y después de valorarle
deciden hacer el negocio le llevan hasta el lugar donde tienen
escondida la droga, normalmente un piso de la vecindad, le ordenan
que espere en el portal y se la bajan. En alguna ocasión un policía
puede hacerse pasar por comprador y trincar al negro con la mierda en
la palma de la mano. ¿Y que tienes?.
-A un negro con la palma de la
mano llena de mierda.
-Eso es, un negro con la palma
de la mano llena de mierda, al que trincas, lo encierras y en la
esquina hay doce negros esperando tomar su lugar. Y si los trincas a
todos, en la próxima descarga de emigrantes viene el relevo. Pero
los políticos están encantados, hasta los más miserables tienen
que vivir en algún sitio, es una forma como otra cualquiera de
dinamizar la construcción y cobrar buenas comisiones, probablemente
sea la más rápida. Alguien ocupa los pisos más baratos, sus
habitantes optan, aunque sea a golpe de crédito duro a otro piso en
algún lugar más decente de la ciudad. Él que vivía allí, coge
el dinero se busca otro crédito y se va al Ensanche. El del Ensanche
coge el dinero se marca otro crédito y se traslada a la Villa
Olímpica. Y los bancos encantados hasta que llega el tío Paco con
la rebaja y nos vamos todos a la miseria. Y hay que joderse como se
pone la Prima de Riesgo. Y toda esa gente también come. Aunque, si
hemos de ser sinceros, eso no es demasiado negocio para el país,
normalmente comen lo que les da beneficencia.
-Te has dejado una, en el
capitulo de la construcción.
-¿Cuál?.
-De vez en cuando hay que
construir una cárcel nueva debido a que las antiguas ya están
llenas y eso también dinamiza la construcción.
-Complicado, los vecinos se
quejan si les montas un asilo de chorizos en la esquina de su casa,
es mejor dejar salir a una buena manga de ellos y hacer sitio en las
viejas.
-No me imaginaba ver a los
vendedores de heroína en esta calle, me habían dicho que se ponían
en la calle de Las Egipciacas y los jardines de la Escuela Masana.
-Eso fue al principio, pero la
calle de Las Egipciacas ahora está llena de cámaras de seguridad.
Entre la Biblioteca de Cataluña y el Instituto de las Ciencias la
han convertido en una calle respetable y en los jardines tampoco
conviene, alguien ha conseguido el permiso para montar un bar con
ciertas pretensiones de diseño. Restaurante elegante, por las noches
hay actuaciones en directo, a la gente le gusta, no estarían
demasiado a gusto con los negros vendiendo heroína entre las mesas,
así que ahora rondan por los alrededores. Como puedes ver no se han
ido demasiado lejos, al cliente se le han dar las facilidades que
sean necesarias.
-¿Y siempre son nigerianos?.
-Básicamente, al menos por lo
que hace referencia al comercio de droga dura barata.
-¿Es ese su negocio?.
-Uno de ellos, en realidad los
nigerianos son los reyes de la estafa. Por lo que respecta a las
estafas, en todos los países del África Negra son bastante
aficionados a practicarlas, sin embargo también son los nigerianos
los que se llevan la palma, ¿conoces la gama de estafas que
practican?.
-No.
-Te las contaré cenando, ya
estamos llegando al palacio de la bazofia.
-Bueno, hombre, no será para
tanto.
-No, en realidad se come
bastante bien.
Habíamos cruzado por la calle
Robadors y San Ramón, allí tres putas que no hacía mucho aun eran
adolescentes, -sin que ello negase su condición de putas- y
pronunciaban con mayor soltura “mamada” que “cariño”,
probablemente porque la “r” a muchas de ellas se les atraganta,
me habían jurado amor eterno durante diez minutos si estaba
dispuesto a compartir una parte de mi fortuna con ellas. Mezcladas
con las jóvenes, veteranas que habían transitado por tantos cuerpos
que ni siquiera necesitaban mirar dos veces para decir con asombrosa
exactitud tu peso, hacían lamentables esfuerzos para seguir
seduciendo a quien tuviese dinero para ayudar a pasar el mes.
-¿Esas también mantienen a
un chulo?,-le pregunte a Paquete señalando a una anciana de
minifalda varicosa que paseaba tratando de no mostrar sus
dificultades motrices. La pregunta era retórica, no necesitaba que
nadie me informase. Si vives en El Raval, aunque sea por referencias,
conoces vidas y milagros de más de una puta, se trataba de
concederle a Paquete el rol de experto. En otro sentido la opinión
de aquel tipo tan peculiar podía ser interesante. Su respuesta fue
tan contundente como esperaba.
Se encogió de hombros antes
de responder: -hay chulos que también están muy jodidos, tanto como
las pocas putas que les quedan, algo de dinero tiene que llevar para
visitar a los negros de ahí detrás. Piensa que en sus tiempos
mozos, cuando eran guapos y matones lo de las mafias era algo poco
operativo, se era hijoputa a titulo personal, y una multinacional del
crimen era algo que solo podías ver cuando la destruía Robert
Mitchum en la pantalla del cine Diana de la calle de Las Tapias,
mientras escuchaban como en la fila de atrás una puta y un posible
cliente regateaban el precio de una paja. ¿Tú conociste el cine
Diana?.
-Si, pero solo por fuera, era
muy niño para que alguien me hiciese una paja mientras Robert
Mitchum se cargaba a los malos. Así que pasaba por delante y soñaba
con placeres exóticos.
