domingo, 27 de octubre de 2013

 
SOMERAS AVENTURAS DE UN AMANTE CONCEPTUAL DE CAMERON DIAZ (X)
 
El colchón si que tenía pulgas y Matías roncaba como una locomotora aquejada de asma, así que me desperté rascandome, con dolor de riñones y la cara de quien ha sufrido un sueño intranquilo y escaso.
Amenacé a Matías con estrangularle lentamente con el cordón de mis zapatos de 150 Euros si no me devolvía inmediatamente a la seguridad de la contaminación y el estruendo ciudadano. Tras unos debiles intentos de convencerme de mi error, cedió no sin antes aseverar con toda seriedad ·Tú te lo pierdes.
El Seat Ibiza pegoteado de Matías que reposaba su ancianidad, a la sombra, bajo un arbol, nos miró con mala cara según nos acercábamos pero obedeció al giro de la llave de contacto y el ronroneo tosferínico de su motor nos convenció acerca de su intención de devolverme a la civilización si así se le ordenaba.
Los tres primeros kilómetros fueron un angustioso circular, ahora creo que mas debido a ir cuesta abajo que no por el esfuerzo de las bielas del pobre cacharro. Camino de la libertad, tras esos primeros kilómetros se presentaba un tramo que formaba una pequeña cuesta. El perol la atacó con el entusiasmo que genera un inesperado triunfo belico, sin embargo al inicio del repechón soltó un angustioso suspiro y sufrión un ataque de Baile de San Vito, o sea moverse se movia pero sin avanzar ni retroceder, hasta que fnalmente se rindió y empezó a resbalar hacia atras y en diagonal.
Mientras Matías trataba  de entablar una negociación con su coche: le decía: "no me hagas eso hombre, mira que te puedes hacer daño". yo, francamente asustado tiré con fuerza del freno de mano y me respondió un "Crac" poco tranquilizador y la palanca en mi mano tenía menos tensión que un okupa en la opera.
El perol seguía resbalando, ahora en diagonal hacia el despeñadero que llevaba a la playa, dos kilómetros y medio más abajo.
Matías, ajeno a la perdida del recurso del freno de mano, giraba el volante de izquierda a derecha sin mayor resultado que unos bandazos que acabaron con el Seat volcado en medio del camino, las ruedas mirando al cielo silbando lastimeramente.
Salimos del cacharro sin demasiadas dificultades.
Sin mediar palabra Matías echó a caminar cuesta arriba, yo cuesta abajo.
Dos horas, veinte minutos, seis litros de sudor y una colección de jadeos agónicos me llevaron hasta la estación de tren del pueblo más cercano. Le cogí casi en marcha sin tiempo de sacar el billete, sabía que si le contaba al revisor que mi intención no era escaquearme me entendería.
Los cojones, me entendió. Me hizo pagar el doble y encima darle las gracias por no avisar a la Guardia Civil.
Llegué finalmente a mi casa con el aspecto de acabar de asistir a una crucifixión en la que el crucificado era yo. Lloré de alegría agarrado al picaporte, miré con agradecimiento infiníto a la placa de timbres, saludé con desesperada alegría al balcón de mi piso, contemplé con arrobo los contenedores de basura de la esquina, aspiré el humo contaminante que soltaban los coches relucientes (mezcla de CO2, plomo metílico y alguna que otra porquería más) y sonreí sintiendome a salvo. Metí la mano en mi bolsillo y en lugar de las llaves de mi casa encontré el vacio.
Las había perdido.
Tres horas despues, tras haberle pagado doscientos euros a un cerrajero de urgencias que tardó setenta y dos segundos en abrirme la puerta usando la tecnica del más refinado de los ladrones pude entrar en casa.
Las lagrimas (de dolor y agradecimiento) corrían por mi cara.
Pero me comporté como un hombre cabal: incluso antes de ducharme, despulgarme y adecentarme, incluso antes de amorrarme al grifo de la cocina para intentar que el polvo acumulado en mi garganta bajase hasta mi esofago, incluso antes de todo eso fui a mi cuarto, me arrodille frente al poster tamaño pared medianera de Cameron Diaz y de rodillas le pedí perdón.
Luego me duché, me tumbé en la cama y me dormi con un sueño lleno de pesadillas.
A modo de resumen les contaré lo que ha quedado de mi excursión a la colonia de tarados a la que me llevó Matías.
A) Un correo electronico de Zelda, al que podríamos definir como una carta de amor, en el que me ofrece la posibilidad de gozar de su cuerpo, a solas o haciendo un trio con Brutus, incluso insinua una posible participación de Mariana.
B) Una llamada de telefono de Matías en la que me comunica que se ha comprado un coche nuevo (de segunda mano) y que debería hacer una nueva visita a la colonia, muy  animada con la llegada de un conjunto de gospel eslovaco simpatiquisimos (pensé en lo ocupada que estaría Mariana con tanta gente nueva a la que fumigarse y me entristecí, ya que no puedo evitar ser un romantico sentimental)
C) La decisión casi inamovible de no traicionar a Cameron Diaz bajo ningún concepto.
Y eso es todo.
Por cierto Cameron sigue sin llamarme por telefono, ¿se habra enterado de lo mío con Mariana?. 
 
 
RELACIÓN DE PERSONAJES.-
 
Amante conceptual de Cameron Diaz
Matías.- Desastre integral, amigo del amante conceptual
Mariana.-Amor no tan conceptual del protagonista
Brutus.- Mole tonta, conductor de la furgona
Furgona.- Reliquia motorizada de tiempos preteritos
Rinus.- Poeta holandes patizambo
Zelda.- Zorra portuaria, vidente y sanadora.
Adrí.- Cocinero y cultivador de marihuana, verduras variadas  y hortalizas, también caza ardillas a perdigonadas o pedradas.
Marco, patriarca y dueño del apartamento.
Babe I.- Amante y cuidadora adolescente de Marco.
Babe II.- Gemela de Babe I y con sus mismas tareas.
No se extrañen si aparecen nuevos personajes, como hemos dicho son gente muy libre.
Ton - Khao Piridigpom: Thailandes de adopción por parte de orfandad.


 

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