Entrevista con un “outsider”
1. El género negro: ¿en vía de extinción?
À. M. Luis, espero que no te tomes a mal el título de esta entrevista pero a mi modo de entender la novela negra eres un “outsider” puesto que considero que eres uno de los pocos autores en España que escribes género negro. Te atreves a darnos una definición de lo que es para tí?
RESPUESTA.- La acepción “genero negro” en realidad no significa gran cosa en si misma, es el equivalente a una marca comercial llegada de un país, Francia, que tuvo en mayor consideración que nosotros el “pulp” americano. Cuando la usamos, nos estamos refiriendo a una manera de hacer literatura que crearon una serie de escritores americanos, allí por los años treinta. Ellos inventaron un lenguaje, un ritmo y una manera de describir ambientes y pasiones humanas como no se había hecho antes, al menos de una forma estructurada y generalizada. Claro que encontraremos a un Raskolnikov y un Crimen y Castigo en la literatura universal, pero nació y murió allí, no creo un género. Hammet y Chandler si lo crearon, ellos dibujaron una plantilla a la que tantos escritores hemos procurado adaptarnos. Dostoievsky con aquella novela maravillosa no lo logro, probablemente no quiso hacerlo. Seamos compasivos y no carguemos de culpa al pobre Fedor, bastantes problemas tenía con la ruleta.
À. M. Qué es lo que más te cautiva del género negro: la ambientación, las historias, la crítica social, el personaje protagonista?.
RESPUESTA.-
Para empezar me siento cómodo con el lenguaje tan cercano a la realidad, La gente en la calle no habla con exquisita corrección ni hace pareados por el placer de crear belleza, mucho menos cuando está en peligro, esta disgustada, dolorida, traicionada, le aprieta la entrepierna o se siente traicionado por las mil y una maneras que un ser humano puede perjudicar a otro.
Me cautiva el personaje central: todos somos detectives privados o querríamos serlo. ¿Quién no ha deseado en alguna ocasión ser duro, sagaz, capaz de usar la violencia o al menos responder con ella si no queda otro remedio?.
Él, el detective privado o incluso el policía desencantado, es el prototipo de ser humano imperfecto que lucha para sobrevivir o para hacer cumplir los límites mínimos de la ley, aunque la ley no sea necesariamente lo mismo para el uno que para el otro. En ellos, en esos seres imperfectos como nosotros, pero con mayor capacidad punitiva, deductiva, con mayor poder o descaro descargamos todas aquellas frustraciones con que nos castiga nuestro día a día. A través de ellos podemos vengarnos de carencias, dolores, ofensas y fracasos.
En el caso del detective sentimos un placer adicional cuando nos mimetizamos con él: somos capaces de movernos al margen de la ley o cuando menos en unos márgenes mucho más amplios que los que nos ofrece la sociedad.
No es así con el policía, mimetizándonos con él gozamos del poder y el respaldo que nos da la sociedad dentro de unos márgenes, pero nos sentimos al tiempo constreñidos, ya que si se sale de esos márgenes empieza a ser un mal policía y si se aparta mucho de ellos es además un peligro para la sociedad.
Cuando la novela negra nos mete en la piel de un criminal, nos asomamos al pozo de la maldad, a ese vértigo que nos atrae aunque no queramos, -porque la maldad, de una forma o de otra, siempre está presente en la condición humana-, pero lo hacemos sin peligro. Así sucede también con los ambientes en que tantas veces se desarrolla la acción de la novela negra, ambientes sórdidos donde el vicio y las bajas pasiones cámpan a sus anchas.
Y no me dirás que no es excitante darse un paseo por allí aunque sea con la imaginación.
Y no quiero olvidarme del ritmo que me impone la novela negra en su lectura, veloz, angustioso incluso pero con la seguridad de que con el desenlace de la historia se acabará la angustia. Y podremos empezar una nueva aventura
À. M. Tú te has declarado en alguna ocasión ser lector de novelas negras. ¿Cuándo empezaste a leer este tipo de historias, qué es lo que más te gusta y cuáles son los mecanismos que consideras imprescindibles y que todo autor que quiere adentrarse en el género debería cultivar?.
