El lunes Paquete estaba
nervioso y cabreado.
El lunes yo estaba nervioso y
cabreado.
Un bonito empate técnico.
-Tú a la policía y yo a
Baliarda, así quedaremos los dos felices y satisfechos, o al menos
con la conciencia tranquila, -le dije a Paquete.
-Y una mierda me quedaré con
la conciencia tranquila, -respondió.
Ya he dicho que en los últimos
días se le estaba dulcificando el carácter.
Ilustración Rosa Romaguera Fontanals |
-Es lo que hay, colega.
Quedamos que este era mi bussines y que tú solo ayudabas, quedó
claro que yo mandaba. No te quejes, te doy la oportunidad de que te
sientas satisfecho contigo mismo dando información a quien crees que
la merece. Claro que lo harás solo hasta el punto que yo te
permito, pero algo es algo. Hasta ahora nunca había metido a la
policía en un asunto que afectaba a un cliente. Me gano la vida con
esto, me debo al cliente.
Olvidé decirle que si se lo
permitía en parte era debido a que no podría impedírselo. Más
posibilidades tenía él de impedirme a mi entregarle el informe a
Baliarda, en realidad solo tenía que echarme a la policía encima.
Pero no lo iba a hacer. Códigos de tipos duros, lealtades entre
matones, esas cosas.
-¿Solo es eso?, te debes al
cliente, -Paquete ya no estaba nervioso y cabreado, estaba muy
nervioso e igual de cabreado.
-No, no es solo eso, yo
también quiero tener la conciencia tranquila: tu viaje a la
comisaría es mi coartada para que llegado el caso no me sienta como
una mierda.
-¿Y por qué te vas a sentir
como una mierda?.
-Porqué es posible que tengas
razón y entregarle la información a Baliarda sea una mala idea, tan
posible como que entregársela a la policía sea una inutilidad y
además una mala idea. Pero en el fondo hay otra razón: estoy
haciendo lo posible para que un amigo no se sienta mal, tú deberías
hacer lo mismo.
-¿Desde cuando somos amigos?.
-No lo sé, calcula tú mismo
el tiempo si te apetece. Me largo, no quiero que acabemos a hostias,
no sería buena idea.
-No, no lo sería, ¿cuando
vas a entregarle el informe a tu cliente?.
-Hoy, a no ser que creas que
soltarme un par de tiros sea una buena idea.
-Una idea excelente, pero uno
no siempre puede darse el gusto.
Empecé a caminar dejando a
Paquete rumiando algo que le corroía. A los cuatro pasos escuché su
voz llamándome. Me giré, ladeaba la cabeza y hacía algo con la
boca que parecía una sonrisa.
-Pensaré en tu solicitud de
amistad,-dijo.
Dio la vuelta y se largó.
Pasé por el locutorio, tecleé
en mi ordenador un informe más o menos completo y se lo envié a
Baliarda. También le decía que estaba confeccionando la liquidación
de gastos. En realidad aquella era la manera más taimada y sutil que
se me ocurrió para comunicarle que me borraba de aquel lamentable
asunto, en caso de que insistiese ya se me ocurriría algo.
Por ejemplo que había
contraído la escarlatina.
O que estaba embarazado.
Si se le ocurría enviarme a
Ayoub, le clavaría el cuchillo jamonero, -que tengo en la cocina a
la espera de que cualquier día me compre un jamón-, en el estomago
antes de que pudiera levantar el mini bate de béisbol. También
decidí que a partir de aquel momento no entraría en casa sin
comprobar que en la zona oscura donde se escondió en aquella ocasión
estaba libre de su presencia.
A media tarde pude comprobar
que Fausto Baliarda era un caballero de la vieja escuela. Me
respondió que de acuerdo. Me felicitaba y me comunicaba que cuando
le enviase la liquidación la conformaría y le daría instrucciones
a Ámbar para cancelar la deuda que tenía conmigo.
O sea que aquel fulano aun
estaba dispuesto a darme más dinero.
Acabaría convirtiéndose en
mi ídolo.
