domingo, 29 de septiembre de 2013

SOMERAS AVENTURAS DE UN AMANTE CONCEPTUAL DE CAMERON DIAZ (VI)

SOMERAS AVENTURAS DE UN AMANTE CONCEPTUAL DE CAMERON DIAZ (VI)
 
Las chanclas que me había prestado el imbecil de Matias tenían una mariposa de plastico de color anaranjado que se me clavaba en en el dedo gordo del pie (algo que pude apreciar en cuanto nos alejamos de la casa lo suficiente para hacerme dudar en regresar a rescatar mis zapatos de 150 euros. Cuando ya no tuve dudas de que era eso precisamente lo que debia hacer ya estabamos demasiado lejos ni siquiera para intentarlo. Nos habíamos adentrado por una pendiente en la que no dudaba me perdería y me toparía con un oso si trataba de regresar. Me tuve que conformar con darle un capón a Matias en un momento en que estaba distraido buscando bichos, entre los pinos que nos rodeaban, para que Adri lo pudiera matar a perdigonadas.

lunes, 23 de septiembre de 2013

PRIMER SUCESO.-

Como cualquier guardabosques sabe, las malas noticias huelen a humo, sin embargo la que aquella madrugada bajó rebotando por todas y cada una de las piedras del barrio olía a canela, romero y manzanilla, también se mezclaba en ella cierto hedor a rancio, a canallada asumida como modo de vida. Las putas viejas se persignaban a modo de conjuro, -al diablo no hay que mentarle ni muerto-, al pasar el murmullo de uno a otro oído; los camellos rezumaban dudas mientras cerraban las últimas operaciones de la noche, todo aquel que viviese de la violencia, de la extorsión, de la propiedad ajena, del chantaje y del arbitrio de la vida del prójimo, sabía que se había quedado sin su director de operaciones, sin su mentor, sin el amo de su suerte.
El Tío Matías, el patriarca gitano del barrio había muerto. Y no había sido una cuchillada mal intencionada la que había acabado con su vida, el Tío Matías había exhalado su último suspiro vencido por un mal de payo rico, el estrés de las responsabilidades de su pequeño reino resultó mas fuerte que su ya viejo corazón. En la enorme casona apoyada en las últimas estribaciones de la montaña de Montjuich, resonaban los ayes, en esta ocasión sin música de guitarra y palmas que les acompañase. Descanse en paz el Tío.


sábado, 21 de septiembre de 2013

SOMERAS AVENTURAS DE UN AMANTE CONCEPTUAL DE CAMERON DIAZ.- (V)
Babe I, aunque tal vez fuese Babe II deslizó una mano por debajo de la túnica de Marco la dejó un momento parada a la altura de la entrepierna e inició un suave masaje mientras su gemela seguía poniendole hojas de marihuana en la boca del patriarca.
-¿Qué coño hace esa criatura?,-le pregunté a Matias que en aquel momento rebuscaba entre el maremagnum de verdura algun rábano especialmente apetitoso.
-Da satisfacción al maestro.
-Lo que esta es haciendole una paja.
-Justo eso,-dijo Matías que al parecer había encontrado el rabano que buscaba.
En aquel momento observé algo que me hizo olvidar momentaneamente el trabajo manual que una de las Babe le estaba...