RESPUESTA.- Yo soy lector, toda la literatura con un mínimo de calidad me interesa, pero al tiempo soy un hedonista convencido, quiero por tanto divertirme. Entre sesión y sesión de cultivo de mi espíritu o de ampliación de mi cultura leyendo a los que saben más que yo (confieso con dolor que son legión) me gusta reír, excitarme con el misterio, revolcarme en la mordacidad, la ironía y la sorna. Necesito fantasear, sentirme héroe por un rato y luego ilusionarme pensando que el whisky que yo bebo es mejor que el que bebe el detective de turno por muy duro que sea y que la mujer que gozo es real aunque no tan espectacular. Leyendo novela negra de cuando en cuando, (de hecho muy a menudo) consigo una buena parte de mis necesidades hedonísticas, sin menoscabo de, aquellas que puedo llevar personalmente a la practica.
Que además encuentro en ellas crítica social…
Pues bien, fantástico.
Como diría algún personaje de mis novelas: “Dabuten, tío”
Mecanismos imprescindibles bajo mi punto de vista son como ya he apuntado el ritmo de narración, el lenguaje usado, la ambientación a través de descripciones de tipos y lugares. También el empleo del sentido del humor.
À. M. En una entrevista dijiste que “en el mundo de la novela negra hay de todo, pero no me gusta el camino que ha tomado alejándose del clasicismo”. Explícanos un poco esta idea.
RESPUESTA.-
Agradezco que me hagas esta pregunta, como dicen los políticos cuando les hacen la pregunta que ellos han impuesto, aunque aquí no sea el caso.
Si, lo dije. Y lo reafirmo: no me gusta el camino que ha tomado la novela negra.
La lista de razones es tan larga que aburriría al sufrido lector si pretendiese hacerla exhaustiva. Vamos por tanto a enumerar solo las más evidentes.
Que lo óptimo es enemigo de lo bueno, es un axioma, por tanto no veo la razón en arriesgarme a empeorar algo, que ya es bueno, al tratar de mejorarlo. Me parece un riesgo innecesario. Y cuando el criterio para definir “óptimo” son cuestiones comerciales la cosa ya toma tintes de sainete. Y si el sainete produce beneficios económicos los editores están encantados y piden más sainete a los escritores. Esto también es un axioma.
¿Qué tienen que ver los vampiros, seres de ultratumba, ambientes góticos, estremecedoras tramas políticas súper documentadas (bien o mal) con profusión de espías danzarines, elaboradas descripciones costumbristas, románticas historias con muerto incorporado, o rabiosos panfletos políticos de uno u otro color, con la novela negra?.
Cada uno de estos géneros tiene sus características diferenciales, su lenguaje, su ambientación, su ritmo, sus personajes. Lo más probable, no nos engañemos, es que ese ritmo se de de bofetadas con el de la novela negra, que ese personaje case con la novela negra como una minifalda roja en un entierro o que el lenguaje de novela romántica convierta a un asesinato en unos juegos florales . Y así sucesivamente.
¿Qué necesidad hay de escribir dos mil quinientas paginas de novela para contar un delito y su investigación posterior?. No da, salvo honrosas excepciones, para tanto. El escritor, para alcanzar la cantidad de palabras exigidas, deberá irse por las ramas de los Cerros de Úbeda, soltarle al lector la explicación de una formula matemática durante setenta u ochenta páginas, dedicarle cincuenta páginas más a la historia sin interés de un personaje que no tiene más protagonismo en la trama que dar volumen al volumen. Perderá ritmo, se alejará del propósito inicial.
¿Pues por qué se leen?.
Pues porque se vende lo que más y mejor promocionado está. Y si lo que está más y mejor promocionado es un bodrio, pues paciencia, habrá que esperar para ver que tal la próxima, porqué lo que toca ahora es leerse el bodrio.
No vamos ahora a dar nombres y ejemplos, no sea caso de que algún nórdico se nos enfade, o algún laureado americano piense: “¿Tanto me pasé?, pues mi editor aun me pedía doscientas paginas más”.
Algo hemos de reconocer: para regalar, un libro de ochocientas páginas queda mejor que uno de doscientas. Y si lleva adosada una faja que proclama que es un Bestseller o lo recomienda el último boom editorial, entonces ya es la hostia.
Has triunfado con el regalo.
Aunque nadie se lo lea o no pase de la pagina setenta.
Pero te agradecerán el regalo, así, al menos cuando alguien le pregunte “¿has leído “la sombra de la mujer maltratada”?, podrá decir: No, pero la estoy leyendo, la acabaré este verano, en la playa.
Mientras se broncea, por supuesto.