Era la hora de la telenovela
venezolana y el locutorio era un remanso de paz. Lena había puesto
en el reproductor de C.D. un compacto de Carlitos Gardel y solo
faltaba una pareja bailando los tangos para que aquello pareciese un
rincón de La Boca.
Gardel le decía a un barman
invisible:
“Eche amigo nomás la
última copa; echeme y llene
hasta el borde la copa de
champán
Que esta noche de farra y
alegría
El dolor que hay en mi alma
quiero ahogar”
La verdad es que en asuntos de
mujeres y alcohol los argentinos y yo no acabamos de ponernos de
acuerdo. Creo honestamente que el champán sirve para conquistarlas,
para ahogar las penas, para olvidarlas o al menos intentarlo, no hay
como el whisky. Se lo dije a Lena, meneó la cabeza, se arregló el
peinado con la mano y dijo: -Che, decíme ¿qué cosa no te arregla
el whisky a vos?.
Me quedé un rato pensando y
se me ocurrieron un buen número de respuestas, pero no le dije ni
una sola a Lena, sabía que si lo hacía íbamos a empezar una
discusión inútil.
Ella también lo sabía, así
que no insistió.
Al poco rato entró un tipo de
unos cincuenta años, habló un momento con Lena, ella me señaló y
el hombre vino hasta mi mesa. Me dijo que se llamaba Carreño, o algo
parecido, me tendió la fotografía de su esposa, la fotografía del
Volvo deportivo, el número de la matricula, me puso al tanto de
algunas de las costumbres de su esposa y terminó contándome que
estaba muy triste.
El resumen era que cuando su
esposa regresara de unos días de vacaciones yo debía seguirla y
comprobar que sus sospechas eran ciertas.
“hasta arriba la copa de
champán” como diría Carlitos.
Luego se fue.
Pero aquel era un buen día
para el negocio porque antes de cerrar el locutorio, un tipo delgado,
bien vestido y con cara de susto se acercó a mi mesa para contarme
que unos hermanos, dos en concreto, querían hacerle una cara nueva.
A su cara no le pasaba nada
que no arreglase un buen afeitado, así que alguien debía tener
malas intenciones. Entendí su cara de susto, lo de arreglarte la
cara a hostias es un proceso doloroso y normalmente la cara nueva no
mejora la antigua.
-¿Quién le quiere hacer una
cara nueva?.
-Los hermanos de mi novia.
-¿No les gusta usted como
cuñado?.
-No, no es eso, ella dice que
la he dejado embarazada.
-¿Y no lo ha hecho?.
-No, hace un par de años me
sometí a una vasectomía, lo hice para evitar este tipo de
situación. Tengo un informe médico que así lo demuestra.
-¿Y cual es el problema?.
-Qué antes de que pueda sacar
el informe médico las dos bestias me romperán la cara. Yo lo que le
pido es que el día que me encuentre con ellos usted me acompañe y
consiga el lapso de tiempo suficiente para poder enseñar el informe,
luego si ellos quieren me someteré a las pruebas que me pidan. Le
pagaré quinientos euros.
-¿Quién le ha dicho que
acuda a mi?.
-Por el barrio corre la voz de
que usted es un tipo duro y bastante honesto.
Lo de “bastante” me gustó,
siempre deja un margen para fintar.
-¿Son muy bestias ese par?.
-Mucho.
-Son quinientos euros por
bestia, pagaderos por adelantado.
-Mil euros, de acuerdo, pero
no los llevo encima.
-Me los dará antes de entrar
a la reunión.
-¿Vendrá armado?.
-No será necesario.
-¿Y que pasa si pueden con
usted?.
-Sencillo. Mientras me forran
a bofetadas usted corra hasta la comisaría más próxima, dígales
que me están matando.
-Bueno, si es así como dice,
ya podría ir antes a la comisaría y me ahorraría los mil euros.
-Inténtelo si quiere pero se
va a llevar un disgusto, la policía no actúa si no hay sangre. La
posibilidad de una muerte no les afecta, necesitan ver al muerto. Con
un muerto si se mueven, pero eso al muerto no le sirve.
-Si, ya lo sé, quería ver lo
que me decía. Le pagaré los mil euros.
-Perfecto, avíseme cuando
haya concertado la entrevista.