-Era muy educativo, mientras
veías a Lana Turner seduciendo a Orson Welles podías escuchar la
voz de uno de los pocos clientes interesados en la cinematografía
quejándose: “venga ya, joder, no puedes hacerle una rebaja, se la
machacas y nos dejáis ver la película de una puta vez”.
-Venga Paquete, tú tampoco
tienes la edad suficiente para que te dejasen entrar en El Diana.
-Claro que la tengo, además
me encantaba Lana Turner, -lo dijo sonriendo y aceleró el paso para
evitar mi respuesta.
El local donde según Paquete
podías comer con la seguridad de que no ibas a resultar envenenado,
era pequeño y más limpio que alguno de sus clientes. En alguna
ocasión había pasado por delante, incluso había pensado en entrar,
pero había archivado la decisión en el rincón de mi cerebro
dedicado a asuntos de alta prioridad pendientes de ejecutar sin
prisas.
Paquete me señaló una mesa
desocupada vecina de otra donde cuatro tipos jóvenes comentaban en
voz baja algo que al parecer era de la mayor trascendencia. El ex
policía los señaló y sin alterar lo más mínimo el tono de voz
me informó: -esos cuatro son antisistemas, probablemente salidos de
la Universidad, que están tratando de encontrar la manera más
adecuada de arreglar el mundo a pedradas en los escaparates. Cuando
le dan a una tienda de moda se sienten como el Che Guevara, si la
luna que acaban de romper pertenece a una oficina bancaria, nadie les
quita de la cabeza que son los herederos del Chacal. Si les quitas
las piedras corren a buscar el spray, si les quitas el spray le
lloran a mamá, le cuentan lo malos que son los policías de este
país. En ocasiones les acompaña uno que es de la facción dura, es
posible que este no haya pisado una universidad en su vida, es de los
que ha sufrido los males de nuestra sociedad desde pequeño, es de
los de primera línea cuando hay hostias. De esos los hay y buenos,
no te creas, acostumbra a ser un rapao con más tatuajes que pelos en
los cojones, esos no pisan la universidad si no es para ponerle una
bomba. Ellos, al menos mientras no entran en la vida política más
convencional lucen de ese palo, si suben de categoría se pasan al
traje y la corbata por el bien de la nación y de sus anhelos
revolucionarios y ya pueden dedicarse a robar, construirse una casa
con vidriera y vigilar que ningún hijo de mala madre, cargado de la
misma adrenalina que tenían ellos, se la rompa de una pedrada.
-¿Qué tienes tú contra la
Universidad?.
-Lo mismo que contra las
Olimpiadas, nada. Pero de la misma manera que en las Olimpiadas hay
gente que se ha estado machacando todo el año y va a ganar la gloria
o al menos a intentarlo, hay otros que bien por saber que la gloria
no está a su alcance, bien porqué son así, lo que más les
interesa en pillar alguna noche de juerga en la Villa Olímpica y
follarse a la gimnasta checa menos dotada para la competición pero
con las tetas más grandes. En la Universidad los hay que van a
conseguir su ilusión o al menos ha asegurarse una carrera que les
permita forrarse cuando salgan al mundo, pero también los hay que lo
único que hacen es quemar calorías protestando por cualquier cosa,
tentando cualquier ideología o probando cualquier sustancia que se
esnife, se chupe, se inyecte, o se mame. Muchos de ellos son niños
de papá con más aspecto de creadores que capacidad para crear.
-Hay que joderse Paquete, ves
el mundo como un basurero.
-Jodete tú, hermano, eres el
que pregunta.
-OK. ¿Hoy no está el duro?.
-No, hoy no está. A ese le
tengo echado el ojo, y él a mí, pero sabe que con esos cuatro
pringaos no puede contar, esos son de los que te insultan desde lejos
y luego corren, así que el rapao le va dando tiempo al tiempo, y yo
a él. Algún día nos encontraremos. Bueno, eso a ti no te interesa.
-Solo como cultura general, a
mi lo que me interesa es la lencería de señora, especialmente si
está esparcida por el suelo a los pies de mi cama cuando me
despierto por la mañana. Yo soy de los que si pueden se pasean por
la Villa Olímpica a ver que pillan.
Si los cuatro tipos
escucharon las palabras de Paquete, que en algún momento había
levantado la voz lo suficiente para que le oyeran, tomaron partido
por la prudencia y siguieron con sus cuchicheos. Un buen
revolucionario lo primero que aprende es que hay que andarse con ojo
cuando el vecino te puede forrar a hostias. Y era evidente que
Paquete lo deseaba tanto, como ellos hacerse con un lugar en la
historia.
-Déjalo, no me interesan en
absoluto tus proezas sexuales. Vamos a lo práctico: mira aquí se
come bien siempre que te gusten las pizzas, las empanadas, las
tortillas, cosas así, no te molestes en pedir nada demasiado
elaborado.
En una mesa del fondo tres
muchachas de aspecto elegante comentaban algo entre risas coquetas
mirando a la mesa donde los cuatro conspiradores escogían, según
palabras de Paquete, el mejor escaparate para arreglar el mundo a
pedradas.
-¿Y esas?, -señalé a las
tres jóvenes.
-No las conozco, pero está
claro, tres niñas pijas que han venido a darse una ducha de suciedad
por estos barrios. Quizás liguen con los revolucionarios y luego le
podrán contar a las amigas lo atrevidas que son. Quizás se atrevan
a intimar con alguno de ellos, más que nada para que la amiga más
pacata se muera de envidia. Hasta es posible que alguna de ellas se
contagie del espíritu revolucionario por vía vaginal.
-Buen método.