viernes, 20 de septiembre de 2013

             FILOSOFÍA.-

Es un lugar común entre la mayoría de la gente que en nuestra profesión, cuando estamos a punto de cumplir un encargo, -usando el eufemismo más común: entregar el paquete- lo recomendable es dejar la mente en blanco, vaciarla de cualquier consideración, dejar que el cuerpo flote en una suerte de líquido amniótico para que nada interfiera con nuestro trabajo, un trabajo de exquisita precisión.
No es mi caso. Yo, cuando estoy esperando a cumplir un encargo, filosofo, siendo el objeto de mis pensamientos mi propia persona y el mundo que me rodea como un elemento necesario para mi desarrollo.
Quizás filosofar sea un término sumamente pretencioso tratándose de mí. No soy un hombre especialmente dotado para la filosofía, envidio a quienes lo están. No soy un hombre especialmente dotado para nada en concreto, nunca he destacado en disciplina alguna, ni física, -mis perfomances atléticas, siendo caritativo, no pasan de discretas- ni intelectual, -mi coeficiente i se situa en una parca mediocridad. Y si hemos de ser sinceros ni siquiera soy un hombre completamente normal. Como todo ser humano he buscado a lo largo de mi vida, si no la admiración de mis semejantes, su aceptación, su reconocimiento como una entidad perteneciente a la misma ralea. Poco dotado para la actividad física mi tendencia natural ha sido siempre refugiarme en la introspección intelectual, y como he dicho antes no estoy especialmente dotado para ello. Además y desde que comencé a tratar de comunicarme a un nivel profundo con mis semejantes descubrí que me afecta una notoria, desgraciada tartamudez.
Mi tartamudez crea un foso que separa mi mundo del mundo que habitan mis semejantes hasta llegar a un punto en que la forma menos dolorosa de vivir es no dirigir la palabra a nadie, o a la menor cantidad de gente posible y en la menor de las ocasiones posibles.
Mi defecto me separa especialmente de conceptos como la belleza y la generosidad, nociones que acostumbro relacionar con el mundo que existe al otro lado del foso que me separa de mis semejantes. Durante un tiempo pensé que la forma de acercarme a estos conceptos era denostarlos, mancillarlos, sin embargo pronto comprendí que ese era un camino que no me conduciría a ningún lugar deseable, ya que con frecuencia sentía la necesidad de cruzar el muro y llegando al mundo al que no pertenecía firmar con él una especie de armisticio.
Quizás alguno de ustedes piense que estoy exagerando, que mucha gente sufre un defecto en su forma de expresarse y que tal defecto no la lleva a considerar su vida un capitulo separado del resto del mundo. Si, lo es, no tengan la menor duda. Forzosamente debe serlo ya que cuando una persona habla está tendiendo un puente entre su realidad y la de la persona o personas a las que se dirige. El tartamudo cuando después de penosos esfuerzos consigue articular su pensamiento en forma de palabras la realidad a la que se dirige puede, normalmente lo hace, haber cambiado. Han transcurrido unos segundos preciosos durante los cuales el resto del mundo ha vivido una realidad distinta, en el menor de los casos, la realidad del interlocutor del tartamudo ya está contaminada por intereses ajenos a los de su interlocutor. La comunicación nunca será tan completa o satisfactoria como sería de desear.
Antes, he dicho que mi defecto me separa de conceptos como la belleza y la generosidad, sin embargo como ser humano aspiro a la belleza como elemento que me aleje del horror de vivir, y por tanto la busco y cuando la encuentro me refugio en ella. No me refiero a la belleza que acompañada de la pasión o el simple deseo enturbia la mente. Busco la belleza estéril de una gota de lluvia que el sol torna irisada, pendiendo en equilibrio inestable de la punta de una hoja que por efecto de la lluvia brilla con un verde renovado. Me quedo absorto ante la belleza de un retazo de cielo azul recortado por la negrura de unas nubes amenazantes de lluvia. Me siento prendido de la dolorosa belleza de los coletazos de un pez en su agonía mientras busca la vida que solo puede encontrar en el agua. Soy capaz de permanecer inmóvil bajo la lluvia de una tormenta repentina viendo como mientras el cielo grita y llora la gente corre a buscar refugio donde puede, sin importarle el dolor del cielo, o las causas de ese dolor.
No me interesa la belleza fértil de una mujer joven ni la decadencia de la belleza madura contenida en un cuerpo caduco de mujer. La belleza debe ir acompañada de esterilidad, ya lo he dicho, para que pueda apreciarla. Y esa búsqueda de la belleza no es en mi una obsesión o una aspiración intelectual, es más bien una justificación de mi presencia en este mundo. Me refiero, claro está, al mundo de esta parte del muro, el otro, el que está al otro lado del muro me trae sin cuidado, no necesito, por tanto, justificar nada.
Mientras espero pacientemente no puedo evitar sonreír, hay gente que después de toda una vida de convivir con sus propios defectos aun no ha aprendido a soportarse. No es mi caso.
Fumaría gozosamente un cigarrillo, dejaría que mi mirada se prendiese de las formas caprichosas de la espiral de humo azulado que se movería a impulsos del escaso viento que sopla a intervalos irregulares. No puedo hacerlo, eso sin ninguna duda me distraería. Es mejor filosofar, mientras el cerebro urde teorías que me ayudan a comprenderme, el ojo, el oído pueden estar alerta. Aunque de vez en cuando interrumpo mis pensamientos para echar una mirada a la puerta que da paso al hall del hotel, pero mi cliente aun no ha llegado y no puedo entregar el paquete.
Sopla un aire ligero que refresca el ambiente hasta el punto de que siento un poco de frío. No me importa, el frío sin excesos ayuda a mantener la atención, también a pensar.