-Lo haré.
-Permítame una última
pregunta, ¿le ha dicho a la futura madre que usted no puede ser el
padre de la criatura?.
-No.
-Cuénteme la razón, soy muy
curioso.
-Si hay mala fe, y le aseguro
que la hay, prefiero tomarla por sorpresa, y que usted esté
presente.
-Claro, no es mala estrategia,
espero su llamada.
Mientras el tipo delgado y
elegante se alejaba pensé que si aquello seguía a aquel ritmo me
iba a hacer rico.
Rico y con una cara nueva.
A lo segundo estaba
acostumbrado, pero lo de pasar unos días con dinero en el bolsillo
me motivaba.
Aquella noche, Mabel, mi ex
esposa vino a verme de nuevo: los vecinos de arriba les habían
inundado el piso y el seguro no le cubría los gastos.
Me costó quinientos euros y
una buena retahíla de reconvenciones por no darle mil más que era
lo que ella decía que necesitaba.
Yo necesitaba una maquina del
tiempo que me trasladase dos horas antes de conocer a Mabel. De hecho
aquel día estuve dudando en acercarme a ella o a su amiga, estaban
las dos en la misma discoteca, sentaditas en la barra, cruzaban las
piernas como dos colegialas pudorosas. Dudé entre las tetas de Mabel
o los ojos almendrados de su amiga.
Escogí a la que mejor olfato
tenía para detectar dinero en mi bolsillo.
Al día siguiente me llamó
Ámbar. El señor Baliarda estaba de viaje, permanecería fuera dos o
tres días, ella me llamaría cuando su jefe hubiese revisado y
conformado el informe, la nota de gastos y mis conclusiones.
En realidad yo no había
llegado a ninguna conclusión, simplemente le contaba lo que había
averiguado, pero no era cuestión de ponerse a discutir.
Fuera como fuese me pareció
estupendo. En realidad con lo que hasta aquel momento había cobrado
me consideraba suficientemente pagado, pero si la generosidad de
Baliarda llegaba más lejos, ni yo ni Mabel nos quejaríamos.
A las doce de aquel día una
mujer rubia con minifalda y un buen escote entró y tuvo una corta
conversación con Lena, luego se acercó taconeando con firmeza.
Tenía buenas caderas y su rostro me recordaba a alguien, pero no
supe de que se trataba hasta que me escupió en la cara.
Luego se largó.
Ya he dicho que este negoció
no tiene demasiado futuro pero la diversión está garantizada.
Lena se acercó con la caja de
pañuelos de papel que siempre tiene sobre la mesa y me la tendió.
-¿Qué le hiciste?.
-Espionaje industrial, mi
informe hizo que la despidieran.
-Supongo que la contrataron en
la otra empresa.
-Roma no paga a los traidores,
además ni siquiera era una información valiosa por lo que pude
deducir.
-¿Sabes querido?, deberías
dedicarte a otra cosa, te estás estropeando.
-Nací ya algo estropeado, ¿te
he contado en alguna ocasión lo de mi ángel de la guardia?.
-Diez veces y supongo que aun
me quedan algunas por escuchar.
En aquel momento el teléfono
repiqueteó con una alegría, que a mi juicio estaba absolutamente
injustificada. Lena se alejó para atender la llamada. Escuchó un
momento y me señaló con el dedo antes de pasarme la llamada.
El tipo delgado y elegante que
tenía miedo de que le rompiesen la cara y prefería que me la
rompieran a mí, preguntaba si al día siguiente a las doce de la
mañana me iría bien estar en su casa. Pasaría a buscarme por el
locutorio.
Le dije que era una hora
estupenda.
Si te rompen la cara a las
doce del mediodía, difícilmente te convendrá almorzar. O sea que
ahorras y de paso mantienes la línea.
De nuevo me preguntó si iría
armado.
Le respondí que no.
Era una verdad a medias.
No hay verdades sin capar, de
la misma manera que no hay eunuco que no sufra por no poder
beneficiarse a las mujeres que vigila para que no se las folle el
vecino de la jaima de al lado.
