DE
JUECES, ISLAM Y MIEDO. O VICEVERSA SI ASÍ LO PREFIEREN.
Según
van apareciendo las noticias acerca del brutal y previsible
atentado terrorista en Barcelona nos enteramos de que un juez
tenía una orden de expulsión para el cerebro del atentado, el
iman que lo organizó. Observen "un juez". No el juez fulano de
tal que presta sus servicios en el juzgado numero tal de donde
sea. No, "un juez". Fiel servidor de la ley que tan fielmente
siguen jueces, abogados, siquiatras y sicologos para que
cualquier delincuente esté convenientemente protegido de la
maldad de los ciudadanos. Ejemplo la carta de una educadora
social bienintencionada loando al terrorista de la furgoneta
al que ayudaba a integrarse en nuestra sociedad, sus lamentos
por la desviación de su tan querido muchacho, su pregunta
"¿que hemos hecho mal para que esto suceda?". Pues,
tonta bienintencionada, ya que lo dices en plural, te aclaro
que yo no he hecho nada mal. Tú si, te metes a maestra si
saber que enseñas ni a quien se lo enseñas, desconoces que el
Islam no es solo solo una religión, si no un sistema político,
un estado (por mucho que se maten entre ellos) que está
obligado a islamizar al mundo derramando toda la sangre
inocente que haga falta. ¿Qué no son todos?. No, claro que no,
solo los que mandan y mueven a quien se tenga que mover.
Y por
cierto no hemos de tener miedo, nos dicen. "Yo no tengo miedo"
repiten. Pues yo si. Vamos a hacer un pequeño ejercicio. Imagina
que te dicen que en el centro comercial X mañana a las cinco
habrá un atentado. ¿Iras?. No, claro que no. ¿Por qué?. Pues
por miedo. O sea que tu ausencia de miedo se basa en que un
atentado se produce en un espacio corto, muy corto y dura
segundos, quizás un par, tres minutos, exagerando mucho. Y
el mundo es muy grande y el tiempo muy largo, así que
piensas que a ti no te va a tocar. Y repites "yo no tengo
miedo". Pues claro que lo tienes, estás acojonado hasta las
trancas, pero queda muy bien ser políticamente correcto y
repetirlo. Tengo
mucho que decir al respecto, pero vamos a dejarlo así.
Me
gustaría empezar diciendo que el fútbol es para vivirlo, no
para leerlo ni para explicarlo, se puede debatir acerca de él,
claro, pero darle forma de obra literaria no me parece
adecuado. A partir de este punto es lógico pensar que no
existe relación entre literatura y fútbol, pero hay una
excepción un punto de contacto: el desprecio y hasta odio que
los intelectuales snobs muestran hacia él, olvidándose de que
en el fondo, el fútbol, como otros tantos deportes, no es más
que una muestra de la competitividad que caracteriza all ser
humano, sea snob o no, en cualquier aspecto de la vida. No
quiero decir que si no te gusta el fútbol eres un snob, o que
si eres un intelectual, y el deporte no te interesa, eres un
snob, a cada quien le gusta lo que el cuerpo le pide y punto.
Pero cuando pones en la diana algo que no te gusta, lo tomas
como paradigma de la estupidez, y marcas una linea divisoria
entre "nosotros" y "ellos", y que nadie dude de que nosotros
somos los buenos, eres un puto snob.
Los
snobs han tenido una frase mítica que han usado como dogma de
fe y bandera, elementos muy útiles cuando no se tienen mejores
argumentos, en la primera te puedes refugiar, la segunda la
haces ondear la viento y queda muy bonito. La frase en
cuestión es: "el fútbol es popular porque la estupidez es
popular". La frase es de un gran escritor que ha pasado a la
historia como una de los grandes snobs del mundo literario,
Jorge Borges. Otra frase suya es aquella en la que se pregunta
¿que gracia tienen 22 hombres en calzoncillos detrás de una
pelota de cuero?, frase que por otros motivos, más allá del
esnobismo, adoptaron masivamente las mujeres, ahora hablaremos
de ellos. Es curioso resaltar que por dinero, Borges escribió
junto a Bioy Casares un cuento en una antología basada en el
mundo del fútbol, y como muestra de su insuperable snobismo su
cuento se llamaba "Esser est percipi", así, en latín para
mostrar su supremacía sobre los boludos que escribían sobre
fútbol y se atrevían a que les gustase. De paso dejaba claro
su irreductible esnobismo.