Mi cliente acaba de aparecer, le acompañan dos tipos grandes con aspecto de guardaespaldas. Son, con absoluta seguridad guardaespaldas, niñeras para gente adulta e importante, gente a quien la sociedad o su propia fortuna necesita proteger. Miran a ambos lados de la calle para asegurarse de que no hay posibilidad de riesgo para el niño adulto al que protegen. Uno de ellos le hace una seña con la cabeza a su compañero indicándole que no hay peligro y que pueden avanzar hacia el coche que les espera a poco más de diez metros. Yo hace rato que tengo el paquete listo para su entrega y diez metros es una eternidad.
Justo en ese momento se enciende el alumbrado publico, visto desde la altura a la que me encuentro, la hilera de luces que marca el trazado de las calles parece un tatuaje sobre la piel de la ciudad. Una imagen de una belleza estéril, como a mi me gusta, pero este no es momento para filosofar, ya no.
El hombre importante viste un elegante abrigo de color negro. Desde esta distancia parece de pelo de camello, siento la tentación de bajar la mira telescópica hacia el abrigo, pero no lo hago. Claro que podría apuntar al corazón pero en esta ocasión no tendré tiempo más que para un disparo y debo buscar la seguridad, me pagan muy bien, no puedo permitirme el menor fallo, así que desisto de entretenerme en detalles banales. Centro el visor de mi rifle en la cabeza del hombre importante, ahora ya no hay filosofía, todo mi mundo se reduce a esta cabeza, desaparece el abrigo y cualquier discrepancia entre mi mundo y el mundo que me rodea. En cuanto apriete el gatillo, -mi dedo ya se curva sobre él causándome un dolor ligero debido a la tensión-, todo el mundo del hombre importante se reducirá a oscuridad teñida de sangre y masa encefálica destruida por la bala.
Bien poca cosa.
Aprieto el gatillo.
http://www.jorgecolomardetectives.com/wp-content/uploads/2011/04/asesino_sueldo.jpgSiento el suave retroceso de la culata del rifle golpeando mi hombro, la sanción definitiva para mi cliente, la aprobación para mi acción. Sin más la respuesta a la acción de apretar el gatillo. Claro que podía haber apuntado a una de las muchas ventanas del edificio que hay detrás del hombre, las posibilidades teóricas son numerosas, casi infinitas. Pero no lo he hecho, he apuntado a su cabeza.
El hombre del abrigo negro que parece de pelo de camello se tambalea ligeramente con una expresión de estúpida ignorancia en su rostro, luego cae hacia atrás ante la sorpresa de sus guardaespaldas que no han escuchado el estampido del disparo, amortiguado por el silenciador de mi rifle de precisión. Antes de buscar, con la mirada dirigida a los alrededores, a un posible agresor, se agachan para mirar a su empleador, aunque su mayor deseo en estos momentos sea buscar refugio, temerosos de que el segundo disparo busque sus órganos vitales, algo que no va a suceder, no hoy al menos. Tardan unos segundos en comprobar que es lo que ha sucedido, una herida en el cerebro no es escandalosa en un primer momento, para el forense ya será otra cosa.
Me apresuro en recoger el rifle y guardarlo en su funda, una maleta que una vez cerrada no se distingue en nada de otra cualquiera y me largo de allí, este no es el mejor momento para ponerse a filosofar.
El mundo acaba de ganar en coherencia.
Una coherencia, sin embargo, fugaz como una bella puesta de sol. Y como todas las puestas de sol sé que no puede durar eternamente.