-Si, muy tentador. Ofrece la
posibilidad de intentar reconducir al revolucionario a la vida
convencional, casarse de blanco y divorciarse con honores después de
engendrar un par de bebés. Y a ellos les proporciona la excusa para
dejarse de aventuras y entrar de pasante en un bufete de abogados y
dedicarse a apañar divorcios Express, y si hay suerte, durante un
tiempo, follar un par de veces a la semana.
-O sea que aquí tenemos de
todo.
-Casi de todo. Lo que no
verás en este local son profesionales, el puterio está prohibido.
-¿Qué pasa, no las dejan
entrar?.
-Eso es, el dueño se casó
con una y comprobó en carne propia aquello de que la cabra tira al
monte y las putas a la cama y cobrando. Y ahora no quiere saber nada
de cabras ni de putas.
Nos sentamos y pedimos la
comida a una camarera que tenía una boca preciosa salpicada de unos
dientes feos que mostraba profusamente en sonrisas gratificantes. Nos
aseguro que el quiche Lorraine estaba buenísimo, lo había hecho
ella misma.
Paquete dijo: -bueno, pues eso
y tortilla de calabacín. Pon también unas empanadillas.
La chica nos deslumbró con
una nueva exposición de dientes feos y marchó a la cocina.
-Bien, ¿continuamos con lo
nuestro?.
-Por favor.
-¿Dónde habíamos quedado?.
-Creo que en las estafas de
los nigerianos.
-Si, son los amos. No sé si
en su país las hacen, imagino que si, pero en Estados Unidos esas
estafas ya corrían por Harlem en los años veinte, quizás las
inventaron los negros americanos, pero lo dudo. Muy pocos negros
americanos regresaron a África y los cuatro chalados que lo hicieron
diciendo que querían regresar a sus orígenes, se volvieron con la
cola entre las piernas diciendo que allí olía mucho a rinoceronte y
que a los orígenes les podían dar por donde amargan los pepinos.
Por el contrario desde el África llegaron a America muchos negros y
no precisamente en camarote de primera. Vete a saber, yo solo te
puedo contar lo que hacen y como lo hacen. La cuestión es que desde
el invento de Internet se las han ingeniado para multiplicar por unos
cuantos miles la eficiencia de las estafas, antes era una cosa
artesanal y de poco calado, actualmente con el dichoso invento de
Internet puede llegar a ser una fuente de ingresos de cierta
importancia, motivo por el cual la mafia se ha interesado por las
estafas y las tiene en su catalogo, aunque no en un lugar preferente,
en mi opinión es una muestra de respeto hacia las tradiciones
identitarias.
El sentido del humor de
Paquete me estaba resultando convincente.
Si es que en realidad aquello
era sentido del humor.
El quiche Lorraine estaba
realmente bueno.
Y no había ningún diente feo
dentro.
Paquete comenzó a explicarme
la manera en que los nigerianos han convertido la estafa en una obra
de arte. Yo había oído hablar de ello pero nunca me había
encontrado con un estafador nigeriano ni con su victima, así que el
tema me interesaba.
-Las victimas de la estafa
reciben un correo electrónico, antes el medio era el correo postal o
el teléfono, pero eso prácticamente ha desaparecido, la informática
es rápida, difícil de detectar en origen y permite envíos masivos
de cebos.
-¿Hay más de un cebo?.
Muchos, aunque básicamente
sean los mismos, se trata siempre de explotar la avaricia humana. Una
de las estafas es contar que eres un africano rico, en ocasiones una
compañía petrolera, una empresa propiedad de un político corrupto,
-no sienten el menor pudor para hacer gala de su condición de
corruptos- un opositor al régimen en el poder etc., que necesita
sacar dinero, mucho dinero, del país y te propone que le des tú
número de cuenta para traspasar allí su dinero, tú recibirás un
diez por ciento como muestra de agradecimiento. Si te interesas y
respondes a su mail, para acabar de convencerte te envían documentos
con muchos sellos oficiales profusamente coloreados, por supuesto
todos ellos falsos. Entonces te cuentan que ellos no disponen de
efectivo, su dinero está en una o varias cuentas y que por motivos
políticos o familiares no pueden sacar nada de allí, están
vigilados, así que necesitan les envíes una cantidad que será más
o menos modesta según el grado de interés que estés mostrando, son
muy buenos detectando el grado de estupidez de la victima. Te
explican, apoyándose en los documentos enviados y en su inventiva,
que necesitan el dinero para sobornar a un funcionario, político,
policía etc. que desbloqueará la transferencia del dinero a tu
cuenta. Esa cantidad por supuesto te será devuelta junto con tu diez
por ciento en cuanto la transferencia haya sido hecha. Si picas jamás
verás ni el préstamo ni la transferencia.
-¿Y la gente pica?.
-Coño, ¿no hace cien años
que aquí estamos picando con el tocomocho?.
-Ya.
-Espera, te cuento algunas
variantes de la misma estafa: Te regalan un animal especialmente
valioso por no poderlo atender, la página a través de la cual te
llega el anuncio pasa por ser una residencia de animales o algo
parecido. Si picas, inmediatamente recibes una notificación, por
supuesto falsa, del aeropuerto desde donde va a salir el animal
rumbo a tu casa, en ella te piden una cierta cantidad de dinero, no
mucho, como gastos de envíos o cualquier otra chorrada. Al tiempo te
cuentan como se va a producir el envío. Una vez has pagado, a los
pocos días recibes otra notificación, en este caso de un aeropuerto
distinto en el que se te comunica que a causa de un error se ha
recibido allí tu animal. Por supuesto debes hacerte cargo de los
gastos de envío si quieres recibirlo. Y así una y otra vez hasta
que te das cuenta de que te han tomado el pelo y ya no envías más
dinero. Para ellos entonces has dejado de existir, ya se trata de
cazar a otro mirlo blanco.