Los
snobs durante tiempo han tenido una masa social importantisima
que por razones propias les han apoyado: una buena parte del
cincuenta por ciento de la población mundial, o sea las
mujeres. Ellas han sido las mayores de difusoras de la frase
de los 22 señores, los calzoncillos y la pelota. Pero este
apoyo se ha terminado ya que en la actualidad las mujeres se
han incorporado masivamente al mundo del deporte. Los pobres
snobs se han quedado solos, una gran parte de mujeres ya no
les apoyan. Han perdido una batalla tan importante que ya
empiezan a preguntarse que va a ser de ellos en la vida y
están cambiando de bando como si siempre les hubiese gustado
el fútbol. Luego, si aun no os habéis aburrido y/o indignado
daremos ejemplos.
De
momento centrémonos en los motivos por los que las mujeres han
abandonado a los snobs, se han olvidado de la ingeniosa frase
de los 22 señores corriendo detrás de una pelota y han dejado
de quejarse de que todo el día están dando fútbol por la tele,
algo que en algún momento fue cierto, como cierto era que los
hombres abandonábamos temporalmente a nuestra esposa y nos
amancebábamos con el televisor. Probablemente desde un punto
de vista ético no deberíamos haberlo hecho, pero lo hacíamos.
Hoy en
día la base de la denuncia no se cumple, se cumplía pero ya
no. Los programas orientados a satisfacer al elemento femenino
ocupan más espacio en la parrilla de programación que los que
se dedican al fútbol y otros deportes, teniendo estos, además
un tiempo cada vez mayor dedicado al fútbol femenino, también
al baloncesto femenino, cuya selección nacional es la mejor
del mundo si exceptuamos a Estados Unidos. Tampoco podemos
olvidarnos del balonmano, gran equipo el nuestro, el tenis y
unos cuantos deportes más con gran y exitosa presencia
femenina. Existe, desde hace unos pocos años, una liga de
primera división de fútbol femenino en la que juegan el
Barcelona, el Atlético de Madrid, el Atlético de Bilbao, el
Valencia etc. y parece ser que el Madrid ha anunciado que el
próximo año ellos también estarán. Se empieza a mover dinero
serio en esta liga, hay traspasos importantes, hay ligas
femeninas de juveniles, de cadetes, competiciones
internacionales a muy buen nivel, títulos europeos, mundiales.
Las mujeres, especialmente las jóvenes, acuden en masa a los
estadios a ver partidos de fútbol, con sus amigas, sus novios.
Entonces ¿como las señoras van a criticar a los 22 señores,
tal vez señoritas, que corren detrás de un balón en gayumbos?.
Tal vez quien lo hace sea su hija, su nieta, una amiga de su
hija, de su nieta. Pues ya no critican a los deportes y sus
programas, mayoritariamente no lo hacen. Y quienes en tantas
ocasiones nos abandonan temporalmente para amancebarse con el
televisor, ahora de pantalla plana y más grande, (para que
luego digan que el tamaño no importa), son ellas. Tal vez
desde un punto de vista ético no deberían hacerlo, pero lo
hacen. Somos igual de éticos, ellas y nosotros. O sea, poco.