Lo dijo Spinozza o cualquier
otro de esos tipos que se pasan la existencia pensando para llegar a
conclusiones evidentes. Aunque ellos lo dicen de una manera muy
complicada para que se note que son la hostia de inteligentes.
Evidentemente me estoy refiriendo a lo de las verdades a medias.
Por ejemplo, para explicar lo
de los eunucos necesitaría cien páginas.
Lo de la verdad capada viene a
cuento de que si llenas un calcetín con bolas de acero y el tipo en
cuestión se acerca lo suficiente le puedes descalabrar con cierta
facilidad.
Yo, en casa tenía ambas
cosas, calcetines y bolas de acero.
Si han tomado nota no olviden
que el calcetín tiene que ser resistente
A las once pasó a buscarme,
estaba aun más elegante que el primer día, vestía unos pantalones
gris perla, una camiseta de cuello redondo y una chaqueta negra que
brillaba como si la acabase de sacar de la caja. Tal vez era que la
estrenaba para la ocasión. Hay gente a quien le gusta estar
elegantes hasta el día de su funeral. A las once y media estábamos
en su casa, me enseñó el certificado de “eunucación pasiva” y
el par de fotocopias que yo le había recomendado que hiciera.
Parecía bueno.
Mientras se lo creyesen los
dos hermanos a mí ya me servía.
Me ofreció algo para beber.
Le dije que no, aunque en
realidad me hubiese venido bien hasta un vaso de agua, mientras
tuviese color de whisky.
A las doce en punto llegaron.
Venía toda la familia, la
niña y los dos hermanos.
La niña tenía más horas de
vuelo que el último Concorde.
Los hermanos más o menos,
pero en imbécil suburbano.
La niña, a juzgar por la
forma de la camiseta ceñida llevaba un piercing en el pezón
derecho.
Los hermanos, por el
contrario, no parecían ir armados.
Cuando me vieron preguntaron
que quien era yo.
-El padrino, por parte del
novio,-repuse.
Nadie se rió.
Toqué disimuladamente mi
bolsillo, la presencia del calcetín me tranquilizó.
-Esto se tiene que arreglar de
una manera o de otra, -dijo el que hacía de policía malo.
-Esperamos que sea de una
forma civilizada,-apostilló el policía bueno.
La minifalda de cuero de la
infanta, en caso de necesidad podía servir de atuendo nupcial.
-¿Me permiten?.-dije cogiendo
una fotocopia del certificado de eunucación y pasándoselo al
hermano que parecía más capaz de leer sin caer en una catatonia
profunda.
-¿Y esto que coño es? –dijo
el otro hermano alargando el cuello.
-Quien leía mejor y más
rápido de los tres era la infanta. Fue ella quien cogió el
certificado y lo rompió en cuatro pedazos.
-Hijo de puta, -dijo
dirigiéndose al novio.
-Cogí la segunda fotocopia y
se la pasé al hermano malo. La infanta se sentó en el sillón y
cruzó las piernas de forma que pudiéramos comprobar que era una
chica obediente y se ponía bragas tal como le recomendaba mamá.
El tipo elegante sudaba en un
rincón.
El hermano malo le pasó el
certificado al hermano bueno que lo leyó apoyando el dedo en el
papel para reseguir las líneas.
-¿Y esto que quiere decir?,
-le pregunto al hermano malo que debía tener el estatus de hermano
listo y aclaraba, por tanto, las dudas en cuestiones complicadas, y
tomaba las decisiones no meramente académicas. O quizás simplemente
era el mayor y le tocaba por orden sucesorio.
-Qué aquí el andova es una
especie de impotente,-dijo componiendo su mejor expresión de
científico en horario de clase.
-Bueno, no es eso exactamente,
-dijo secándose el sudor, el interpelado.
Le miré mal y se calló.
-Bueno pero se ha follado a
nuestra hermana ¿no?, -dijo el que le costaba más leer.
-Mal, pero si, -afirmó la
infanta metiéndose una pastilla de chicle en la boca.
-Y vuestra hermana se ha
follado a media ciudad, así que si buscáis con interés a otro
primo, seguro que cuela, -lo dije mientras le guiñaba el ojo a la
infanta que se encogió de hombros desdeñosamente.