-Tiene su gracia, Paquete, al
menos no hacen otra cosa que jugar con la credulidad de la gente, su
codicia y falta de escrúpulos.
-Si, claro, son gente
simpática esos nigerianos. Pero ahora te contaré algo que no te
hará tanta gracia: en las estafas importantes pueden llegar a
invitarte a que vayas al país africano desde donde se han puesto en
contacto contigo, así comprobar la veracidad de lo ofrecido. O
pueden apelar a tus sentimientos humanitarios para que vayas a
ayudarles, conocer a la persona a la que estás ayudando. Una vez
allí eres secuestrado y son tus familiares los que reciben noticias
suyas, evidentemente pidiendo dinero. Se han dado casos de asesinatos
en la persona del estafado.
-Joder con los nigerianos.
-No, no son solo nigerianos,
ellos son los más activos, pero ese tipo de estafa la llevan a
término la mayor parte de los países africanos, incluyendo a países
mejor considerados que los clásicos que los representantes del
África Negra, por ejemplo los sudafricanos. Todos ellos últimamente
han abierto sucursales en las principales ciudades europeas y los
envíos los hacen desde aquí. ¿Te suenan Madrid y Barcelona como
ciudades europeas?.
-¿Aquí los tenemos?.
Paquete se encogió de hombros
y continuó con su explicación -A partir de aquí hay un buen número
de estafas que son simples variantes de las que te he expuesto, está
la del premio de lotería a la que nunca ha jugado la victima. Ya sé
que hace falta ser capullo para picar pero fíjate si ha caído gente
en esta historia que el Organismo de Loterías y Apuestas del Estado,
aquí en España, en su web advierte de que este tipo de estafa se
está practicando en la Red y que no se hacen responsables de ninguno
de estos avisos de premios.
-Dios Santo.
Paquete parecía haberse
olvidado de mi, seguía hablando.
Luego tenemos la del pariente
desconocido que te deja la herencia, o la del prisionero español en
una cárcel de vete a saber donde y que necesita ayuda para poder ser
liberado, también la de la compra de un coche o un móvil por
Internet, la de la compra de cualquier cosa y el recibo de una
cantidad superior al importe de la venta, con lo cual debes abonarle
la diferencia, cualquier cosa que se pueda comprar y vender es
susceptible de ser el gancho a través del cual funcione la estafa
nigeriana.
-Pero bueno hombre, si recibes
una cantidad superior a la que ellos te piden, ¿dónde está el
problema?.
-El problema reside en que tú
recibes, con cualquier excusa, por ejemplo un pago que ellos deben
hacer a un ciudadano español, una cantidad superior al importe de la
venta y…
-No te entiendo, Paquete,
ponme un ejemplo.
-Bien, tú pones en Internet
un anuncio a través del cual quieres vender tu coche viejo. Pides
dos mil euros por él. Al cabo de un par de días recibes un mail
amabilísimo en el que un fulano desde Alemania, por decir un país
que merezca confianza, te notifica que está muy interesado en
comprar tu coche. Acepta pagar los dos mil euros sin el menor
regateo. Te dice también que el no puede venir a España de forma
inmediata a recogerlo y pagarlo. Lo hará más tarde, pero entiende
que tú necesites tener la seguridad de que la transacción se va a
llevar a cabo, por tanto lo pagará de inmediato. Te propone el
envío, a través de un talón bancario. de una cantidad de dinero
superior a los dos mil euros, ya que en una de sus transacciones
tendrá que pagar el resto a un comprador español, así con este
envío arregla los dos asuntos de una tacada. Evidentemente tú debes
reembolsarle la diferencia mediante una transferencia. Te dice que
confía plenamente en ti, ambos sois caballeros y no hay motivo para
sospechas. Como eres muy listo piensas que primero tienes que ver su
talón para hacer la transferencia por la diferencia y luego ya
veremos.
-Claro.
-Y lo ves. El talón llega al
banco. Y, si eres un tipo honrado, haces la transferencia con el
reembolso convenido. Pero lo que no sabes es que el sistema bancario
europeo permite que durante un plazo que va de los quince a los
veinte días, dependiendo de cada país, el dueño del talón, quien
lo ha firmado y enviado, puede retirar aquel dinero sin dar
explicaciones y sin que hayas dado permiso. Sin embargo has hecho una
transferencia que es cobrable al momento, tu dinero ya ha sido
retirado, mientras tú solo tenías constancia de que el talón
prometido había llegado a tu cuenta. Y te han jodido porque en
cuanto tienen tu dinero ellos cancelan el talón.
-Muy ingeniosos, los chicos.
-Si, pero hay una estafa que
es especialmente ingeniosa, más que esta, mucho más. Se trata de
que la victima reciba un mensaje del Estado Nigeriano en el cual se
le comunica que por haber sido victima de la estafa nigeriana, el
gobierno te compensa con un reembolso que puede llegar hasta los
quinientos mil euros. No importa que la futura victima no lo haya
sido hasta aquel momento, la codicia hace que pique. Le proporcionan
el contacto con un funcionario, -por supuesto falso, aunque vete a
saber-, del Gobierno nigeriano quien le informará del depósito que
debe ingresar en una cuenta como gastos de tramitación, piden
alrededor de seiscientos euros. O sea una verdadera ganga.
No pude evitarlo, me eché a
reír, la tentación de pasearme por el lado gracioso de la cuestión
fue demasiado grande.