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1 comentario:

  1. Plas, plas, plas... Bravo, maestro.

domingo, 15 de septiembre de 2013


SOMERAS AVENTURAS DE UN AMANTE CONCEPTUAL DE CAMERON DIAZ (IV)

 
La verdad es que tenía hambre.
Mariana me miraba apoyada en el hueco donde debia de haber una puerta y se mordisqueaba las uñas.
Matías me empujaba por la espalda.
¡Qué coño!, tan malo no podía ser, así que me dirigí hacia el interior.
Al entrar, Mariana se movió ligeramente para rozarme con su cadera.
Babeé de placer.

domingo, 8 de septiembre de 2013




SOMERAS AVENTURAS DE UN AMANTE CONCEPTUAL DE CAMERON DIAZ. (III)












 RELACIÓN DE PERSONAJES.

Amante conceptual de Cameron Diaz 
Matias.- Desastre integral amigo del amante de Cameron Diaz
Mariana.- Amor no tan conceptual del protagonista
Brutus.- Mole tonta conductor de la furgona
Furgona.- Reliquia motorizada de tiempos preteritos.
Rinus.- Poeta holandes patizambo
Zelda.- Zorra portuaria, vidente y sanadora.
Adri.- Cocinero y cultivador de marihuana, verduras variadas y hortalizas.
Marco.- Patriarca y dueño del "apartamento"
Babe I.-.Amante y cuidadora adolescente de Marco.
Babe.-II.-Gemela de Babe I, también amante y cuidadora de Marco.
No se extrañen si aparecen más personajes, como hemos dicho son gente muy libre

lunes, 2 de septiembre de 2013

Queridas, adorables criaturas, las vacaciones se han terminado y ya estoy a mi ordenador soldado (confio hayais valorado la bella rima).

En realidad en esta primera entrega de este loco blog despues de vacaciones debería aparecer el segundo capitulo de las Aventuras del amante conceptual de Camenron Diaz, sin embargo no puedo resistirme a la tentación de contaros mis desventuras en el viaje de ida a las islas Açores.

Desventuras que empiezan con la siguiente premisa: "El aeropuerto de Barajas no solo es un aeropuerto grande, es un aeropueto desparramao".

Sentada la premisa, vayamos al relato: decidí con acierto ir a vacacionar a las mencionadas islas, lugar apetecible, buen precio y una ligera molestia: el vuelo salía desde Madrid, lo cual no me parece ni bien ni mal si no todo lo contrario.

Tomo un vuelo de la compañía Vueling y me desplazo a Madrid. Me sientan en el último asiento lo cual no es grave, a alguien le tenía que tocar y un servidor era quien presentaba un aspecto más desvalido.

Termina el vuelo en Barajas sin mayores problemas y le pregunto a un par de amabilísimas azafatas que debo hacer para el enlace con el avión de la compañía Sata Internacional que me llevara a mi destino si no sucede un desatino (otra bella rima y ya van dos). Mis adorables azafatas me dan las siguientes instrucciones: Salga y siga los indicadores de las puertas RSU y llegará a un tren, tómelo y llegara a la extensión de la Terminal Cuatro, allí podra cambiar a la compañía Sata. Y remachan: es muy sencillo, no tiene perdida.

Me despido enfermo de gratitud hacia mis amables azafatas.

Ando por interminables pasillos hasta llegar al tren que ha de llevarme a mi destino,

Doce minutos de tren a toda hostia hasta llegar a la extensión de la Terminal Cuatro "T4 satélite" (T4S, en el plano)

Una vez allí me encuentro con una salida a la calle y un control de pasaportes, imagino que otra salida a la calle, aunque también podría ser a la comisaría más próxima.

Me mosqueo.