Por algo pertenecemos ambos al genero humano. Pobres
snobs, se han quedado solos. Recuerdo la letra de una canción
del gran cantante de blues Lightnin Hopkins, en la que según
su costumbre de parar de cantar a mitad de canción y hablar
con el público, le contaba refiriéndose a si mismo en primera
persona: "Pobre Lightnin" tan solo, siempre buscando a una
mujer y únicamente tiene a su guitarra". Desafortunadamente
para ellos la mayoría de snobs no tocan la guitarra, así que
ni ese consuelo les queda. Quizás tendrán que buscar el
apoyo de un colectivo menor que el de las féminas. No sé, se
me ocurre que tal vez los estudiosos de fenómenos ovni, o los
adoradores de cánticos espirituales maoris.. Se
dice, sin embargo que muchos escritores han dedicados sus
mejores esfuerzos en hablar de fútbol. No es cierto, ni de
lejos, en realidad son contadísimas las excepciones. En todo
caso lo que si han hecho algunos algunos ha sido situar la
acción de su novela en un entorno más o menos futbolero, como
hizo Vázquez Montalban con su "El delantero centro fue
asesinado al atardecer", o la más famosa a nivel internacional
"El miedo del portero ante el penalti", del alemán Peter
Handke, en la que el fútbol es una simple excusa y no tiene
nada que ver con el desarrollo del argumento. También
podríamos mencionar la super ventas, (creo que se llegó a una
cifra de ventas cercana a las 500) "Ruido de Cañerias" de Luis
Gutierrez Maluenda.
Como
ejemplo de la escasísimas novelas que hablan de fútbol se me
ocurre una novela del argentino Osvaldo Soriano, divertidísima
novela donde se habla del juego, de la pasión, de las
visicitudes de quien lo practica sin medios, está escrita con
un sentido del humor que caracteriza al genial escritor
argentino. También recuerdo un capitulo de Chatanoga Chu Chu,
en la que Raul Argemi monta un partido en la soledad de las
profundidades de la Pampa. Para hacerlo, al igual que Soriano
se refugia en el humor (algo no demasiado del agrado de los
snobs, quienes, en general, no han venido al mundo para reírse).
Volvemos al principio, es muy difícil escribir una novela con
el fútbol de protagonista, es un deporte que existe para
vivirlo, no para escribirlo. Vamos a
repasar ejemplos de escritores que sin tener puta idea de
fútbol le han usado para crear un ambiente y en muchas
ocasiones para burlarse y demostrar que él es de los buenos,
esa clase de seres superiores que han llegado al mundo para
hacer de faro y guía a sus congéneres poco evolucionados.
También citaremos a escritores, a intelectuales que siendo
apasionados del fútbol jamás lo usaron en su obra.
Pier
Paolo Pasolini hasta fue jugador de fútbol, pero su obra
intelectual está muy alejada del deporte. Tal vez tuvo miedo
de que se burlasen de él. A Roberto Bolaño si le gustaba el
fútbol y le respetaba, pero al parecer solo lo refleja en
parte en un cuento corto que no he leído y no voy a leer ya
que en cuestión de fútbol prefiero el estadio o el televisor,
y en cuestión de escritores prefiero a Lehane antes que a
Bolaño. Shakespeare nombró el fútbol en alguna ocasión pero
sin entrar en mayores consideraciones, a pesar de que los
escritores ingleses son de los que más entornos crean
alrededor del fútbol.
Javier
Marias a escrito un estudio futbolero que se llama "Salvajes y
sentimentales", ya que él es un buen aficionado, pero es más
un estudio filosófico que un libro de fútbol, porqué, lo
repito, el fútbol se tiene que vivir, no es para escribirlo.
Albert Camus le pidió al mundo que respetase el fútbol como
paradigma de la moral del ser humano y sus obligaciones, nada
menos que Albert Camus (si alguien cree que Camus era un ser
poco evolucionado por apasionarle el fútbol, por favor que se
levante y venga a explicarlo, le cedo mi sitio). Repasemos
frases y escritores relacionadas con el fútbol que dejan ver
más allá de las propias palabras. Terry Pratcher le hace decir
a su personaje: "lo importante del fútbol no es el fútbol , es
sentirse parte de una multitud. Es el conjunto, el todo".
Bueno, vale, muy bonito, pero no es cierto, al menos no lo es
para quienes nos gusta el fútbol por si mismo, la multitud
ayuda a sentir en mayor medida un estado de histeria. Me pongo
como ejemplo, yo veo los partidos sentado ante mi tv de 50
pulgadas, solo, con un vaso de whisky y una caja de trufas, no
chillo, no me abrazo al vecino, disfruto del partido, no del
más que dudoso honor de la aglomeración con otros seres
nacidos de madre. Vladimir
Nabokov dice: "De todos los deportes que practiqué en
Cambridge el fútbol ha seguido siendo un ventoso claro en
mitad de un periodo notablemente confuso". Supongo que algún
snob estará pensando que cuando lo dijo ya conocía a Lolita. Y
quizás tenga razón, pero se pueden practicar los dos deportes,
es solo cuestión de organizarse. Ana
María Moix dice que ver un partido por televisión la relaja.