Paquete no me acompañó en la
diversión.
-Mira, capullo, te voy a
quitar las ganas de reír de una vez: desde hace un tiempo en la Red
han aparecido los “Scam Baiting”, son lo que podríamos llamar
caza estafadores. Gente que se fabrica en la Red una personalidad
ficticia y se presentan como carnaza para los estafadores. A mitad de
proceso, cuando llega el momento de soltar la pasta se despojan de la
careta y se burlan de ellos, les dicen que mientras han estado
tratando de estafarles han perdido un tiempo precioso para llevar a
cabo una estafa exitosa. Pero esta actividad debe llevarse a cabo con
exquisito cuidado para que los estafadores no puedan localizar la
verdadera identidad del “Scam Baiting”. Ya se conocen dos casos
que han acabado en asesinato, ¿qué te parece, es para tomárselo a
broma?.
No le respondí, en primer
lugar porqué la respuesta era obvia, aquello no tenía la menor
gracia, y la segunda porqué en aquel momento tuve una asociación de
pensamientos curiosa. Me acordé de Abdoulaye Bassara Bassara, a
quien Lena le asignaba el rol de chulo de putas.
Yo, en aquel preciso momento
ya no lo veía tan claro.
-Paquete, ¿conoces a un tipo
que se llama Abdoulaye Bassara Bassara?.
-No, y prefiero no conocerle,
¿te debe dinero?.
-No, pero es nigeriano y en su
casa tiene una excelente dotación informática por lo que me han
contado, va siempre muy bien vestido y no parece trabajar en nada
concreto.
-O chulo de putas o Oga.
-¿Qué dices?.
-Que el tipo o es un chulo de
putas, mujeres llegadas de su país o se dedica a la estafa
nigeriana, probablemente sea un Oga.
-Me pierdo, Paquete.
-Si hombre, esa gente están
tan bien organizados como en cualquier mafia. Los tipos que hacen el
trabajo de base se llaman Guy, envían grandes cantidades de mails a
boleo, a ver quien pica, hacen el primer contacto, cuando este se
produce y parece tener posibilidades le pasa el Mugu a un Oga.
-¿Y que coño es un Mugu?.
-El tonto, el que va a pagar
el pato.
-La victima, vaya.
-Ellos prefieren llamarle
tonto. Yo también, en eso coincidimos.
-Y entonces el Oga…
-El Oga controla a varios Guys
y se encarga de hacer el trabajo fino, es lo que podríamos llamar el
Director Comercial o el vendedor estrella.
-Pero el Oga tiene un jefe.
Por supuesto, el Oga no deja
de ser un empleado, lo mismo que el Guy. Ellos tienen sus padrinos
como en cualquier mafia, es posible que su jefe este en Madrid o en
la Costa del Sol, más bien en Madrid si hablamos de africanos.
Aunque tampoco sería descartable que estuviese en la misma Nigeria o
en Suiza, es difícil de saber. Internet permite sofisticar la
estructura de una manera que antes no era posible.
-O sea que los amigos
africanos le dan al marketing como si hubiesen estudiado en Yale.
-Le dan a todo, cuando tratan
con gente de cultura limitada en muchas ocasiones recurren a la
magia. Desde tiempos inmemoriales están usando la estafa del dinero
que crece.
-No me jodas, dinero que
crece.
-Si hombre, es una estafa para
que piquen los idiotas, pero el mundo está lleno de idiotas, así
que no deja de ser rentable.
-Cuéntamela para que en una
de esas no me conviertan en un idiota.
-No te tengo por el tipo más
listo del mundo, pero estoy convencido de que en este cebo no
picarías. Funciona de la siguiente manera: en ella el Oga y el Guy
trabajan en contacto más estrecho que en otras ocasiones, el primero
ejerce de mago y el otro de su ayudante. El mago es quien hace
funcionar la caja mágica, una caja en la que el dinero se duplica a
través de una ceremonia secreta. En realidad, como puedes suponer,
es una caja de doble fondo donde hace crecer un billete. El Guy es el
encargado de reunir a una serie de interesados, a los que previamente
ha informado que en breves fechas llegara desde África un poderoso
mago capaz de hacer crecer el dinero mediante las técnicas
aprendidas de una sabiduría ancestral. Un buen día avisa de que el
mago poderoso ha llegado a la ciudad y está dispuesto a efectuar una
demostración para unos pocos elegidos, evidentemente los Mugus que
ha captado. Con la parafernalia aconsejable para preparar todo
proceso misterioso, el Oga revestido de mago desempaqueta
cuidadosamente una caja, que explica ha sido fabricada según los
dictados de sus ancestros con materiales previamente bendecidos por
los dioses de los bosques africanos. Dentro, aclara, hay que mezclar
sustancias naturales que combinadas de la manera que le han sido
transmitida y junto al poder de la caja y las invocaciones mágicas
en el lenguaje que entienden los dioses, duplican aquello que
deseemos. Interviene de nuevo el Guy para explicar a los Mugus que el
mago no tiene más interés económico que el de beneficiar a quien
cree merecedor de ello (normalmente esta es una estafa para negros
que son los que más creen en la magia). La demostración que está
dispuesto a hacerles el Oga no tiene precio, nada les va a costar,
sin embargo aquellos que a posteriori deseen ver crecer su dinero
deberán pagar una módica cantidad para el mantenimiento del mago y
la adquisición de las sustancias naturales necesarias que ya han
sido mencionadas. Aclara con expresión triste (la falta de confianza
en tan venerable mago siempre le entristece) para aquellos
escépticos, que puedan pensar que si tan fácil es duplicar dinero
porque va a ser necesario una aportación económica, que el mago
tiene sus limitaciones. La magia ha sido transmitida por hombres
sabios, por hombres básicamente buenos, y solo funciona cuando se
trata de hacer el bien a un semejante que lo merezca y lo necesite.