Pregunto a una simpatiquísima policia nacional ¿qué pasa, nen?.

Respuesta: Las azafatas siempre hacen lo mismo, nos envían aqui a los pasajeros, así no tienen que decirles que no tienen idea de lo que deben hacer para el enlace y se los sacan de encima.

Y yo que les había cogido cariño a las muy putas.

Sigue la simpatica policia nacional: Coja de nuevo el tren, regrese a la Terminal Cuatro y pregunte allí.

Lo hago, que remedio.

Pregunto a diversos empleados que me hacen discurrir por algún que otro vericueto de ascensores y escaleras mecanicas hasta que finalmente llego a un punto de información, donde un señor negro (no sé si por cuestión racial o harto de que gente con cara de pena como yo le toque las narices) despues de una larga consulta con una pantalla de ordenador afirma que debo sali a la calle y tomar un autobus de color verde o azul que me llevará a la Terminal Dos donde está la compañía Sata Internacional.

Tiemblo.

Doce minutos de viaje en autobus de color verde hasta la Terminal Dos.

Nervioso confundo ascensores con valles floridos y lirios con caimanes.

Finalmente encuentro la cola del mostrador de Sata. Como he llegado el último la cola llega a Vallecas. En fin.

Consigo mi tarjeta de embarque.

Mientras tomo un agua comodamente sentado me da por mirar mi tarjeta de embarque: Está a nombre de un señor que no conozco.

Me embargan sentimientos homicidas.

Mi corazón es una orgía de peligros de infarto (adorable imagen poética que deseo valoren en lo que vale).

Respiro hondo.

Como ya había pasado el control de equipajes, le pido permiso a un comprensivo Policia Nacional para salir y arreglar el desatino a que me ha conducido mi Destino (van tres rimas, hoy estoy que me salgo).

Corro hacia el mostrador de Sata arrastrando mi equipaje que traquetea por el bien cuidado suelo de la Terminal Dos.

El mostrador de Sata está cerrado y muestra una ausencia de personal que reluce y ciega mis fatigadas neuronas (otra imagen poética, ya digo que hoy estoy que me salgo).

Corro de nuevo, equipaje en mano hasta el control de equipajes y los amables policias nacionales comprenden mi desgracia y paso sin dificultad.

El mostrador de embarque de mi vuelo ya tiene presencia y amenazo liarla.

Me aseguran que no es necesario y me arreglan la tarjeta de embarque.

Resumen: Gracias Policia Nacional, fueron ustedes muy amables en todo momento. Y no es coña.

Señoritas azafatas de Vueling ya las he insultado antes. Con una vez es suficiente.

Señores que diseñaron el aeropuerto de Barajas, ¡que cojones, tíos!. Entre el fial del tren de marras y la Terminal Uno, allí donde el aeropuerto fenece, si lo miras desde el contro de equipajes ya mencionado, deben haber tantos kilometros como desde mi pueblo a Santurce. Entre un punto y otro, terrenos del aeropuerto y otros que me temo no lo son y donde se extienden parques donde los hijos de los funcionarios pueden jugar al corre que te pillo, fabricas de piensos y selvas virgenes, hangares donde se esconden aceleradores de particulas y plantaciones de maiz transgenico, supermercados y puestos de venta ambulante de bisuteria fina, autopistas y lagos artificiales. Y que se yo cuantas cosas más.

En fin, en las Açores fantástico.  


Adelanto de programación: las ya mencionadas aventuras de Amante Conceptual y la publicación por capitulos de un libro de cuentos negros.

See you later aligator.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Mis queridos especímenes, se acabaron las vacaciones ¿creíais que la molicie iba a durar toda la vida?.
Bienvenidos al mundo real donde si no te tomas la cosa en plan de cachondeo no te queda más remedio que el suicidio ritual a la tailandesa (o sea abriendote las venas despues de rascartelas durante hora y media). Así que vamos a seguir con las Someras Aventuras de un amante conceptual de Cameron Díaz, que os acompañaran, si así os apetece, durante unas cuantas semanas, luego Dios dira.