Nada que objetar, hay a quien le relaja el café.
Snobs a
los que les gusta el fútbol también los hay, son gente que ha
decidido que no se van a perder nada, y creo que hacen muy
bien. El primero que voy a citar es Andrés Neuman, el segundo
sera Rafael Alberti. El primero, Neuman, como buen argentino,
adora el fútbol y como buen argentino es un constructor de
frases que deben leerse con mucha atención antes de decidir
que haces con ellas. Cito sus palabras: "Por eso Maradona,
además de un imposible cuento fantástico en diez segundos, con
aquel gol zigzagueante acababa de escribir sin saberlo el
nuevo Martín Fierro. Todo un poema épico, que además de ser
relatado hasta la saciedad en las calles, venía a dibujar el
espejismo de la reconstrucción". Yo, desde que lo lei ando
buscando el espejismo de la reconstrucción en el gol de
Maradona y hasta el momento no me acabo de aclarar. Ya me
contareis si lo lográis.
Respecto
a Rafael Alberti, español insigne y poeta laureado os leo unas
estrofas (confieso incompletas) del poema que le dedicó a un
más o menos discreto portero húngaro llamado Platko, más
famoso como entrenador y como héroe de Alberti que como
guardameta: "Nadie te olvida Platko, no nadie, nadie, nadie,
oso rubio de Hungría. Ni el mar que frente a ti saltaba sin
poder defenderte,. Ni la lluvia. Ni el viento, que era el que
más regía. Ni el mar ni el viento Platko, rubio Platko de
sangre, guardameta en el polvo, pararrayos". Yo, que me
declaró poéticamente insensible, a estas estrofas les noto un
olor a gallinero, (por la pluma me refiero), y por mi falta de
aprecio a los osos rubios de Húngria que me hacen calificar a
Alberti como Capitán General de los snobs por mucho que los
osos rubios de Hungria le alteren. Hablemos
de Sartre, que lo suyo es de puntuación alta. El hombre decía
ser aficionado del Saint Germain y acudir el domingo al
estadio para inspirarse. Una de sus frases en su obra "Crítica
de la razón dialéctica" afirma que en el fútbol todo se
complica por la presencia del adversario. Pues, si señor,
tiene razón, sabia frase emparentada con aquella que dice que
si mi abuela tuviese bigote sería mi abuelo. Por cierto, si
Sartre iba a ver al Saint Germain era por ser este equipo el
representante de las izquierdas cultas. Yo creo que si Sartre
levantase la cabeza y viese a su equipo convertido en el Paris
Saint Germain, propiedad de un principe árabe derechista y
multimillonario iría corriendo a refugiarse en los huesos de
Stalin.
Desplacémonos
a Uruguay, allí vivía Eduardo Galeano, hombre aferrado al
fútbol con pasión y que nos dejó frases de inmenso
atrevimiento, por supuesto mucho mejores que el resto de su
obra, más cercana al periodismo sectario que a la literatura.
Cito dos. "Se puede cambiar de religión o de mujer, no de
equipo". Muy buena la frase pero muchos periodistas deportivos
le pueden demostrar que no es cierta, de los políticos no
hablemos. En otra de sus frases compara la satisfacción que se
siente con el gol obtenido y el orgasmo. Yo que he tenido la
fortuna de experimentar ambas sensaciones puedo asegurar que
no tiene nada que ver, entre otras cosas porque si al
experimentar un orgasmo se te ocurre ponerte a chillar Goool
Goool, igual te quedas sin amante.
Queridos:
sexo, marisco y rock and roll, lo del fútbol y el snobismo
cada cual a su bola. Por si a alguien le interesa colgaré este
articulo en mi blog "Asesinatos y otros altercados" Por cierto
se admiten cajas de trufas para mi próximo partido de fútbol,
el whisky ya lo pondré yo.