La representación comienza.
-El Oga abre la caja, mira con
intensidad al Guy y este sacando un billete del bolsillo lo deposita
en el espacio de la caja que el Oga le indica (el mago no se va a
ensuciar con el contacto del dinero, eso es algo que se ve con
meridiana claridad, él es solo el transmisor de la sabiduría
enfocada al bien), enseña que allí no hay nada más que el billete
acabado de depositar y se retira respetuosamente a un rincón de la
estancia, cediéndole al mago todo el protagonismo. La figura del
hombre se acrecienta, parece agigantarse cuando revestido de los
poderes de los ancestros se acerca a la caja. Con movimientos
estudiados manipula brevemente, procura que en todo momento se vea
con claridad que no hay más billetes que el puesto por el Guy.
Cierra la caja y la deposita en el lugar de donde antes la ha sacado,
baja la cabeza y parece permanecer en profunda meditación. El Guy
impone con un movimiento de mano el silencio en la estancia. Al cabo
de tres minutos informa de que el billete necesita estar tres días
en la solución mágica, que durante estos tres días el mago rezará
a las divinidades yorubas de forma que intercedan para llevar el
proceso a buen término. A los tres días delante de los Mugus que
han decidido invertir sus ahorros en un negocio tan excelente, el
mago, después de una breve representación escénica (ya no es
momento de tonterías, ahora de los que se trata es de que las
victimas vean dinero) abre la caja, saca el billete que puso y que
tiene una marca cualquiera que sirve para ser reconocido.
-¿Y?.
-¡Milagro! ¡Joder Atila!
Este mago es formidable, es la polla. Acaba de sacar dos billetes y
los muestra a los admirados imbéciles que están a punto de picar.
El segundo billete tiene la misma marca que el original, gracias a
la magia el original tiene un hermano gemelo. El Ogu hace una seña
imperiosa al Guy, este recoge los dos billetes y los deposita con
temor reverencial sobre la mesa, los señala con la mano e invita a
los Mugus a que los examinen. Los billetes están ligeramente
humedecidos (que las pociones mágicas mojan los sabe todo dios, no
nos vamos a poner belicosos por eso, los billetes son sin ningún
lugar a dudas dinero de curso legal, antes había uno y ahora hay
dos). Y entonces hermano, llega el gran momento. Mientras el Ogu
pasea una intensa mirada entre los impresionados, casi atemorizados
Mugus, el Guy les aclara que solo hay un problema: los billetes se
duplican en relación directa con la cantidad depositada, si pones un
billete al cabo de tres días sacarás dos, si pones dos billetes al
cabo de tres días sacarás cuatro, si pones mil billetes al cabo de
tres días sacarás dos mil, y por supuesto, eso no hace falta
decirlo si el billete es de quinientos euros sacaras otro de
quinientos euros, no cabe esperar depositar billetes de cien y
sacarlos de quinientos. La magia es así, que le vamos a hacer. Y los
Mugus se venden a la suegra, a la esposa y al niño pequeño, que de
todas maneras es un puto golfo bueno para nada, con tal de conseguir
dinero, así pueden aportar un buen montón de billetes, cuantos más
mejor. Previamente el Ogu y el Guy les han cobrado puntualmente la
módica cantidad que el mago necesita para su mantenimiento vital y
para adquirir los elementos naturales que necesita la magia para
funcionar. Los muy hijos de puta no les perdonan ni siquiera eso.
Dejando de lado que si pagas por algo es más fácil creer que ese
algo existe. El resultado del proceso no es necesario aclararlo con
detalle: el Guy, el Oga, la caja mágica y el dinero desaparecen.
Punto.
Miré a mí alrededor con
inusitada atención, trataba no de echarme a reír por segunda vez
con las explicaciones de Paquete, en la primera ya había visto hasta
que punto le disgustaba.
Verán, yo soy un escéptico,
espero tan poco del ser humano que hasta en sus manifestaciones más
lamentables, como la que me acababa de contar Paquete, soy capaz de
encontrar ese rastro de humor que me libra de levantarme de la silla,
dirigirme al más indefenso de los seres que esté a mi alrededor e
inflarlo a hostias. Pero Paquete es otra cosa, cada minuto que pasaba
en su compañía, escuchándolo, viendo las expresiones de su cara,
lo tenía más claro: el tipo es un moralista, está convencido de
que el mundo tiene arreglo si se somete a la disciplina necesaria. Y
que esa disciplina justifica un buen montón de cosas. No podía
reírme, me arriesgaba a perder a Paquete y la valiosa información
que era capaz de suministrarme.
Así que seguí mirando a mí
alrededor con inusitada atención.
Paquete vigilaba mi reacción,
probablemente estaba adivinando lo que pasaba por mi mente, pero
quería estar seguro antes de enfrentarse conmigo.
Conseguí una cara de asco
bastante convincente.
Paquete se relajó.
Las tres jóvenes elegantes ya
estaban sentadas en la mesa de los revolucionarios. Al estar
pendiente de la explicación del ex policía no seguí el proceso con
detalle, pero supuse que no variaría mucho del convencional en estos
casos: una sonríe en dirección a la mesa vecina, se gira hacia sus
amigas y cuchichea algo y se arregla el pelo, quizás buscan con la
mirada un espejo donde comprobar si todo el armamento está en buen
estado. En la mesa vecina también hay cuchicheo y sus ocupantes
cuadran los hombros y ponen cara de estar de vuelta de cualquier
manifestación humana y hasta divina (Dios no existe, al menos por
ahora) antes de buscar una nueva sonrisa y corresponderla.