-Chulo de mierda, no te creas
que nos vas a acojonar, -dijo el malo dando un paso adelante.
Le estampé el calcetín en la
mandíbula y con el mismo movimiento lo volví a guardar en el
bolsillo dejando la mano allí por si acaso.
El más bueno de los hermanos
miraba al otro, quien en el suelo, con una mano en la mandíbula
murmuraba quejidos del todo convincentes.
Aunque no imprimas fuerza
excesiva, si haces impactar un calcetín llenos de bolas de acero en
la mandíbula de un tipo, este tiene la sensación de que se está
peleando con un peso pesado y que le acaban de cazar con un gancho
de izquierda.
Por supuesto si el peso pesado
es zurdo.
-Pues si que…,-dijo la
infanta levantándose y meneando la cabeza con disgusto
cristianamente asumido. Anda recoge a Hilario y vámonos pa casa, que
aquí ya no tenemos na que hacer. Y tú, cuando vayas caliente,
pagando como todo el mundo, que por la jero se ha acabao,-le dijo
mirando apenas a su ex novio.
La nuez de Adán del tipo
elegante andaba rapeando en su cuello.
Cuando los tres hermanos se
largaron, pregunté: ¿ese whisky que me había ofrecido todavía
anda por ahí?.
No era whisky, era bourbon.
Concretamente Four Roses.
He hecho cosas mucho peores en
mi vida que trasegar un lingotazo de Four Roses, así que me lo bebí
con el respeto debido.
Bueno en realidad no fue un
lingotazo, fueron dos.
-¿Y que hago si vuelven?, -el
tipo elegante no acababa de ver claro que su seguridad estuviese
garantizada.
-Hábleles de mi, seguro que
me recuerdan. Y con ella, pues ya sabe: pagando como todo el mundo,
aunque yo le recomendaría que cambiase de novia. Si quiere le
presento a mi ex mujer, ella jamás le haría una cosa así.
Le dejé meditando acerca de
la conveniencia de que le presentase a mi ex mujer.
Aun no había llegado a la
esquina cuando me alcanzó.
-Disculpe, creo que no le he
agradecido lo suficiente su trabajo, ha manejado muy bien la
situación.
-Y usted ha cumplido su parte,
me ha pagado. Ahora cuando le he visto llegar pensé que después de
pensarlo mejor había decidido conocer a mi ex mujer.
-No, no es eso, -el tipo
sonreía, -he pensado que me gustaría invitarle a almorzar, aquí
cerca hay un restaurante más que digno, -señalaba un local con
buena pinta justo enfrente de su domicilio..
Le entendí perfectamente:
tenía miedo de que los hermanos regresaran.
Acepté, tenía apetito. Los
hermanos no iban a regresar, cualquier perdedor sabe que no merece
la pena insistir cuando juegas en campo contrario. La niña se lo
había dicho: “vámonos, aquí no tenemos nada que hacer”.
Y ella sabía de qué hablaba,
era quien llevaba el cerebro en su círculo familiar.
El tipo elegante no me había
mentido, el restaurante era más que digno.
Después de comer seguía
teniendo miedo, pensé que me iba a invitar al cine.
No lo hizo y regresé al
locutorio.
Lena me contó que no había
hecho nada más que marchar con el tipo delgado y había llamado el
cliente que temía que su esposa le estuviese dando mal uso al Volvo
que le había regalado. Su esposa acababa de regresar de vacaciones y
quería que empezase el seguimiento de forma inmediata.
NOTA DE PRENSA.-
20 Minutos 09/02/2012
Los Mossos de Escuadra
irrumpieron ayer en una de las joyerías Rabat situada en el Paseo de
Gracia de Barcelona para efectuar un registro por orden del juez que
investiga la causa abierta contra narcotraficantes, confidentes y
agentes policiales.
Según fuentes próximas a
este caso, los Mossos, algunos de los cuales vestían de paisano,
ejercieron de policía judicial para buscar documentos en la joyería
que acrediten la compra de unos relojes de lujo que supuestamente
llevó a cabo uno de los confidentes policiales investigados en la
supuesta trama de corrupción policial.