À.M. Sé que algunos de tus autores preferidos son Donald Westlake, Stuart Kaminsky, Chester Himes, James Crumley y Raymond Chandler. Cuéntame que te seduce de cada uno de ellos y que han influido ellos en tu formación como escritor.
RESPUESTA: Si, esos y algunos más.
Westlake es el fino sentido del humor, ironía e imaginativas tramas.
Kamisnky, es el humor desmadrado y el acierto de situar la acción en el Hollywood de la era dorada, con personajes conocidos como Los Hermanos Marx, Judy Garland, el perro de Truman o Errol Flyn, sin dejar por ello de respetar la esencia de la novela negra.
Crumley: he leído tres novelas de este escritor, las únicas publicadas en España, una es la mejor novela negra que he leído en mi vida, las otras dos son buenas. Siento por tanto un profundo respeto por este señor.
Chandler: reúne todas las esencias de la novela negra, Hammet la inventó pero Chandler le acabó de dar el toque que la diferencia de otros géneros. Y todo ello a pesar de sus finales poco comprensibles.
Himes logra una ambientación tan espectacular con tan pocas palabras que hace imposible no sentir respeto por su obra. Prueben a intentarlo y se darán cuenta de que el hombre estaba tocado por la Gracia.
No quiero olvidarme de tantos nombres merecedores de respeto: Thompson, Mc Coy, Ballinger, Mcdonald, Hadley Chase, Mc Bain, Spillane a pesar de todo, Goodis, Burnett y un considerable etc.
Tampoco quiero olvidarme de novelas fantásticas de escritores no tan fantásticos a mi parecer. Como ejemplo “Escupiré sobre vuestra tumba” de Boris Vian.
¿Cómo han influido en mi estilo esos escritores y esas obras? Pues de la manera como lo hacen siempre, admirándote, divirtiéndote, haciéndote desear ser capaz de crear tu propia obra tan bien como ellos lo hacen. Y cuando escribes recuerdas sus palabras, sus tramas, su sentido del humor. Más tarde si no eres un simple imitador aportas tu propio sentido del humor, tu ritmo, tus personajes, creas tu propio estilo, evolucionas. Tú sabes que mis últimas novelas, aun no publicadas, (este fin de año saldrá la primera de ellas), no mantienen el mismo estilo que obras anteriores. Lo que no hago nunca es traicionar las esencias primigenias del género negro. Y si lo hago ya me preocupo de que no sea una novela negra, me esmero para que sea otra cosa.
Hay quien afirma que no ha tenido influencias. De acuerdo, pero yo no me lo creo. Y si existen, son tan escasos como los dedos de un codo.
À.M. ¿Qué opinión te merece la nueva novela policíaca actual? Me refiero a la vorágine nórdica y a muchos de sus representantes como Stieg Larsson, Henning Mankell, Anne Holt y demás? Prefieres la vertiente mediterránea quizás con Manuel Vázquez Montalbán, Francisco González Ledesma, Jean Claude Izzo, Andrea Camilleri o Petros Márkaris?.
RESPUESTA.- En general mala, he dicho en público en alguna ocasión y sin consecuencias nocivas para mi salud, así que me atrevo a repetirlo aquí, que desde la muerte del último rey vikingo Harald el Despiadado en la batalla del Puente de Stamford en el año 1066, que provocó la desaparición de saqueos a pueblos y violaciones en conventos por parte de los piratas vikingos, los escritores nórdicos han ido perdiendo ritmo. No sé si tiene algo que ver con la perdida de la costumbre de usar cráneos humanos para el consumo de cerveza casera, pero lo parece.
Si, prefiero la vertiente mediterránea, sin duda.
À.M. ¿Vayamos a España. Como ves el género en la actualidad? ¿Qué autores te gustan? Crees que en la actualidad ha perdido buena parte de la esencia del género? Me explico: no te parece que las novelas de la generación de los ochenta tales como Juan Madrid, Andreu Martín, Julián Ibáñez seguían más el canon de la novela negra que las que se escriben hoy en día.
RESPUESTA.- En mi opinión la producción (palabra horrible aplicada a la literatura) española es buena, lo que no es tan bueno es la poca difusión de algunos escritores más que dignos. No voy a citar nombres, algunos son amigos y si no quiero ofender a nadie tendría que echar mano a la agenda y ponerlos a todos sin excepción. Y eso tampoco sería serio.
Si, claro que se ha perdido una buena parte de la esencia del género, lo hemos comentado antes.