Paquete captó mi mirada y
resumió a su manera la situación.
-Ya tienen las bragas húmedas,
están encantadas con la certeza de que acaban de contactar con el
mundo de la aventura y las grandes decisiones.
-Pero si no sabes de que están
hablando esos chavales, al final va a resulta que lo único que
tienes es envidia de su juventud.
-Eso también. Pero si sé de
qué están hablando.
-Eres un pozo de sorpresas
Paquete, ahora va a resulta que eres adivino.
-Y de los buenos, toma nota:
están discutiendo acerca del agravio de la Historia, así con
mayúsculas, en cuanto a corriente que guía el destino de los
pueblos. Al mismo tiempo tratan de imaginarse a esos culitos sin
bragas a la distancia conveniente para meterles mano como premisa
necesaria y suficiente para intentar acometer un polvo apresurado al
margen de la Historia.
Miré con curiosidad a
Paquete, se expresaba como un profesor antes que como lo haría un
madero
Él no dio muestras de
reconocer mi mirada
-Pues parecen muy interesadas
con las explicaciones, quizás hace unos años podía haberlo
intentado en lugar de pasear como un imbécil por las discotecas.
-Tal vez, todo vale para echar
un polvo, pero a mi no me preocupa tu vida sexual.
-Por ahí no tendremos
problemas, Paquete, tu a mi tampoco me gustas.
-Deja de hacer el imbécil y
fíjate en esas chavalas: alguna de ellas es posible que acabe
tirando piedras a los escaparates o acampé en una protesta. El
problema viene con la primera carga policial, están tan cagadas que
ni siquiera son capaces de correr, los chavales que las han metido en
esto ya están más acostumbrados y corren a la que huelen la primera
porra. Luego, cuando las van a ver al hospital en lugar de bombones
les traen las últimas consignas cicloestiladas y fanfarronean acerca
de la resistencia que opusieron a los bestias de la policía.
-Bueno, un pelo bestias si
sois,-Paquete aceptó la pertenencia al cuerpo sin rechistar, seguía
siendo policía, lo sería toda su vida.
-Mira chaval, alguien tiene
que poner orden. Si no les frenas, ellos por si mismos no se frenan.
Recuerda que en el último festival que montaron no agredieron a los
políticos, en la misma puerta del Parlament, porque allí había
policías que se lo impidieron haciendo una barrera humana en cuanto
empezaron los primeros empujones. Y te recuerdo que un empujón es un
contacto agresivo de un ser humano dirigido a otro ser humano, o sea
una agresión, y de esa agresión a otra mayor lo único que la
separa es que alguien ponga orden. El policía está para eso para
usar la fuerza cuando es necesario usarla y siempre siguiendo órdenes
de sus superiores.
-Hombre, para algo más
servirá.
-Básicamente no, para
repartir comida entre los pobres están las O.N.G, para apagar fuegos
los bomberos y para llevarte al hospital con música de fondo las
ambulancias. Mientras el ser humano no alcance un estado superior de
evolución necesita de alguien que lo controle, alguien que se ocupé
de que no nos matemos los unos a los otros. O para decirlo de otro
modo: para que los más malos no se carguen o abusen de los más
indefensos.
Lo que acababa de decir aquel
fulano me sonaba a conocido. Yo lo había pensado en más de una
ocasión, especialmente después de usar la fuerza.
También en un par de
entierros donde el muerto era mi amigo.
Traté de pensar en cualquier
otra cosa.
-¿Y tú crees que el pecado
de estas chiquillas, por ejemplo, es tan grave como para recibir una
tunda de palos.
-No, o al menos en la mayoría
de ocasiones no. Pero mira, en primer lugar en una carga policial
bien hecha no hay una tunda de palos, hay un par de golpes de porra
para cada invitado que no ha corrido a tiempo. Cuando la situación
se complica, quien esté al mando de los antidisturbios dice “ahora”
y el policía va, pega y se retira, se reagrupa y espera ordenes. Si
todavía hay jaleo, vuelve a escuchar “ahora” y de nuevo va, pega
y se reagrupa. Y así sucesivamente hasta que el que manda dice “a
casa”. Cuando el policía recibe la orden de carga y va, pega y se
retira lo hace cargado de adrenalina, y porqué vamos a esconderlo
también cargado de miedo, ciego de adrenalina sería mejor decir y
para resumir, y por su propia seguridad no tiene tiempo de escoger
con exquisita educación a quien le suministra jarabe de estopa,
carga contra una masa amorfa...
-Una reducción al…
-Cállate, coño. Te decía
que en segundo lugar si esas chiquillas o los capullos de sus
acompañantes, que, tienes razón, son los que en más de una ocasión
reciben, están allí, en medio del jolgorio, es porqué les da la
realísima gana. ¿Y sabes porqué son ellos los que normalmente
reciben y no los que son realmente peligrosos?.
Negué con la cabeza, yo tenía
mi propia opinión pero conocer la versión de un policía me parecía
bien. Y aunque fuese por una vez estar de acuerdo con un policía
podía resultar terapéutico.