El dueño de la joyería Rabat
que ayer fue registrada por los agentes, ya fue citado a declarar por
el juez como testigo y preguntarle sobre la operación de compra de
estos relojes de lujo, ya que se investiga si fueron regalados por
este confidente a agentes y mandos policiales.
NOTICIA DE PRENSA.-
20 Minutos, edición en
catalán
27/02/2012
ROBAN TODO AQUELLO QUE COTENGA
COBRE
Los ladrones se llevan
cualquier cosa, desde pomos de puerta hasta conducciones de agua i
gas con el riesgo que eso comporta. Los Mossos efectúan cada día
cuatro detenciones por estos delitos.
Cables de ascensor, pomos de
puerta y lámparas de latón, interfonos metálicos, barandas,
buzones antiguos de latón cromado… y hasta conducciones de cobre
de agua y gas e incluso los mismos contadores. Los ladrones roban
cualquier elemento de las fincas de vecinos que contenga cobre,
níquel o algún otro metal que puedan revender en el mercado negro,
sin importarles el riesgo que generen y las molestias que puedan
ocasionar.
A principio de mes, por
ejemplo tres muchachas entraron en un edificio situado en la
confluencia de las calles Bailen y Consejo de Ciento, en la derecha
del Eixample y arrancaron el contador de gas y parte de las
conducciones. Consecuentemente el gas comenzó a escapar con el
peligro que ello comportaba para la comunidad.
“Entran y se llevan las
conducciones del gas hasta allí donde pueden, con las consecuencias
que eso supone para los vecinos, además del lío que comporta
cambiar la instalación, explicó a 20 Minutos Josép María Aguilá
Bonfill miembro de la Junta de Gobierno del Colegio de
Administradores de Fincas de Barcelona-Lerida”.
No son casos excepcionales.
Recientemente unos ladrones entraron en dos inmuebles de las calles
Gavá y Begur de los barrios limítrofes de La Bordeta y Sants-Badal
respectivamente y arrancaron los contadores y las conducciones del
agua dejando sin suministro a los vecinos.
Para acabarlo de arreglar,
algunas compañías de seguros equiparan estos actos a pintadas,
rayadas en los ascensores etc., o sea actos de vandalismo y no se
hacen cargo de los desperfectos, denuncia el señor Aguilá, quien
cree que el castigo que reciben los ladrones es insuficiente. “Es
posible que lo hagan por necesidad, pero si los cogen no les hacen
nada, lo que provoca que las victimas que pierden horas en comisaría
caigan en el desanimo y la pasividad” se lamenta Aguilá.
Los ladrones no se limitan a
robar en bloques de pisos, también lo hacen en la calle. Se han dado
casos de sustracciones de tapas metálicas de la red de suministro en
Granollers, asimismo de conducciones en la calle y en empresas.
Desde 2009 se han multiplicado
por doce los robos con fuerza en empresas, pasando de doscientas
cincuenta y tres a tres mil doscientas veintiséis el año pasado. Es
por eso que los Mossos de Escuadra pusieron en marcha en 2011 un
Programa Operativo Específico del Metal (POE). En el marco de este
dispositivo, según ha podido saber este diario, la policía realizó
veintisiete mil seiscientos ochenta y dos controles policiales en
Cataluña, que consistieron sobre todo, en registrar furgonetas
sospechosas de transportar cobre robado. También se llevaron a
término novecientas catorce inspecciones a almacenes de desechos
para comprobar si había material robado y se practicaron mil
quinientas noventa y cinco detenciones. Los Mossos prefieren no
valorar los resultados del primer año de funcionamiento del POE al
no poder comparar datos ya que los registros anteriores no lo
permiten.
SENTENCIA EJEMPLAR.-
La Guardia Urbana arrestó a
un hombre, cuando en Septiembre de 2010, intentaba robar el cableado
de los semáforos (que dejaron de funcionar) de una zona en obras de
la Ronda del General Mitre. La Audiencia de Barcelona ha confirmado
ahora la sentencia de un año de prisión y al pago de una multa de
trescientos treinta euros por una falta de hurto en grado de
tentativa y por un delito contra la seguridad viaria, ya que se
entiende que originó “un grave riesgo para la circulación.”
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