Estamos de acuerdo, la generación de los ochenta es mucho más representativa de las esencias del género negro que la actual, tomándola globalmente. Y aquí ya que citas nombres me atrevo a hacer algún cometario personalizado: la serie de Toni Romano o la de Brigada Central de Juan Madrid me parecen a la altura de muchos de los pioneros americanos. De Andréu Martín puedo decir que “Prótesis” es una de las mejores novelas negras que he leído y teniendo en cuenta que he leído muchas, muy buena tiene que ser. Al respecto de Julián Ibáñez debo confesar que no he leído un gran número de su extensa producción pero las tres que he leído me han gustado.
Y sin ninguna duda, cualquiera de ellos ama el género negro y sienten la necesidad de respetarlo, no lo pueden disimular.
À. M. ¿Qué opinión te parece y que relevancia crees que ha tenido para la novela negra española y europea la aparición de Pepe Carvalho a manos de Manuel Vázquez Montalbán? ¿Crees que escribía novela negra? Incluso él –en ocasiones- era reacio a encasillarse como escritor de género.
RESPUESTA.- Querido Alex, tú sabes que hablar de Vázquez Montalbán me causa cierto desasosiego. Tú sabes también que soy por vocación y porqué no puedo evitarlo, políticamente incorrecto, no sé usar el halago fácil, ni mentir por conveniencia, no sé evitar desafiar a la corrección política.
Me repatea la corrección política
Y me preguntas por Vázquez Montalbán…
Pues bueno, al río que hace días que no nado.
No sé la relevancia que ha tenido para la novela negra europea, supongo que mucha, lo que ciertamente no acabo de ver claro es si ha sido para bien o para mal. La novela, negra o rosa no debe escribirse para convencer al lector de que determinada opción política es la mejor, para eso están los ensayos.
¿Si creo que escribía novela negra?. Por supuesto que si. Y además con un estándar de calidad alto.
¿Era reacio a encasillarse como escritor de genero?. Pues hacía bien y hasta podía dudar en encasillarse como escritor a secas. Ya que era, sobre todo, un activista político que hizo para su partido de referencia tanto como ese partido hizo por él.
Gente agradecida, tanto él como su partido.
Y a mí, apolítico militante, pasota de los ideales políticos, despreciador impenitente de discursos tendentes a recolectar votos, me molesta la actividad que desarrollaba Vázquez Montalbán. Tenía todo el derecho a desarrollarla, pero yo tengo todo el derecho a que me moleste y hasta a decirlo.
En más de una ocasión me han dicho que tengo muchos puntos en común con él.
Si, algunos tenemos. Tanto él como yo bebimos de los Chandler, Hammet etc., creímos en el mismo esquema y lo usamos. Claro que en algo nos parecemos, no podría ser de otro modo.
También ambos somos seguidores del Futbol Club Barcelona, club en el que afortunadamente caben todas las tendencias políticas y hasta las no tendencias, para mi suerte.
Y se acabó, no nos parecemos en nada más.
¡Ah perdón! Sus novelas se desarrollan en Barcelona y en el Barrio Chino, (hoy convertido por la especulación inmobiliaria en Raval, curioso que cuando no había un solo ciudadano chino allí se le llamaba Barrio Chino, ahora que está lleno se le llama Raval). Mis novelas también se desarrollan allí. Pero es que yo he nacido y he vivido siempre en Barcelona y el Barrio o Raval es un lugar magnifico para situar una novela negra, lo conozco, paseo a menudo por él, me lleno de sus malos aromas y pienso que simplemente contando lo que veo, así sin más, ya hago critica social, no tengo necesidad de apoyarla con ninguna consigna.
Y se acabó, ahora si se acabó.
À. M. ¿Y la novela negra en catalán? ¿Estás familiarizado con ella? Hay algún autor que te interesa?.
RESPUESTA.- Algo si conozco de la novela negra en catalán, soy catalán y leo en catalán tanto como en castellano, por tanto…
Y no, no hay un autor que me interese especialmente, lo cual no quiere decir que los considere malos, simplemente que hoy por hoy la novela negra catalana no me parece que tenga entidad propia.
À.M. Tú eres un gran defensor de la figura del detective privado. Que tiene este personaje que te apasiona tanto?. Eres consciente—como afirma Carlos Salem—que el detective se está quedando relegado a un segundo plano a favor de la aparición de la policía como protagonistas del género que nos ocupa?.