-Pues porqué su fuerza de
choque, que la tienen y muy bien organizada, actúa exactamente igual
que la policía, va, pega y se retira, vuelve, pega y se reagrupa,
escoge una fachada de banco, va, apedrea y se retira, les dirigen a
una zona de containers, va, quema y se retira, ¿por qué cojones te
crees tú que en cualquiera de las fiestas que montan esa panda de
salvamundos hay policías que acaban en el hospital junto a los
manifestantes, igual de heridos y golpeados que ellos?. Normalmente,
en una manifestación seria, acaban en el hospital más policías que
manifestantes. ¿Crees que han sido esas niñas que les han pegado, o
les han besado tan fuerte que les han dejado heridos?. No me jodas
hombre, han sido los que van, pegan y se retiran, igual que hacemos
nosotros, es su policía aunque la llamen de otra manera. Y muchos de
ellos cobran más que los compañeros del cuerpo. La diferencia es
que a unos nos paga el gobierno y a los otros su partido político de
referencia. Y para acabar con el tema: cuando un policía carga, se
lanza contra bultos, no sabe cual de aquellos bultos es una niña
indefensa, un idealista cojo o un fulano entrenado para enfrentarse a
un policía equipado con porra y traje antidisturbios. No tiene
tiempo para pararse a preguntar: ¿es usted buena gente, o me va a
soltar un cadenazo en cuanto me descuide?. Esas son las cosas que no
se ven en una instantánea de televisión y mucho menos en una
fotografía, allí solo se ve la cara de susto de una de esas niñas
que tienes ahí al lado, ahora están arrobadas escuchando a esa
panda de revolucionarios de pega.
Paquete había dicho aquello
para zanjar el tema, pero yo no lo quería dejar ahí.
-¿Quién les paga, dices?,
-Paquete de nuevo se había olvidado que ya no formaba parte del
cuerpo y usaba el plural. Yo, hasta aquel momento no había tenido la
oportunidad de intercambiar ideas con un policía. En mis encuentros
con la gente del orden, ellos preguntaban y yo respondía lo mejor
que podía. Lo hacía en una sala diseñada para intimidar y con un
fulano que estaba especializado en intimidar. En aquel momento estaba
acabando de comer una quiche Lorraine y el fulano que tenía delante
más que intimidarme (aunque lo pareciese, los gestos repetidos
tardan mucho en desaparecer) lo que pretendía era que entendiese su
forma de salvar el mundo, igual que harían los chavales de la mesa
vecina. Era indudable que mi vida estaba mejorando y mi horizonte
ampliándose, aunque estaba convencido que mis dudas seguirían sin
resolverse.
Tampoco dudaba que cualquiera
de los dos bandos si no era capaz de entender sus razones me inflaría
a hostias con el mayor placer. Justo en aquel momento pensé que en
el caso de que fueran los chavales quienes me dieran una tunda de
palos podía ir a la policía y con suerte me ayudarían a recobrar
algo de mi dignidad herida, en el caso de que fuese la policía quien
me inflara a palos, si iba a reclamar a los chavales me regalarían
un ejemplar manoseado del Libro Rojo de Mao y un manual que me
contase la manera de fabricar un coctel Molotov. También comprobé
que nunca había valorado la función terapéutica del lanzamiento de
cócteles Molotov.
De repente pensé que a los
cócteles Molotov y a la policía les podían dar por el culo.
Demasiados pensamientos para
estar cenando.
Paquete seguía a lo suyo.
-¿Quien les paga?. Pues según
quien te lo explique te dirá que les pagan los malos, según quien
te dirá que lo hacen los buenos. Sea quien sea el que paga, cuando
no es el gobierno, lo hace bajo mano y procurando que no sea público,
algo que ya debería hacerte pensar. Yo tengo mi propia opinión y tú
tendrás la tuya. Y según cual sea será mejor que no me la digas.
-¿Te puedo mandar a tomar por
culo, por mucha razón que tengas?.
-No, espérate, ahora estoy
caliente, tengo que recargar mi talante democrático, en este momento
está en las últimas.
En la mesa vecina ellos y
ellas habían pedido una nueva ronda de cervezas y reían encantados,
los unos pavoneándose, las otras coqueteando con la Historia.
Paquete decidió que sería
mejor salir a tomar el aire.
Estuve de acuerdo con él.
La camarera de la boca bonita
llena de dientes feos nos sonrió sin el menor pudor y nos preguntó
si el quiche Lorraine nos había gustado.
Le dijimos que mucho y su
sonrisa se hizo más amplia.
Un verdadero horror su
sonrisa.
Agradablemente horrorosa su
sonrisa.
Injustamente fea, su sonrisa.
Simpáticamente estropeada su
sonrisa.
Bueno, díganlo como quieran.
Antes de salir me giré para
darle un último vistazo a la chica que cocinaba Quiches Lorraine.
Tenía el culo mucho más bonito que los dientes.
La Naturaleza a la hora de
repartir culos y dientes no acaba de ponerse de acuerdo.
Paquete me esperaba en la
puerta, me miraba y movía la cabeza remedando la paciencia de un
padre ante un hijo tonto.
TODOS LOS MEDIOS DE
COMUNICACIÓN DE CATALUÑA 30/09/2011
Salvador Iborra, poeta
valenciano residente en el barrio del Raval de Barcelona, a muerto
asesinado a puñaladas, según testigos presenciales mientras rogaba
a sus asesinos que no le matasen.
Snodi M. y Zacari Y.M, los
presuntos asesinos, ciudadanos marroquíes con numerosos antecedentes
por robo con violencia y residentes ilegales en el entresuelo primera
del número doce de la calle Palma de Sant Just donde residía el
poeta, al parecer se apropiaron de la bicicleta del fallecido y
cuando este la reclamo se inició una discusión, en el transcurso de
la cual se produjo el apuñalamiento.