RESPUESTA.- Del par de ocasiones en que he hablado con Carlos Salem, la primera fue en la que hablamos más, y Carlos estaba tan profundamente cabreado con la prohibición de fumar en los espacios públicos que no nos dio tiempo a llegar a la figura del detective privado, (tradicional fumador ya que estamos en ello).
Pues si querido Carlos, si, tienes razón el policía está relegando al detective privado. Y lo hace por motivos obvios, en la vida real el detective cada vez más esta centrado en el negocio del cuerno, en la industria, en la colaboración con compañías de seguros y demás crímenes aburridos. Y para acabarlo de arreglar en España no puede intervenir en los casos “realmente criminales” si la policía no le da permiso, aquí un detective privado es usado por la policía como lo haría con un vidente, leedor de bolas o médium no feriante.
Pero nos olvidamos de una cosa, amigo Carlos: tú y yo, todos nosotros, escribimos ficción, no reportajes periodísticos. No sería decente inmiscuirnos en su profesión, me refiero a los periodistas, por mucho que ellos de vez en cuando lo hagan en la nuestra, pero es que a escribir una novela tiene derecho todo el mundo. Y si escribimos ficción lo hacemos para poder usar licencias que hagan gozar más a nuestros lectores. Para un periodista divertir a su lector tiene una importancia muy relativa, para un escritor atenerse a un hecho cierto y comprobado no es una misión primordial, tenemos misiones distintas.
Porque no me negaras (si lo haces estarás en tu perfecto derecho) que el detective ofrece mayores posibilidades, es más romántico y más novelesco. Es más romántico aunque solo sea debido a que la figura del policía es la antitesis del romanticismo, es más novelesco aunque solo sea porqué es menos real, y ofrece mayores posibilidades, aunque solo sea porqué además de los malos también le persigue la policía (la de cosas que tenemos que hacer para que entre todos no nos lo escogorcien en el primer capitulo).
Así y todo amigo Carlos tienes razón: la figura del policía está robando el protagonismo que hasta el momento ha tenido el detective privado en la novela negra. Y vuelves a tener razón Carlos: es una putada la ley antitabaco aplicada como la aplican. Y te lo dice alguien que abandonó el vicio de fumar hace veintiséis años, dos meses, tres semana, y cuatro días y que ya no siente el menor deseo de fumar, ni en lugares abiertos ni en lugares cerrados.
À.M. ¿Qué crees que es lo que está cambiando en la actualidad? ¿Qué ha perdido el género negro? Tienes la sensación que hemos perdido la novela negra como literatura de género y que se ha convertido como decía Manuel Vázquez Montalbán en una “posible novela social”?.
RESPUESTA.- Empezando por el final te diría que para Manuel Vázquez Montalbán el genero negro nunca fue otra cosa que una novela social conducida de forma que le sirviese de vehiculo para trasladar su apostolado a las masas.
Yo no quiero decir que no sea una “posible novela social” ya que en ocasiones y como he dicho antes el simple enunciado del problema y la descripción del ambiente y personajes le da una carga importante de estudio social, pero también y tal como he dicho antes una mirada atenta y la descripción de lo visto basta para trasladar al lector la sensibilidad social, no es necesario adoctrinarlo.
Además como “posible”, todo es posible, hasta que la frase de Manuel Vázquez Montalbán en realidad no quiera decir nada. Cosas menos “posibles” al fin y al cabo han resultado ciertas.
¿Qué ha perdido el genero negro?. Evidentemente identidad debido al proceso de mestizaje al que ya nos hemos referido.
¿Qué ha cambiado en la actualidad?.
Tantas cosas.
Tan pocas en el fondo.
¿Y si todo fuese una pura cuestión de modas?.
¿Y si todo fuese que las empresas tienen departamentos de Marketing y algo tienen que hacer para justificar su sueldo?.
Para despedirme me gustaría excusarme con los lectores que no estén de acuerdo con mis afirmaciones. Perdónenme. Yo también les perdono.
Posible títulos: Una mirada al género negro desde la incorrección política.
Entrevista a un rebelde en el marco del genero negro.
El primer titulo y el segundo subtitulando tampoco quedaría mal.
No te doy más títulos, al menos de momento, ya que estos dos me gustan mucho y ligan con el tono de las respuestas, me justifican y ayudan a entender al lector que lo que digo no es envidia (o no del todo), al fin y al cabo Juan Madrid es mucho más comunista que “Manolo” y le trato de puta madre.
SEGUNDA PARTE: La obra.